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» Diario Cordoba
Fecha: 06/07/2025 04:19
Son las 13.10 horas del sábado 5 de julio y el escenario lo compone el casco histórico de Córdoba. Las cifras oficiales de la Aemet dicen que, hasta el momento, se han alcanzado los 32 grados, aunque en el termómetro que está al final del puente de San Rafael la cifra reflejada es de 35. Por las inmediaciones de la zona histórica hay sitio para aparcar, pues los cordobeses se han sumado a la primera operación salida del verano. Han cogido las maletas, las neveras y las sombrillas, las han metido en el maletero y por la autovía, con el aire del coche a 21 grados, se han ido a pasar el fin de semana a la Costa del Sol. Mientras, en el Patio de los Naranjos cordobeses hay pocos. Por allí se dejan ver madrileños, algún alemán, un visitante asiático… Son dos caras de una misma moneda, la del turismo. Por un lado, está la cara playera, la del espeto y el tostarse al sol. Por otro, está la cruz, la de procurar no tostarse al sol, buscar la sombra y disfrutar de una ciudad, Córdoba, donde el calor no quita un ápice de brillo a su patrimonio, su bien cultural más preciado, su bien turístico más valorado. La Mezquita-Catedral, visita obligada «Venimos de Madrid a una boda de un compañero de trabajo», contesta Lucía Ordóñez al ser preguntada sobre su estancia en Córdoba en este caluroso sábado de julio. Lucía, junto a su pareja, aprovecha la mañana para dar un paseo por la Judería y visitar la Mezquita-Catedral: «ya que estamos aquí había que aprovechar, no nos vamos a quedar en el hotel por mucho calor que haga». Hay que ser valiente para elegir esta ciudad como destino turístico en verano, la verdad sea dicha. «Venimos de Barcelona, que allí también hace calor, además con humedad», explica Cristóbal, que ha venido a pasar cuatro días a Córdoba con su mujer y su hijo. «Allí tenemos playa y tampoco vamos mucho, no somos muy de playa nosotros», añade, también a la espera de entrar en la Mezquita. Y aunque podrían haber elegido un destino de interior más fresquito, este catalán comenta que «le teníamos muchas a ganas a Córdoba y al final en verano es cuando tenemos las vacaciones». Una pareja se toma un descanso sentada en unos escalones de la Mezquita-Catedral. / VÍCTOR CASTRO Córdoba, al final, tiene mucho que decir sea la época del año que sea. Además, quitando las altas temperaturas, es una ciudad disfrutable sin aglomeraciones ni prisas en estos meses. Y eso, los turistas a prueba de fuego, lo saben.
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