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» El litoral Corrientes
Fecha: 06/07/2025 01:35
n Era costumbre por ese entonces la pasión infantil porque mamá lleve a la mesa su sopa caliente de “fideo con letritas.” No dejaba de ser un acicate para que tomáramos la sopa diaria, sin protestar. Un nuevo motivo para comer, entreteniéndonos, haciendo del abecedario el atractivo de tomarla sopa sin protestar, construyendo el hombre del mañana, practicando con sabor los primeros “pininos” de la primaria. Los alimentos empujando la venta, hacía que cada producto se destacase con mayor marco mágico, directamente por enamorar y acostumbrar al recién niño labrándose su futuro con garras. Algunos de ellos conformaron una entidad de recursos con mucho de magia. “Vascolet”, cocoa vitaminizada para hacer más fuertes. “Toddy”, para servirlo con leche o solo, bebible. Toddy, con sus ídolos que encarnaban y daban personalidad en radio, el actor César Llanos como “Tarzán”, y Oscar Robito como “Tarzanito”, comparados con el “Rey de la selva”, por sus virtudes vitamínicas que conferían gran fortaleza. Pero qué tiene que ver la sopa con fideo letritas y la política argentina. Simplemente, verla flotar cada letrita que “navegaba” el plato confundía por su gran número y nuestro intento de identificarla con la cuchara, y conformar una frase. Hoy con tantos números flotando, convertidos en fideos, sería el más complejo de los enigmas. Porque cualquier cosa que se relacione con la economía de súper ajuste, no alcanzan los números ni la inteligencia por conferirnos respuestas creíbles con tanta disparidad con la realidad abrumadora. Los números abruman. Encuestas, inflación, promesas de una vida mejor que jamás viera las personas de a pie. Es como si hubiera dos Argentinas, una, dólar en mano viajando por el mundo, y me parece bien. Como la sopa de fideo de letritas, cuesta formar la frase afecto. Se trata de seres humanos. SOMOS LA GENTE. SOMOS SERES HUMANOS. Pero existe la otra que subsiste en el fondo de la tabla como desposeído, que jamás le llega esa perspectiva que los aliados ven. En la feria nunca se cruzaron con esa feliz perspectiva, que esperanzó en la macro, pero, en la micro hasta produjo que las ventas de comestibles bajara. Así, como hay argentinos que no se medican para no quitarles el pan de la boca a su familia, son muchos más de lo que se supone quedan mirando con la ñata contra el vidrio, en impotente actitud que “amasija” los sueños más hermosos. Y en este crudo invierno, cómo hace con las tarifas por los aires para cobijarse con luz que mitigue su frío que le calan los huesos. Me pregunto en esta época donde las cifras abundan en demasía cómo se hace para enfrentarlos cuando la contingencia es más dura y desconsiderada. Dan la impresión que sólo son números, jamás el rostro que está detrás, el ser humano, la persona que no ha tenido la suerte de estar en la otra mitad privilegiada del país lejano. Ha tenido la desgracia de componer y dar fuerza a esa masa indigente que jamás logra ser visto como la causa esencial de un país, iguales pero sin privilegios que le da lo mismo la libertad avanza o cualquiera que realmente se fije, piense, se sacrifique por ellos, o los defraude como siempre sucede, pero nadie se hace cargo. Paralelamente el destrato de los discursos han tomado un giro que no comprendemos, si no se putea, o se le denomina según la figura que otorgue la bronca de turno a la hora de exponerlo, es común y “asqueante”, mezclándolo todo que parece una burla. Decía un medio, midiendo los desvergonzados y maleducados discursos que en la intervención de dos de ellos de 106 minutos cada uno, se pronunciaron 51 insultos, inaugurando así como lo fuera mandriles en su momento uno nuevo: “Parásitos mentales.” Y por aquello de que, “Cuando más conozco a la gente, quiero mucho más a mi perro”, se anunció la decisión del Presidente de donar un millón de pesos a dos guarderías de perros. No veo mal, pero hay prioridades en un tiempo de sálvese quien pueda, casi, casi copiando al Cambalache de Enríque Santos Discépolo. En su primera estrofa, el compositor lo estrena en el año 1934, cantando Sofía Bozán en el teatro; letra por demás elocuente y que marca de alguna manera el clima sofocante de los tiempos difíciles y siempre tratando la marcha sin querella del indigente: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé / en el quinientos seis y en el dos mil también / que siempre ha habido chorros, / maquiavelos y estafaos, / contentos y amargaos valores y dublés. / Pero que el siglo veinte es un despliegue / de maldad insolente / ya no hay quien lo niegue, / vivimos revolcaos en un merengue / y en el mismo lodo todos manoseados.” Y, sigue la angustia de quien nació en el vagón de cola. Estuve pensando, lo de la recordación de la sopa con “fideo letritas”, que hacíamos magia con la cuchara para poder armar una palabra humeante de la sopa recién servida. Podríamos intentar una palabra que hace rato se la pasa de largo y se subestima a quienes habitan los pisos de abajo, sería un homenaje a los olvidados, no tenidos en cuenta pero su nombre es un orgullo y una obligación debida: LA GENTE. Un aterrado ser humano en los días impiadosos protagonista de una noticia nada halagüeña:“El Gobierno despidió a 50.000 empleados públicos, lo que ahorrará 2000 millones de dólares.” Como redes de carne colgando del gancho, inertes, viendo cómo se cotizan cada una de sus partes que otrora fueron. Me pregunto qué será de la gente. Qué será del ser humano, nuestros hermanos que hoy deambulan como nosotros sin vislumbrar “palenque donde rascarse”. Como la sopa de fideo letritas, cuesta formar la frase afecto. Se trata de seres humanos. SOMOS LA GENTE. SOMOS SERES HUMANOS.
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