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» Data Chaco
Fecha: 04/07/2025 15:30
La industria textil argentina atraviesa uno de sus momentos más críticos. En los primeros cinco meses de 2025, las importaciones de ropa crecieron un 150% en comparación con el mismo período del año anterior, según datos de la Fundación ProTejer. En total, ingresaron al país 12 millones de kilos de prendas terminadas, equivalentes a unas 60 millones de unidades. El cálculo excluye las compras realizadas por particulares a través de plataformas extranjeras como Shein, Temu o Amazon, que también operan sin mayores restricciones. Desde que Javier Milei asumió la presidencia y modificó las políticas industriales, el sector textil perdió 10.000 puestos de trabajo. La apertura de importaciones, la eliminación de controles y el uso extendido del sistema courier golpearon de lleno a las Pymes, que representan el corazón productivo del rubro. "No hay manera de medir el impacto real de plataformas como Shein porque ingresan vía courier y con una política de comercialización muy agresiva. Aprovechan que el Gobierno eliminó todos los controles y se puede comprar hasta 400 dólares sin pagar impuestos. Es muy difícil competir con la industria china, que no paga aranceles, no cobra el envío, no tiene controles de fabricación ni cumple leyes laborales o ambientales. Es una sangría constante de dólares para el país", explicó Luciano Galfione, presidente de la Fundación ProTejer. La situación es doblemente preocupante, advierten desde el sector: no solo se afecta la producción nacional, sino también la salud y los derechos de los consumidores. Shein, por ejemplo, lanza entre 6.000 y 10.000 nuevos productos por día y supera las 300.000 colecciones anuales. Sus prendas son fabricadas bajo condiciones laborales denunciadas por ONG internacionales, con jornadas que van de 8 a 22 horas y solo un día de descanso al mes, según un informe de la organización suiza Public Eye. A esto se suma el uso de materiales contaminantes. "Las prendas llegan a precios bajísimos y nadie controla si fueron confeccionadas con químicos peligrosos. No quisiera que un bebé chupe una remera importada, se intoxique y sufra una consecuencia grave. Como productores nacionales, protegemos al consumidor. El Estado debería hacer lo mismo", advirtió Galfione, quien destacó que países como Francia ya sancionaron leyes contra el modelo de sobreproducción de Shein para fomentar la sostenibilidad y cuidar su industria. Mientras tanto, Argentina va en dirección contraria. "Se eliminaron controles aduaneros y sobre la cadena de valor textil. Es una desregulación total que beneficia a unos pocos y perjudica a miles", señaló el industrial. Plataformas en ascenso, controles en retroceso A la ofensiva de Shein se sumó Temu, una app creada en 2022 que ya es la segunda plataforma de comercio electrónico más visitada del mundo, con más de 45 millones de usuarios. Con el lema "Comprá como millonario", ofrece desde ropa hasta productos electrónicos y artículos del hogar a precios irrisorios, valiéndose de un sistema de premios y referidos para atraer a más compradores. En Argentina, las compras por courier pueden realizarse hasta 12 veces al año por un valor de 50 dólares cada una, sin impuestos ni restricciones. Así, el esquema facilita el ingreso masivo de productos que no cumplen con estándares sanitarios, laborales ni ambientales, y que tampoco tributan. Un derrumbe anunciado La comparación entre años es elocuente: en todo 2024 se habían importado 4.800 toneladas de prendas terminadas. En solo cinco meses de 2025, esa cifra se triplicó: 12.000 toneladas. Hasta octubre del año pasado, la importación había caído un 15%, pero con las nuevas condiciones, el aluvión fue inmediato. "Las fábricas están operando al 40% de su capacidad. Ya hay cierres y suspensiones. Si esto sigue así, habrá más quiebras y pérdida masiva de empleos. Y como el 95% del sector son Pymes, ni siquiera se podrán pagar indemnizaciones", advirtió Galfione. Consultado sobre el diálogo con el Gobierno, el empresario fue contundente: "Estuvimos en la Secretaría de Comercio y en el Ministerio de Industria. Nos dijeron que es una política decidida e implementada por el Estado Nacional. Textualmente, me dijeron: ‘Por unos pocos que viven del sector textil, no se puede perjudicar a 50 millones de argentinos’". Visiblemente angustiado, agregó: "Es fácil decir desde un escritorio que hay que despedir gente. Nosotros conocemos a nuestros empleados, sabemos su historia, los formamos. ¿Con qué cara les digo que se quedan sin trabajo?". Y concluyó con una crítica directa: "El día que un funcionario pague un 931 —el formulario de AFIP para las cargas sociales—, aunque sea una vez, que venga a decirme con total liviandad que despida a alguien". Notas Relacionadas
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