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Concordia » Nuevaprensaentrerios
Fecha: 04/07/2025 12:40
El cuidado diario de la boca va mucho más allá de “lavarse los dientes tres veces al día”. Elegir el cepillo adecuado, no lastimar las encías, usar hilo dental y prestar atención a lo que comemos son factores fundamentales que muchas veces se descuidan por falta de información o por costumbre. Para conocer más sobre qué hacemos mal al momento de cepillarnos, cuáles son los alimentos que más favorecen las caries, qué tan grave puede ser el mal aliento persistente y cada cuánto tiempo deberíamos realmente visitar al dentista, hablamos con Giuliana Ilarregui, odontóloga, quien nos explicó de manera clara y detallada qué hábitos conviene reforzar y qué mitos es importante desterrar para mantener dientes y encías sanos a lo largo del tiempo. —¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos al momento de cepillarnos los dientes? El error principal que observo en la mayoría de los pacientes es el uso inadecuado del tipo de cepillo dental. Existe una idea muy extendida de que cuanto más duro sea el cepillo y más fuerza se aplique al cepillado, más limpia quedará la boca. Sin embargo, esto es completamente equivocado: cepillar con demasiada fuerza o con un cepillo de cerdas duras puede dañar seriamente los tejidos blandos de la boca, como las encías, e incluso desgastar el esmalte dental, que es una barrera fundamental contra las caries. En la consulta, siempre explico que la sensación de “raspar” no equivale a una mejor higiene. Otro error muy frecuente es no dedicarle el tiempo suficiente al cepillado, no recorrer de manera sistemática todas las caras de todas las piezas dentarias, incluyendo las zonas posteriores y las caras internas que suelen descuidarse. Por último, mucha gente no incorpora el uso del hilo dental en su rutina, cuando en realidad es una herramienta imprescindible para eliminar la placa y los restos de alimentos que quedan entre los dientes, donde el cepillo simplemente no llega. —¿El mal aliento siempre es señal de un problema bucal? ¿Qué lo puede estar provocando? Respecto al mal aliento, es importante aclarar que no siempre debe preocuparnos de la misma forma. El mal aliento que aparece por la mañana, al despertar, o después de un largo periodo de ayuno, suele tener causas fisiológicas normales, relacionadas con la disminución de la producción de saliva, que actúa como limpiador natural de la boca. Sin embargo, si el mal aliento persiste durante el día, puede ser una señal de que existe sarro acumulado o enfermedad periodontal (problemas en las encías y tejidos de soporte dental). En algunos casos, además, la halitosis puede estar vinculada a enfermedades sistémicas como la diabetes, problemas digestivos o alteraciones en el funcionamiento del hígado o riñones. Por eso, siempre es importante consultar para identificar el origen real y tratarlo adecuadamente. —Además del cepillado, ¿qué otros cuidados diarios son esenciales para mantener una boca sana? En la consulta, siempre trato de diseñar una rutina de higiene bucal que sea sencilla, práctica y realista para el paciente. No tiene sentido recomendar rutinas complicadas que después no van a sostenerse en el tiempo. Lo primero es enseñar a elegir el cepillo adecuado, que suele ser de cerdas suaves o medias, dependiendo de las características de la boca y la fuerza que aplique cada persona. También dedico tiempo a explicar y mostrar la técnica correcta de cepillado, porque de nada sirve un buen cepillo si no sabemos usarlo bien. En segundo lugar, insisto en la importancia del hilo dental como complemento esencial. Y si el caso lo requiere —por ejemplo, si hay inflamación de encías o tendencia a caries— puedo recomendar un enjuague bucal, pero siempre aclaro que su uso debe ser por un tiempo limitado y no reemplaza ni el cepillado ni el hilo. —¿Cada cuánto tiempo se recomienda visitar al dentista aunque no haya molestias? En cuanto a la frecuencia de las visitas al odontólogo, depende mucho del riesgo individual de cada paciente. Si se trata de alguien con bajo riesgo de caries, encías sanas y una buena técnica de higiene, solemos recomendar un control anual. En cambio, si observamos mayor acumulación de placa, tendencia a caries o problemas periodontales, es mejor hacer controles cada seis u ocho meses. Lo más importante es que el paciente comprenda que el éxito en el cuidado de la salud bucal depende principalmente del autocuidado diario: el odontólogo puede ayudar a prevenir, diagnosticar y tratar, pero la higiene diaria es la clave para mantener la boca sana. —Siempre se habló de lavarse los dientes 3 veces al día, pero ¿Cuál es el que no puede faltar? Respecto a la frecuencia del cepillado, la indicación general es hacerlo al menos tres veces al día: después del desayuno, después del almuerzo y antes de dormir. Sin embargo, el cepillado nocturno es el más importante de todos, porque durante las horas de sueño disminuye significativamente la producción de saliva, que normalmente ayuda a limpiar y proteger los dientes. Al estar la boca en reposo y sin el efecto limpiador de la saliva, las bacterias tienen más tiempo para actuar sobre los restos de alimentos y la placa, aumentando el riesgo de caries y enfermedad periodontal. Por eso, recomiendo que el cepillado de la noche sea más minucioso, dedicándole algunos minutos extra para repasar bien todas las superficies dentarias y usar el hilo dental. —¿Qué prevención hay que tener con las comidas en cuanto a las más propensas a generar caries? Sobre los alimentos más cariogénicos, los que presentan mayor riesgo son los dulces y los productos ultraprocesados que combinan azúcares y ácidos, como golosinas, bebidas azucaradas, jugos industriales y snacks. Muchas veces pongo el ejemplo de la miel: es un alimento natural, pero su consumo excesivo o frecuente, sin un posterior cepillado, también puede favorecer la aparición de caries. La clave está en mantener un equilibrio: no se trata de prohibir por completo estos alimentos, sino de consumirlos de manera moderada, preferentemente en momentos específicos del día y no “picotear” azúcares durante todo el día, porque eso mantiene alta la acidez en la boca durante horas. Y por supuesto, cepillar los dientes o al menos enjuagarse la boca con agua después de consumirlos ayuda mucho a reducir el riesgo. En definitiva, se trata de combinar buenos hábitos de higiene con una alimentación consciente para cuidar la salud bucal a largo plazo. Giuliana Ilarregui MP. 1439 Ortodoncia y ortopedia maxilar 3454101649- Consultorio Alvear
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