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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/07/2025 18:49
Saludo de capitanes en el Mundial de 1994: Maradona y Rufai (Shutterstock) El ex capitán y portero de la selección nacional de Nigeria, Peter Rufai, falleció a los 61 años tras batallar con una larga enfermedad, dejando un vacío profundo en el fútbol africano y en la memoria de quienes lo vieron brillar bajo los tres palos. “Vivirá por siempre en nuestros corazones”, expresaron los Super Eagles en un emotivo mensaje difundido en sus redes sociales, confirmando la noticia que sacudió a la comunidad futbolística del país y del continente. La muerte de Rufai, conocido popularmente como Dodo Mayana, se produjo la mañana del jueves 3 de julio, según informó la Federación Nigeriana de Fútbol (NFF). La noticia llegó poco después de otro golpe para el fútbol internacional: el fallecimiento del delantero del Liverpool, Diogo Jota, en un accidente de tráfico a los 28 años. La figura de Peter Rufai trasciende el deporte. Nacido el 24 de agosto de 1963 en Lagos, Nigeria, fue hijo del rey de Idimu, lo que lo convertía en heredero natural de la jefatura de esa región. Sin embargo, su pasión por el fútbol lo llevó a tomar una decisión que marcaría su vida y la de miles de aficionados: abdicar la corona para perseguir el sueño de defender el arco de su país. “Su legado vivirá en el arco y más allá”, afirmó la Federación Nigeriana de Fútbol, subrayando la huella indeleble que dejó en la historia del fútbol. La carrera de Rufai estuvo marcada por la disciplina, el profesionalismo y una inquebrantable vocación de liderazgo. Desde sus primeros pasos en clubes locales como Stationery Stores y Femo Scorpions, hasta su paso por el Dragons de Benín, el joven portero demostró una determinación poco común. Sus padres, conscientes de la importancia de la educación, insistieron en que completara sus estudios antes de lanzarse de lleno al fútbol profesional. Esta formación académica, sumada a su linaje real, forjó en él un carácter que lo distinguiría tanto dentro como fuera del campo. A los 26 años, Rufai dio el salto al fútbol europeo, una decisión que cambiaría el rumbo de su carrera. Su llegada a Bélgica le permitió integrarse primero al Loreken y luego al Beveren, donde permaneció hasta los 30 años. Posteriormente, su talento lo llevó a los Países Bajos, donde defendió la portería del Go Ahead Eagles. Fue en este club donde su desempeño sobresaliente le valió la convocatoria para el Mundial de 1994, disputado en Estados Unidos. Una serie de lesiones entre los arqueros titulares abrió la puerta para que Rufai no solo se convirtiera en el dueño del arco, sino también en el capitán de la selección nacional. El Mundial de 1994 representó el punto culminante de la carrera internacional de Rufai. Nigeria debutó con una contundente victoria 3-0 sobre Bulgaria, resultado que encendió la esperanza de toda una nación. En el segundo partido, el equipo africano se enfrentó a la poderosa Argentina de Diego Maradona. Aunque Siasia adelantó a Nigeria, dos goles de Claudio Caniggia —el segundo tras el célebre grito de “Diego, Diego” dirigido a Maradona para recibir la asistencia— sellaron la victoria albiceleste por 2-1. A pesar de la derrota, la actuación de Rufai fue destacada por su temple y reflejos, cualidades que lo consolidaron como uno de los mejores porteros del torneo. Nigeria logró avanzar a octavos de final tras vencer 2-0 a Grecia, pero su sueño mundialista terminó al caer 2-1 frente a Italia. Aquel, fue el último cotejo del mítico Diez con la casaca albiceleste: el control antidoping post partido determinó que había consumido pseudoefedrina en un complejo comprado en Estados Unidos. Y la ilusión del conjunto que dirigía el Coco Basile también se desvaneció. suspendido Maradona, Argentina tropezó en octavos ante Rumania. La influencia de Rufai no se limitó a la selección nacional, con la que también jugó en la Copa del Mundo de Francia 98. Su carrera en clubes europeos abarcó ligas de Bélgica, Países Bajos, Portugal y España. Tras su paso por el Go Ahead Eagles, defendió los colores del Hércules y el Deportivo La Coruña en España, y del Gil Vicente en Portugal, donde se retiró a los 37 años. Su experiencia internacional enriqueció su visión del fútbol y le permitió convertirse en un referente para las nuevas generaciones de porteros africanos. El aprecio por Rufai no solo se explica por sus logros deportivos, sino también por su compromiso con el desarrollo del fútbol juvenil. Tras colgar los guantes, fundó la Staruf Academy en Lagos, un proyecto dedicado a la formación de jóvenes talentos y a la promoción de la educación entre los deportistas en formación.
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