03/07/2025 21:22
03/07/2025 21:22
03/07/2025 21:21
03/07/2025 21:21
03/07/2025 21:21
03/07/2025 21:21
03/07/2025 21:20
03/07/2025 21:20
03/07/2025 21:19
03/07/2025 21:18
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/07/2025 12:36
La estrategia se basó en la LECAP S15G5, un bono de corto plazo en pesos que el banco compró a $129,38 y vendió a $139,80, mientras el dólar bajaba levemente (Reuters) La semana pasada se conoció que uno de los bancos más grandes de Wall Street decidió cerrar algo antes de lo esperado una estrategia de inversión de riesgo que había optado por llevar adelante luego de la decisión del Gobierno argentino de levantar el cepo cambiario para personas físicas, en abril pasado. El banco de inversión J.P. Morgan había anunciado su intención de armar un esquema de carry-trade de corto plazo a días del relajamiento de los controles de cambio como un giro en su postura cautelosa con la Argentina. El levantamiento del carry es, como mínimo, un desensillar hasta que aclare en ese giro que pensaba sostener hasta las elecciones. El paso al costado del gigante de Wall Street llamó la atención del mercado y fue seguida por un repunte del dólar en el mercado cambiario argentino, que está en sus niveles máximos desde el fin del cepo para personas físicas. Conociendo el timing, entonces, se puede saber cómo se instrumentó, qué activos usó y cuánto rindió el carry de J.P. Morgan. Una apuesta a tasas altas y dólar controlado El 15 de abril de 2025, J.P. Morgan recomendó a sus clientes tomar una posición en pesos en el mercado argentino. La estrategia se basó en un clásico de las inversiones financieras: el carry trade. La premisa fue simple. Aprovechar un contexto en el que las tasas en moneda local eran muy altas, mientras el tipo de cambio permanecía bajo control tras un cambio de régimen cambiario y la eliminación de varias restricciones para operar en los distintos mercados de divisas. La jugada no buscó asumir grandes riesgos de largo plazo. En cambio, apuntó a una ganancia rápida, respaldada por rendimientos elevados y un nuevo esquema de flotación administrada del tipo de cambio. Con este marco, el banco eligió un instrumento puntual para canalizar la apuesta: la LECAP 3.9 08/15/25, también conocida en los sistemas de mercado como S15G5. El precio de entrada fue 129,38 pesos, con una tasa interna de retorno estimada en 40,5% anual. Para los inversores del exterior, la operación implicó ingresar dólares al país, convertirlos a pesos mediante el dólar contado con liquidación (también llamado dólar financiero) y usar esos pesos para comprar el bono. El tipo de cambio utilizado en ese momento fue 1234 pesos por dólar. El objetivo era doble: cobrar intereses y, al final del período, salir nuevamente al dólar a través del mercado financiero. El contexto de abril: dólar en calma y bonos atractivos El punto de partida de la estrategia fue una serie de anuncios del Gobierno. El Banco Central presentó un nuevo régimen de tipo de cambio, con bandas entre 1.000 y 1.400 pesos por dólar, que implicó la eliminación del “crawling peg” del 1% mensual. A la vez, se desactivaron varias restricciones cambiarias que hasta ese momento limitaban a personas y empresas. Los exportadores, por ejemplo, pasaron a liquidar el 100% de sus ventas en el mercado oficial, en lugar del 80% previo. También se levantaron trabas para pagar dividendos y se facilitó el acceso a divisas para importadores. En ese marco, JP Morgan explicó que esperaba una brecha cercana a cero entre el dólar oficial y el contado con liquidación, dado que los individuos podían arbitrar libremente entre ambos mercados. Esa unificación práctica, junto con una fuerte inyección de liquidez desde el FMI y otros organismos, mejoraba el panorama para invertir en pesos. Los analistas del banco señalaron además que el contexto de reservas y expectativas ayudaba a pensar en una estabilidad cambiaria suficiente como para sostener la estrategia sin riesgo de una devaluación abrupta. De hecho, el tipo de cambio oficial cerró ese día en 1.196 pesos, apenas por debajo del centro de la banda, y el contado con liquidación cotizó en 1.234 pesos. La brecha entre ambos mercados se redujo a poco más del 3 por ciento. El rendimiento de la Lecap S15G5 La LECAP 3.9 08/15/25 es una letra en pesos a tasa fija y con capitalización, emitida por el Tesoro argentino. Esto quiere decir que no paga intereses periódicos, sino que capitaliza internamente el rendimiento y se cobra todo al vencimiento. Este tipo de instrumentos suele ser atractivo en contextos de tasas altas y liquidez restringida. Desde el inicio de la operación hasta su cierre, el precio de la LECAP aumentó de 129,38 a 139,80 pesos, un incremento del 8,05% en moneda local. Si se considera que el período duró 73 días, el rendimiento en pesos fue alto, sobre todo en relación con el riesgo asumido. Por otro lado, el tipo de cambio usado para cerrar la operación (vender la LECAP y recomprar dólares vía contado con liquidación) fue 1.206 pesos por dólar, levemente por debajo del nivel de entrada. Esto representó una apreciación del peso de 2,27% frente al dólar en ese tramo. El cierre del carry trade coincidió con el fin de la liquidación del agro, mayores salidas por turismo y señales de intervención del BCRA en el mercado de cambios (Reuters) Una operación simple, con reglas conocidas La lógica de la estrategia fue típica del carry trade. El inversor colocó fondos en un bono en pesos de corto plazo, mientras el riesgo cambiario se mantuvo acotado. Esto permitió que el alto interés del bono no se licuara por una devaluación, como ocurre en escenarios más volátiles. Este tipo de apuestas suele tener una condición crítica: el control del tipo de cambio. Si el dólar sube bruscamente, la ganancia en pesos puede evaporarse en el momento de salir de la operación. Por eso, el ancla del esquema —las bandas cambiarias del BCRA— fue clave para que la estrategia tuviera sentido. Otro factor relevante fue la reducción de restricciones cambiarias. Al eliminar la barrera de los USD 200 mensuales y permitir que las personas físicas operaran libremente en ambos mercados, el Gobierno facilitó el arbitraje de precios entre el mercado oficial y el financiero. Eso contribuyó a sostener una brecha baja y reducir la percepción de riesgo para los inversores. Además, la oferta estacional de dólares del campo durante el segundo trimestre reforzó la estabilidad del mercado de cambios, tal como anticipó el banco en su análisis inicial. El contexto internacional, sin grandes sobresaltos, también ayudó a mantener la apuesta sin sobresaltos mayores. JP Morgan desarmó su posición en pesos tras 73 días y obtuvo una ganancia del 10,4% en dólares, capitalizando tasas locales altas y un tipo de cambio estable (Reuters) Cierre y ganancia final: 10,4% en 73 días El 27 de junio, J.P. Morgan informó el cierre formal de la estrategia. Argumentó que habían finalizado las condiciones iniciales que sostenían el trade. Entre ellas, mencionó el fin de la temporada de liquidación agrícola, el aumento de salidas de divisas por turismo, el ruido electoral creciente y la reciente intervención del BCRA en el mercado de derivados para contener el tipo de cambio, sin que se alcanzara el techo de la banda. La recomendación fue salir del bono S15G5, que se vendió a 139,80 pesos, y recomprar dólares a un tipo de cambio de 1.206 pesos por dólar. Con estos valores, la ganancia total de la operación fue del 10,4% en dólares. Esto incluye tanto la mejora en el precio del bono como el efecto favorable de la apreciación del peso frente al dólar. Calculado en términos anualizados, la operación implicó una rentabilidad de 64,4% en dólares. Este valor resulta de capitalizar el rendimiento obtenido en los 73 días que duró la estrategia. J.P. Morgan sigue viendo potencial en la economía argentina Aunque J.P. Morgan optó por cerrar su posición en bonos en pesos, sus analistas mantuvieron una visión positiva sobre las perspectivas de mediano plazo para la economía argentina. En su informe, destacaron la importancia del nuevo acuerdo con el FMI, el impacto favorable de las reformas fiscales, y el posible rol de las elecciones legislativas de octubre como un nuevo catalizador para los mercados. El banco consideró que, pese a la fragilidad financiera del país y los riesgos globales, Argentina podría recuperar el acceso a los mercados internacionales hacia principios de 2026. La proyección incluyó la posibilidad de emitir hasta USD 4.000 millones en bonos durante ese año, según lo previsto en el programa económico vigente. A la vez, valoró el efecto del respaldo explícito de organismos multilaterales y del Tesoro de Estados Unidos, que respaldaron públicamente el nuevo esquema de políticas.
Ver noticia original