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  • En medio de un papelón, avanzó en el Senado la discusión de la ley que mejora las jubilaciones

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 01/07/2025 20:36

    La legisladora macrista y aliada libertaria Carmen Álvarez Rivero fue ratificada como titular de la comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara alta, en una disparatada reunión (Fotos: Prensa Senado) La oposición kirchnerista y parte de la dialoguista lograron esta tarde que se active y avance en el Senado, pese a los deseos contrarios del oficialismo y semanas de dilación, la discusión de la ley que mejora las jubilaciones, una iniciativa ya aprobada por Diputados y con potencial veto anunciado -como el año pasado- del Ejecutivo. Todo esto se dio en una reunión que derivó en papelón, tras la ratificación como titular de la comisión de Trabajo a la macrista cordobesa y aliada libertaria Carmen Álvarez Rivero. El derrotero dejó expuesta la paupérrima orden -sin estrategia alguna- de la Casa Rosada, que apostó a olvidar lo más que se pueda no sólo la ley en cuestión, sino también la reanimación de la moratoria previsional que también avaló la Cámara baja semanas atrás. También quedó más que claro que el reglamento, una vez más, fue tirado a la basura por varios de los senadores presentes. La convocatoria arrancó con los 17 miembros de la comisión presentes, algo cercano a la celebración de un gol. Tenía un motivo específico de parte de casi toda la oposición: enterrar la orden del Ejecutivo de dormir los temas. “Quieren cerrar el Congreso y también insultarnos sin parar no por trabajar. Es decir, quedarse con todo, también con el relato. Las cosas no son así”, sentenció un experimentado senador a Infobae al término del encuentro. El convite se inició de manera pacífica, con la ratificación de Álvarez Rivero, mientras que la vice quedó en manos del cristinista Mariano Recalde (Ciudad de Buenos Aires). En tanto, la secretaría cayó para el libertario Bruno Olivera Lucero (San Juan). El legislador cristinista y vice presidente de la comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara alta, Mariano Recalde La citación tenía tres puntos: elección de autoridades, días de reuniones y plan de trabajo de la comisión. Consumadas estas cuestiones, la cordobesa dio por finalizado el cónclave, se levantó de su asiento y quiso partir. En ese instante, Recalde solicitó la palabra y pidió dos mociones: habilitar la discusión de las dos leyes y circular dictámenes de ambas iniciativas. El tema de los despachos que quiso deslizar el senador kirchnerista, en realidad, chocan con los usos y costumbres del reglamento de la Cámara alta. Es que, para los dos proyectos, la firma de dictámenes debe ocurrir en un plenario de las comisiones que intervienen en estos textos: Trabajo y Previsión Social -cabecera-; y Presupuesto y Hacienda. La última es comandada por el jefe libertario, Ezequiel Atauche. Fue el jujeño quien, ante la negación de Álvarez Rivero a las propuestas de Recalde -las mociones se votan, regla de oro del Senado- dijo que la reunión en cuestión no incluía dichas leyes y que dictaminar -algo imposible, ya que había un plenario- “sería un error”. Al resto de la comisión le pareció tardío el mensaje de Atauche. En realidad, el mensaje fue para el Ejecutivo, quien es el que dio la orden de cerrar la Cámara alta hasta agosto. También la picardía de todos los bloques, que saben que en la segunda quincena de julio, habrá unas vacaciones de invierno siempre inventadas para mermar la actividad. Seguido al jujeño, senadores kirchneristas y de la oposición dialoguista -aparecieron varios que asisten poco al Congreso, pero no perdieron la oportunidad de meter bocado- ingresaron en una puja delirante sobre las mociones y caminos intermedios, como hubiese sido la realización de un plenario mañana o el jueves para saldar el asunto y descomprimir el clima. A esta altura, Álvarez Rivero sumaba dos intentos de partida del salón Arturo Illia y regreso a su asiento para que Recalde, como vice de la comisión, continuara a cargo de la jornada. “No hay vocación de usted y Atauche de tratar temas. Digan públicamente ‘no queremos tratar tema’, pero díganlo así o votemos”, expresó la porteña Guadalupe Tagliaferri, electa legisladora porteña en la lista del ex jefe de Gobierno de la Ciudad Horacio Rodríguez Larreta. Fue quien, al momento de la verdad, sumó la novena voluntad de las 17 en juego para validar la moción de Recalde. De hecho, fue Tagliaferri la que, en medio del descontrol, aportó un ejemplo sensato para definir las mociones. “Es como que -la vicepresidenta y titular del Senado- Victoria Villarruel considere que no está facultada para mandar votar una moción. Usted está facultada y no está ejerciendo el rol de presidenta”. Palabras similares había utilizado minutos atrás la kirchnerista Juliana Di Tullio. “Al borde del capricho”, le espetó el peronista puntano Fernando Salino. “Cotorras”, acusó el zigzagueante jefe del radicalismo, Eduardo Vischi, para que lo dejaran hablar mientras buscaba sin éxito -ya, algo habitual en el correntino- aportar alguna solución. Noticia en desarrollo…

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