01/07/2025 20:56
01/07/2025 20:56
01/07/2025 20:56
01/07/2025 20:55
01/07/2025 20:55
01/07/2025 20:55
01/07/2025 20:55
01/07/2025 20:55
01/07/2025 20:55
01/07/2025 20:55
» Diariopinion
Fecha: 01/07/2025 14:35
Desde Nueva York, Estados Unidos – El nombre de Loretta A. Preska no es nuevo para los círculos legales de Nueva York, pero en las últimas horas volvió a resonar con fuerza en Argentina: fue ella quien ordenó que el país entregue su participación mayoritaria del 51% en YPF como parte del pago de una sentencia multimillonaria en su contra. La decisión generó un sismo político y jurídico en Buenos Aires, afectando directamente al presidente Javier Milei y reavivando las tensiones heredadas del kirchnerismo. Preska, de 75 años, ocupa desde 1992 un cargo en el Tribunal de Distrito Sur de Nueva York, una de las más poderosas e influyentes de Estados Unidos. Fue nombrada por el expresidente George H. W. Bush y es considerada una jueza de orientación conservadora. Ocupó la presidencia del tribunal entre 2009 y 2016 y tomó "senior status" en 2017, una especie de semirretiro que le permite seguir dictando sentencia en causas de alto perfil, como la del juicio contra el Estado argentino por la expropiación de YPF. De ascendencia lituana y con formación en química, Preska estudió derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Fordham y obtuvo un posgrado en regulación comercial en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. Su carrera como abogada en Manhattan incluyó años en estudios jurídicos de elite antes de llegar al tribunal. Desde entonces, ha estado al frente de juicios que involucran desde piratas somalíes hasta el sistema financiero global. En 2009, Preska estuvo al frente de un momento histórico del sistema judicial estadounidense: presidió la primera audiencia civil de un detenido trasladado desde Guantánamo, Ahmed Khalfan Ghailani, acusado de participar en los atentados contra las embajadas de EE.UU. en Kenia y Tanzania en 1998, que dejaron más de 200 muertos. Fue ella quien condujo la lectura de cargos en un tribunal federal de Manhattan, marcando un punto de inflexión en el debate sobre cómo juzgar a sospechosos de terrorismo: en cortes civiles o en comisiones militares. Desde 2011, Ghailani cumple una condena de cadena perpetua en una prisión federal de máxima seguridad en Colorado. La audiencia inicial encabezada por Preska fue clave: simbolizó el esfuerzo por legitimar el sistema judicial ordinario incluso ante los crímenes más graves del terrorismo internacional. En lo penal, la jueza también supervisó juicios como el del somalí Abduwali Muse, el único sobreviviente del grupo que secuestró el barco Maersk Alabama en 2009, un caso que inspiró la película Captain Phillips, protagonizada por Tom Hanks. Preska lo condenó a 33 años de prisión por piratería y toma de rehenes. El joven, que tenía apenas 18 años en el momento del ataque, fue declarado culpable de múltiples cargos por secuestrar y amenazar de muerte al capitán estadounidense Richard Phillips. Hoy cumple su condena en una prisión federal de máxima seguridad en Indiana. También llevó el caso de "Sabu", el hacker de Anonymous que se convirtió en informante del FBI, así como el del abogado ambientalista Steven Donziger, cuyo juicio fue criticado por Naciones Unidas. Su reciente decisión contra Argentina —a la que acusó de "ignorar sistemáticamente" los fallos previos— no solo amenaza con cambiar el mapa de control de YPF, sino que también se inscribe en su historial como jueza implacable frente a Estados soberanos que, en su criterio, no respetan los compromisos financieros asumidos. "La cortesía internacional no es una calle de sentido único", escribió en su último fallo. Años atrás, el nombre de Preska incluso sonó como posible candidata a la Corte Suprema durante el gobierno de George W. Bush. Aunque ese nombramiento nunca se concretó, su peso en la justicia estadounidense ha sido duradero. En su vida personal, está casada con Thomas Kavaler, abogado de renombre en Nueva York, y es madre de dos hijos. Vive en el pintoresco pueblo de Garrison, a orillas del río Hudson. Desde su juzgado en Manhattan, la jueza Preska volvió a marcar la historia reciente de la Argentina con una decisión que resuena no sólo en los mercados, sino también en el corazón de su política energética y soberanía estatal.
Ver noticia original