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  • Desigualdad planificada: del 1% global a la motosierra local

    Rio Negro » Adn Rio Negro

    Fecha: 01/07/2025 11:11

    (Por Silvina García Larraburu*).- Los últimos datos del INDEC son elocuentes: el 10% más rico de la población argentina percibe 15 veces más que el 10% más pobre. Esta es la brecha más alta desde la salida de la pandemia. Al mismo tiempo, un 20,4% de la población recibe ingresos inferiores al 50% de la mediana. ¿Qué significa esto? Que uno de cada cinco argentinos vive con menos de $200.000 mensuales. Y sin embargo, se nos quiere convencer de que la economía está mejorando. El Gobierno celebra una leve baja en el coeficiente de Gini, como si no supiera -o no quisiera decir- que la comparación se hace con el trimestre inmediatamente posterior a la megadevaluación del 55% de diciembre de 2023. Un punto de partida deliberadamente devastado. Estos niveles de desigualdad no son accidentes. Son consecuencia directa de una política económica diseñada para beneficiar a los más poderosos. No es la primera vez que ocurre en nuestro país. A lo largo de nuestra historia reciente, los gobiernos de corte liberal o neoliberal han impulsado modelos de concentración del ingreso, devastación del mercado interno y transferencia regresiva de recursos. En 1976, la dictadura cívico-militar implantó un modelo financiero especulativo, destruyó la industria nacional y endeudó al país a niveles inéditos. En los ’90, se profundizó ese camino con privatizaciones, apertura irrestricta de importaciones y desregulación del trabajo. El resultado: desocupación, exclusión y la tragedia del 2001. Luego, durante el macrismo, se volvió a privilegiar al capital financiero: fuga de capitales, endeudamiento con el FMI, tarifazos y caída del salario real. Hoy, el gobierno de Javier Milei continúa esa senda con una brutalidad inédita: motosierra al gasto social, entrega de los recursos estratégicos y un ajuste que recae siempre sobre los mismos sectores. No se trata solo de un modelo económico. Es una cosmovisión. Una donde el “mercado” sustituye al Estado, donde los derechos se reducen a privilegios de pocos, y donde el pueblo es considerado un estorbo para los negocios. Esta lógica no es exclusiva de la Argentina. A nivel global, la desigualdad también es alarmante. Según Oxfam, el 1% más rico de la humanidad concentra más riqueza que el 99% restante. La financiarización de la economía, el extractivismo de datos, la evasión fiscal y los paraísos fiscales perpetúan un sistema que enriquece a una minoría y condena a las mayorías a la precariedad. Sin embargo, nuestro país tiene una historia distinta. Cada vez que Argentina buscó crecer con inclusión, lo hizo de la mano del peronismo. Fue el peronismo el que construyó una clase trabajadora con derechos, que entendió que el salario no es un costo, sino el motor del consumo y del desarrollo. Fue el peronismo el que impulsó la industrialización, la soberanía económica y la movilidad social ascendente. Y será el peronismo, una vez más, el que proponga una salida con justicia social, con trabajo, ciencia y tecnología, salud y educación pública. Hoy, frente a un modelo que concentra, excluye y desprecia, debemos levantar la voz. No se puede gobernar contra el pueblo. No se puede construir una Nación entregando sus recursos, quebrando su sistema científico y universitario, ni destruyendo su tejido productivo. No queremos una Argentina del 1%. Queremos una Argentina para todos y todas. Y sabemos cómo hacerlo. *Senadora por Río Negro, Partido Justicialista.

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