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» Diario Cordoba
Fecha: 01/07/2025 08:01
Cuando el alto el fuego entre Irán e Israel fue anunciado, Sera, una iraní-estadounidense sintió una mezcla de alivio y tristeza. Alivio, evidentemente, porque los bombardeos terminaban y las posibilidades de que sus familiares —ella había salido del país— en Irán muriesen bajo los ataques de Tel Aviv se eliminaban. Al menos por ahora. Pero tristeza, también, porque el régimen iraní seguía en pie. "Las sensaciones estos días han sido muy extrañas. Porque no creo que la forma de poder derrocar al gobierno sea con bombardeos, pero al mismo tiempo creo que se debe hacer todo lo posible para acabar con la República Islámica. Muchos pensamos lo mismo. Los iranís hemos hecho muchos sacrificios para que caiga el régimen, muchas personas han sido matadas en protestas, pero por desgracia estamos solos", dice Sera, ya fuera de Irán y de camino de vuelta a Estados Unidos, donde reside. Ha sido la duda de esta guerra de 12 días: el primer ministro israelí, Benyamín Netanyahu, y el presidente estadounidense, Donald Trump, en sus declaraciones constantes, idas y venidas dialécticas, han apostado por el derrocamiento del líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, para más tarde asegurar que no, que su intención nunca fue esa, sino tan solo dañar el programa nuclear persa. Dos semanas y 638 muertos después —la mayoría en Irán— Jameneí sigue al mando, aunque debilitado y, a pesar de haber declarado victoria, con una cúpula militar diezmada y descabezada. "Mucho más debilitado" "El futuro cercano no va a ser fácil. Está todavía por ver el impacto que va a tener la guerra a medio o largo plazo, pero los militares asesinados eran gente irremplazable en el sentido de la experiencia que tenían, de los contactos que tenían y de las cosas que sabían. Eventualmente ya han sido relevados en sus puestos por gente que tendrá que ganar esa experiencia, que tendrá que ganar ese conocimiento que tenían ellos", asegura Javier Gil Guerrero, investigador del ICS de la Universidad de Navarra y experto en Irán. "A pesar de que políticamente no haya sido probablemente un golpe muy duro contra Jemeneí, ya que Israel no ha matado a ningún político excesivamente relevante ni, por ejemplo, a ningún candidato a suceder al ayatolá cuando muera, sí que militarmente y sobre todo nuclearmente Irán ha quedado mucho más debilitada. En todo lo referente al aparato de seguridad del Estado, es un golpe devastador", continúa Gil Guerrero, que sin embargo explica que, hasta ahora, las distintas facciones dentro del poder en Teherán han mostrado cohesión y han cerrado filas en torno al líder supremo, cuyo paradero sigue aún desconocido ante el temor de un posible asesinato. Estado nuclear La gran duda, ahora, es cuál es el estado del programa nuclear iraní, duramente castigado tanto en los ataques diarios de Israel —que también atacaba a la población civil— como en el bombardeo del lunes por la noche de EEUU contra las estaciones de Fordow, Isfahan y Natanz. Trump, en sus declaraciones, ha asegurado que Washington ha destruido por completo todo el programa nuclear iraní y los lugares atacados, y que Teherán ha sido mandada a la casilla de salida si quisiera desarrollar la bomba nuclear. Un informe filtrado a la prensa de la Agencia de Inteligencia de Defensa del Pentágono, sin embargo, asegura que el programa iraní de enriquecimiento de uranio ha sido tan solo "retrasado uno o dos meses". Irán ha dicho que movió sus existencias de uranio enriquecido a lugares seguros antes de los ataques. La República Islámica posee uranio enriquecido al 60%, muy cercano al 90% necesario para desarrollar la bomba atómica. "Ahora mismo tiene que haber un descontento enorme entre los militares de la Guardia Revolucionaria por el fiasco de que ha sido todo. No solo las últimas dos semanas, sino ya desde la guerra de Israel contra Hamás, contra Hizbulá, la caída de Asad en Siria… Ha sido una pérdida tras otra de pilares básicos de la seguridad y la hegemonía regional de Irán. Y luego está la penetración de inteligencia que ha conseguido Israel. Ahora hay una desconfianza y un nerviosismo gigantes en Teherán", explica Gil Guerrero. El enemigo en casa Así, desde el inicio de la guerra con Israel, Irán ha detenido a más de 700 personas dentro de sus propias fronteras, acusadas de supuestamente espiar por Tel Aviv. En este mismo periodo de tiempo, seis personas han sido ejecutadas por ello, en juicios expeditivos. "Están en un modo de paranoia total. Todo el mundo en Irán es ahora un potencial espía israelí, y te pueden acusar de cualquier cosa. Sinceramente, creo que ya no volveré nunca más a Irán a ver la familia mientras el régimen siga. No soy alguien que siga especialmente la política, pero estoy convencida de que ya nadie está seguro; que si quieren, te acusan de lo que sea", dice Sera. "El régimen nunca ha necesitado ninguna excusa para perseguir a los opositores y para hacer lo que quiera —considera Gil Guerrero—. Es decir, nunca ha respetado los Derechos Humanos, ya antes de estar en una situación de excepcionalidad. Es decir, no necesita ninguna excusa ni cortina de humo para hacer lo que hace habitualmente. Pero es verdad que incrementará su represión por toda la paranoia y desconfianza que existe dentro del aparato del Estado". Suscríbete para seguir leyendo
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