Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Cumbre de los BRICS en Río: entre la expansión del bloque y las ausencias notables

    » Misionesparatodos

    Fecha: 30/06/2025 09:26

    La 17ª cumbre de los BRICS se celebrará el 6 y 7 de julio en Río de Janeiro, en un mundo marcado por un récord de conflictos armados. Sin la presencia de Xi Jinping ni Putin, la reunión podría perder peso político, con solo Narendra Modi confirmado entre los líderes. La 17ª cumbre de los BRICS se celebrará los días 6 y 7 de julio en Río de Janeiro, en un escenario global marcado por la inestabilidad y un número récord de conflictos armados. Según el Institute for Economics and Peace, en 2024 el mundo alcanzó su mayor nivel de violencia desde la Segunda Guerra Mundial, con 56 conflictos activos que involucran a 92 países. A esa cifra se suman los recientes ataques de Israel y Estados Unidos contra Irán, uno de los nuevos miembros del bloque. Este contexto de tensión internacional parece reflejarse también en la dinámica interna de la cumbre, que enfrentará un desafío clave: la baja participación de líderes. El embajador de China en Brasil ya confirmó que el presidente Xi Jinping no asistirá al encuentro; en su lugar, acudirá el primer ministro Li Qiang. Tampoco estará presente el presidente ruso Vladímir Putin, quien intervendrá por videoconferencia debido a la orden de arresto emitida en su contra por la Corte Penal Internacional. En los bastidores, la principal preocupación de la presidencia brasileña es la baja tasa de adhesión de los jefes de Estado. Sin Xi Jinping y Putin, y con la única presencia confirmada del primer ministro de la India, Narendra Modi, la reunión en Río de Janeiro podría perder fuerza. ¿Qué es el grupo de los BRICS? La agrupación de los BRICS representa el foro internacional de cooperación de los países emergentes del llamado sur global, y Brasil ostenta por cuarta vez la presidencia rotativa. El grupo nació en 2001 e inicialmente estaba formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Hoy está compuesto por 11 miembros, tras la entrada de Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia. Juntos, representan el 40% de la población mundial, el 30% de la economía y el 20% del comercio planetario. Además, este año hay nueve países invitados: Bielorrusia, Bolivia, Kazajistán, Cuba, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán. Estos países pueden participar en la cumbre y la reunión de ministros de Relaciones Exteriores, y podrán sumarse a otras sesiones de debate del foro, previa consulta y consentimiento de los países miembros. También podrán suscribir las declaraciones de la cumbre del BRICS y otros documentos finales. Su eventual admisión definitiva será llevada a cabo por etapas, a través de consultas informales y con el consenso del bloque. Hasta la fecha, los BRICS no han sellado una alianza militar, pero se proponen como una alternativa económica y diplomática en busca de una nueva orden mundial. En cierta forma, desafían la hegemonía de las grandes potencias que dominan el escenario internacional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y rechazan abiertamente la bipolaridad protagonizada por Washington y Moscú. En 2014, los BRICS crearon el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, en su sigla en inglés). Con sede en Shanghái, actualmente es presidido por la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff.La institución cuenta con un capital autorizado de 100.000 millones de dólares. Hasta 2024, ha financiado 98 proyectos por aproximadamente 33.000 millones de dólares, sin imponer las condiciones neoliberales del FMI. Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo y expresidenta de Brasil, pronuncia un discurso durante una ceremonia de entrega de premios previa al Día Nacional de China en el Gran Salón del Pueblo de Pekín el 29 de septiembre de 2024 © Adek Berry / AFP/Archivos Nuevos miembros y su expansión Indonesia, con una población de 283 millones de personas según datos de la ONU, es el último país que se ha unido como miembro pleno. Ocurrió el pasado 6 de enero, marcando la primera expansión del grupo bajo la presidencia brasileña. Además, en enero Brasil también anunció la incorporación de Nigeria, con 237 millones de habitantes, como nuevo socio del grupo. En 2023, Pakistán solicitó la membresía para integrar el BRICS, con el apoyo de Rusia. Este país musulmán cuenta con 255 millones de habitantes, con un arsenal nuclear y una fuerte alianza con China. Si el bloque llega a ser ampliado, podría superar los 6.000 millones de habitantes. Venezuela, por su parte, llega a la cumbre como candidata. Sus reservas de litio y de petróleo, además del respaldo chino y ruso, pesan a su favor. Sin embargo, en los últimos meses, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha distanciado visiblemente de Nicolás Maduro y el año pasado se opuso a su entrada en el bloque. “Los BRICS han ganado mucha musculatura en la última década. Dejaron de ser un foro de debate para convertirse en una estructura de poder más concreta”, señala José Luiz Niemeyer, politólogo y profesor de Relaciones Internacionales del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales de Río de Janeiro (IBMEC). “El bloque ganó mucha fuerza. Dejó de ser consultivo y algo más ideológico, para ser algo más afirmativo en el campo del poder internacional, principalmente en un mundo marcado por la administración de Donald Trump. Hoy los BRICS, junto a la Unión Europea, tienen la capacidad de contrabalancear el poder de Estados Unidos, Rusia y China”, añade. La cumbre de Río se desarrolla en un momento de fuertes tensiones globales, tras los recientes ataques de Israel y Estados Unidos a Irán; con la guerra en Ucrania todavía sin solución, y con la preocupación por los aranceles impuestos por Trump. Uno de los asuntos principales de este encuentro será discutir la arquitectura multilateral de paz y seguridad. Hace años que Lula defiende una reforma profunda del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con el fin de incluir a nuevos miembros como Brasil, Alemania, Japón o Nigeria. Una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva York, el 29 de abril de 2025. © Charly Triballeau, AFP archives El sueño del sur global y el ejemplo de Brasil Lula también es partidario de impulsar la multipolaridad y un mayor protagonismo del llamado sur global. Su sueño es “incluir a los excluidos en el sistema político y económico”, idea que también defienden países como Rusia y China, aunque su posición contrasta con otra realidad: ambos son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y poseen el derecho de veto, que permite bloquear cualquier resolución de las Naciones Unidas. “Yo creo que sería interesante incluir a cinco miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU. En paralelo, habría que acabar con el poder de veto, porque no es suficiente aumentar el número de miembros si alguna superpotencia continúa con este poder”, apunta Niemeyer. Cabe destacar que esta cumbre se realiza tras el viaje de Lula a Rusia y China, el pasado mes de mayo, que ha sido interpretado por varios analistas como un giro radical en su política exterior. El objetivo era estrechar los lazos comerciales y diplomáticos con ambos países. No hay que olvidar que Brasil es uno de los mayores productores y exportadores de alimentos del mundo, con énfasis en la soja, el maíz, la carne vacuna, el pollo y el café. Lula aspira a ampliar la presencia de Brasil en los mercados internacionales tras la introducción de las tarifas de Trump, que han mermado la competitividad de varios productos estadounidenses, como la soja y los cereales. En Rusia, el mandatario brasileño firmó dos convenios en las áreas de ciencia, innovación y tecnología. El año pasado, las relaciones comerciales entre ambos países alcanzaron una cifra histórica de 12.400 millones de dólares. Hoy existe un déficit comercial para Brasil de alrededor de 11.000 millones de dólares, debido a la dependencia de Brasil de recursos como el petróleo y los fertilizantes químicos usados en la agricultura. Por tanto, hay margen para que el gigante latinoamericano amplíe sus exportaciones. En China, Lula firmó 20 acuerdos y adoptó 17 documentos para fortalecer la cooperación durante los próximos 50 años en diferentes áreas. Además, anunció que en los próximos años China invertirá en Brasil aproximadamente 4.927 millones de dólares. El gigante asiático es el principal socio comercial de Brasil, por delante de Estados Unidos y Argentina, y también el destino más importante de las exportaciones brasileñas. La relación comercial entre los dos países comenzó hace 50 años, pero es en las últimas dos décadas que se ha incrementado expresivamente, pasando de 6.600 millones de dólares en 2003 a 157.500 millones de dólares en 2023, según datos del ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil. El presidente de China, Xi Jinping, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reúnen en Brasilia, Brasil, el 20 de noviembre de 2024. © Adriano Machado / Reuters Un estudio de la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones (Apex) señala que, entre 2023 y 2024, las importaciones brasileñas de productos chinos aumentaron un 20%. Los datos de Apex también muestran que Brasil podría aumentar en 400 artículos la lista de productos vendidos a China y aprovechar el actual escenario internacional para incrementar el valor de las exportaciones al país asiático. José Luiz Niemeyer destaca la importancia de la relación comercial de Brasil con China, al mismo tiempo que lanza un alerta: “En política exterior hay que tener cuidado. Brasil no puede admitir que cierra filas solo con China. Tiene que decir que apoya a varios equipos. Siempre ha sido así desde principios del siglo XX, cuando la política exterior brasileña empezó a ganar mayor protagonismo. Brasil tiene que acercarse a la Unión Europea, a China, mantener un acercamiento estratégico con los Estados Unidos y un acercamiento simbólico también con África, el Sudeste Asiático y Medio Oriente, aunque Brasil no sea importante desde el punto de vista de la alta política”, afirma. Para este politólogo, aunque Brasil no determina los rumbos de la política internacional, puede ser considerado un ejemplo por sus vecinos latinoamericanos. “Si los países sudamericanos ven resultados positivos en la relación entre Brasil y China, está claro que parte de América del Sur puede inclinarse más hacia el lado chino en las negociaciones internacionales. Pero hay que recordar que algunos países de América del Sur, como Colombia y Argentina, tienen una agenda muy cercana a los Estados Unidos. Y está claro que el Departamento de Estado de este país siempre intentará mantener una posición equilibrada para que Sudamérica no se acerque demasiado a China”, afirma. Recientemente, Colombia fue aceptada como miembro del banco de los BRICS, algo que ha sido interpretado como un acercamiento a las economías emergentes en medio de tensiones con EE. UU. Entre cambio climático y desarrollo digital El cambio climático es otro asunto central de esta cumbre, que se celebra cuatro meses antes de la COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en Belém de Pará, en medio de la Amazonía brasileña. Brasil espera que los BRICS adopten una Declaración sobre Financiamiento Climático para orientar un cambio estructural en el sector financiero. El presidente Lula defiende que los países industrializados, que históricamente han emitido más gases de efecto invernadero, deben asumir una mayor responsabilidad en la lucha contra el cambio climático y contribuir financieramente para que los países en desarrollo puedan reducir sus emisiones. “Cuando se habla de financiamiento climático, normalmente se mira solo hacia la mitigación y la adaptación. Pero eso queda muy lejos del debate de la sociedad civil, de los territorios, de los pueblos indígenas, de las comunidades tradicionales. Hay que poner el foco en que este financiamiento realmente vaya para quien ha sido más impactado, y que tampoco tuvo ninguna responsabilidad, y para el combate de la desigualdad, que es el eje central de la cuestión de la justicia climática”, señala Maureen Martins, profesora de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y coordinadora de la Plataforma Socioambiental del BRICS Policy Center. Los mecanismos de cooperación energética y los planes para el desarrollo digital son otras prioridades de este encuentro. Los países BRICS debatirán la gobernanza de la inteligencia artificial con el fin de establecer estándares y criterios en común. Los modelos de IA más avanzados del mundo están mostrando nuevos comportamientos preocupantes: mienten, conspiran e incluso amenazan a sus creadores para alcanzar sus objetivos © HENRY NICHOLLS / AFP Brasil hace especial hincapié en las iniciativas orientadas a reducir las desigualdades a través de la innovación tecnológica. Hoy el 77% de las empresas en el mundo ya utiliza alguna forma de inteligencia artificial, como asistentes virtuales, diagnósticos médicos asistidos por algoritmos o sistemas de automatización en la agroindustria, según el Stanford AI Index Report de 2024. Los países BRICS confían en que la cooperación tecnológica pueda ayudar a mejorar las condiciones de vida de sus poblaciones. “Países como China han logrado, en los últimos 20 años, pasar del subdesarrollo tecnológico a estar entre las naciones más desarrolladas o, tal vez, la más desarrollada del mundo. Este tipo de estrategia necesita ser estudiada e incluso, hasta cierto punto, replicada”, destaca Luca Belli, coordinador del Centro de Tecnología y Sociedad de la Fundación Getúlio Vargas. “Por supuesto, hay muchas cosas que no necesitan ser imitadas, pero también hay muchas historias de éxito, particularmente en lo que respecta a la tecnología, que deben ser analizadas, porque pueden servir de ejemplo para los países del sur global de cómo las estrategias de política industrial, el financiamiento y el apoyo a las empresas nacionales pueden funcionar muy bien. Mucha gente se pregunta cómo llegó el milagro del Deep Seek. No se trata de un milagro, es el resultado de 20 años de política industrial, no sólo sobre inteligencia artificial, sino sobre los propios componentes de la inteligencia artificial”, matiza. La gran duda es si los BRICS optarán por un nuevo sistema financiero para reducir los costos de las transacciones comerciales entre los países del grupo. El desafío del bloque a la supremacía del dólar ha llegado a enfurecer a Donald Trump. En abril, durante una reunión preparatoria en Río de Janeiro, el ministro de Asuntos Exteriores chino afirmó que el momento actual no es propicio para la creación de una nueva moneda. Sin embargo, Brasil defiende la posibilidad de realizar los pagos en monedas locales. En su opinión, el uso del dólar como moneda estándar otorga a los Estados Unidos una “inmensa ventaja” sobre otros países. También queda por ver si el grupo tomará una posición más contundente sobre los ataques de Israel y EE. UU. a las instalaciones nucleares de Irán, que se unió a los BRICS en enero de 2024. En una declaración conjunta, los miembros del grupo ya han manifestado su preocupación y han apelado a la paz y al diálogo. Por Valeria Saccone-France24

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por