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  • Presión impositiva limita el crecimiento potencial de la industria alimentaria en el país

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 30/06/2025 08:18

    La industria de alimentos y bebidas (IAB) se erige como una de las principales fortalezas de la economía argentina. Compuesta por más de 14.500 empresas en todo el país y organizada en 33 cámaras sectoriales dentro de Copal, esta industria no solo representa un peso económico significativo —29% del PBI industrial, 33% del empleo registrado en la actividad manufacturera y el 42% de las exportaciones totales del país—, sino que también posee un potencial estratégico para liderar la transformación productiva y el desarrollo federal. No obstante, dicho potencial enfrenta desafíos estructurales que afectan la competitividad en los ámbitos interno y externo. Por esta razón, desde Copal promovemos una agenda integral que busca convertir estas limitaciones en oportunidades concretas de crecimiento. Uno de los factores que condicionan el desarrollo del sector es la elevada presión impositiva. Según diferentes estimaciones, los tributos nacionales, provinciales y municipales representan, en promedio, entre el 40% del precio final de los alimentos y casi el 50% en bebidas. Aunque la IAB representa el 29% del PBI industrial, su contribución a la recaudación impositiva es mucho mayor, alcanzando el 62% de la recaudación industrial. Esta desproporción pone de manifiesto que la carga fiscal sobre el sector es excesiva en relación con su participación en la economía. Esto no solo afecta la competitividad externa, sino que también limita el margen disponible para invertir, innovar y generar empleo. En este contexto, es esencial avanzar hacia una reforma fiscal que promueva la equidad tributaria, reduzca la acumulación de tributos en cascada y simplifique la administración y gestión de los regímenes. Una estructura más racional —tanto en la cantidad de impuestos como en la carga efectiva— incentivaría la formalización y la eficiencia productiva. Asimismo, la modernización del sistema laboral se constituye como otro eje clave. El debate debe centrarse en cómo adaptar el sistema a las nuevas dinámicas productivas. Optimizar los costos no salariales, reducir la litigiosidad y avanzar hacia un régimen más ágil, moderno y equilibrado es fundamental para fomentar la formalización del empleo. Otro factor crítico está relacionado con el transporte, la logística y la infraestructura. Exportar desde Argentina conlleva enfrentar costos portuarios que pueden ser hasta 13 veces más altos que en otros países de la región, limitando así la proyección internacional del sector. Las mejoras en rutas, la consolidación de nodos logísticos y sistemas multimodales, así como la inversión en infraestructura son acciones imprescindibles para optimizar el entorno operativo. Todo esto se complementa con la necesidad de simplificación y desregulación. En los últimos años, desde Copal hemos identificado más de 100 propuestas relacionadas con la mejora regulatoria y la desburocratización, muchas de las cuales permitirían reducir costos operativos, aumentar la previsibilidad y facilitar el cumplimiento normativo, especialmente para las pymes. La inserción internacional es crucial para la exportación de alimentosFoto ilustrativa: PIXABAY Por último, la inserción internacional debe ocupar un lugar estratégico en el diseño de políticas públicas. La apertura de mercados, la eliminación de barreras paraarancelarias y la facilitación del comercio constituyen los pilares para la internacionalización de este sector. Trabajamos activamente para respaldar las negociaciones internacionales en curso -como con la Unión Europea, Estados Unidos, EFTA, México, entre otras- y promover nuevos acuerdos que se traduzcan en verdaderas plataformas de desarrollo para nuestras empresas. La competitividad requiere de una articulación efectiva entre sectores productivos y los diversos niveles de gobierno, así como de los marcos regulatorios. Es esencial enfrentar los desafíos con determinación y generar alternativas que permitan conciliar y llevar a cabo las acciones políticas necesarias. La sinergia entre el campo y la industria, con el maíz como insumo estratégico en múltiples cadenas de valor —alimentos, bebidas, biotecnología, bioenergía—, demuestra cómo el desarrollo puede multiplicarse al abordar los desafíos de manera integral. Desde Copal, reafirmamos nuestro compromiso de seguir impulsando una agenda que promueva mejores condiciones para el progreso productivo, con una visión federal, un espíritu colaborativo y un horizonte a largo plazo. La autora es presidenta de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal)

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