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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/06/2025 04:41
Daza, Bausili y Caputo, tres de los principales integrantes del equipo económico El Gobierno se subió a la discusión abierta la semana pasada en el mercado por el dato de déficit de la cuenta corriente, lo que indicó una salida de dólares pronunciada en la economía, en una magnitud muy por encima de la proyectada por analistas y por el Fondo Monetario. Este año ese número llegará a 2% del PBI, equivalente a unos USD 13.500 millones. El equipo económico habló de un desequilibrio “sano” por tratarse de un rojo de las cuentas externas que se da en un contexto de superávit y expansión de la actividad, pero entre los economistas creen que el ritmo al que ingresarán los dólares comerciales y la necesidad de divisas financieras o de inversión extranjera serán decisivos este año. Según cifras oficiales, la balanza de pagos registró en el primer trimestre un déficit de cuenta corriente de USD 5.191 millones, nivel explicado principalmente por el saldo negativo del comercio de bienes y servicios. Las interpretaciones sobre este cuadro de situación son diversas entre economistas y consultoras: por un lado, el tamaño del déficit no es tan considerable como antes de la crisis cambiaria durante el mandato de Mauricio Macri en 2017; por otro, más allá de 2025 el Gobierno tiene asegurado un ingreso considerable de dólares de la exportación. Empeoraron las cuentas externas y el Gobierno asegura que compensará con ingreso de capitales (Fuente:1816) Federico Furiase, asesor del ministro de Economía, Luis Caputo, planteó su visión con énfasis en la consistencia macroeconómica del programa. Definió el actual esquema como un espacio de oportunidades: “Bienvenidos a la ‘dimensión desconocida’. Donde el superávit fiscal, el control de la cantidad de dinero, la recapitalización del BCRA y la baja del ratio deuda pública a PBI, en un régimen de libre flotación entre bandas tras la salida del cepo, otorgan los grados de libertad para que el ahorro externo financie un crecimiento sostenido del consumo privado y la inversión privada”. Para Furiase, este marco resulta viable por “un entorno de baja de la inflación, del riesgo país y de los impuestos”, que permitiría apuntalar el financiamiento externo necesario. Su argumento central vincula la sostenibilidad de la cuenta corriente con el superávit fiscal y la credibilidad en la política monetaria, como precondiciones para absorber ahorro externo sin crisis de balanza de pagos. En cambio, Invecq planteó matices al optimismo oficial. En su informe, la consultora sostuvo: “La principal pregunta que surge es si esta dinámica es sostenible. El gobierno cree que sí: los dólares que aportarán Vaca Muerta y la minería, más la entrada de capitales vía cuenta financiera, serán más que suficientes para financiar la demanda total de divisas. No hay ningún tipo de problema en mantener este tipo de cambio real”. Sin embargo, Invecq señaló limitaciones estructurales: “El salto exportador es una realidad, pero falta para que se materialice el crecimiento importante, y podría no ser suficiente”. Advirtió también sobre el desafío de sostener la entrada de capitales: “La necesidad de dólares en los próximos años será muy alta, con lo cual el aluvión de capitales debería ser notable; no solo por lo que se demandará vía cuenta corriente, sino también por cuenta financiera”. El análisis reconoció que una victoria oficialista en las elecciones de octubre podría reducir el riesgo país y mejorar el acceso al financiamiento externo. Sin embargo, alertó: “El riesgo político podría disiparse, pero los inversores también mirarán otro tema: las reservas del Banco Central”. Según la consultora, el fortalecimiento del balance del BCRA hasta ahora se explica mayormente por desembolsos de organismos internacionales, lo que plantea interrogantes sobre la fuente genuina de acumulación de reservas. Invecq destacó además que la actual estrategia cambiaria, con un tipo de cambio real contenido y sin compras netas de divisas, refleja la prioridad del equipo económico por la desinflación. “El gobierno prioriza consolidar el proceso de desinflación, y por ello prefiere no comprar divisas al interno de la banda”, observó. Pero advirtió que “la realidad podría ser otra a fines de 2025”, en caso de que se modifiquen las condiciones de mercado o la estrategia oficial. GMA Capital resumió el saldo de la balanza de pagos del primer trimestre en términos muy concretos: “Las conclusiones de la balanza de pagos son inexorables: en el primer trimestre del año Argentina desahorró, y el resto del mundo lo financió”. Describió la dinámica con precisión contable: “Hubo un déficit de cuenta corriente compensado por un superávit de cuenta capital y financiera, y acumulación de reservas”. Este análisis enfatizó el concepto de desahorro como rasgo estructural de la situación externa: la economía local consumió más divisas de las que generó y se apoyó en el financiamiento neto del resto del mundo para sostener ese nivel de gasto y acumulación de reservas. “El salto exportador es una realidad, pero falta para que se materialice el crecimiento importante, y podría no ser suficiente” (Invecq) El Grupo SBS introdujo un enfoque comparativo. Destacó que “el déficit de cuenta corriente es aún menor a la previa a la crisis cambiaria del gobierno de Macri”, pero subrayó una diferencia relevante: “En aquel entonces las cuentas públicas exhibían un rojo notable, a diferencia de la situación actual en la que se cuenta con superávit fiscal primario”. Sin embargo, el informe advirtió que el superávit primario no elimina el desafío externo: “Aun con el superávit primario, no debe perderse de vista la dinámica de las cuentas externas, en especial dado que, por el momento, el poder limitar un evento de presión sobre el tipo de cambio dependerá de continuar colocando deuda o de flujos positivos de inversión extranjera directa”. La consultora Qualy, por su parte, se concentró en los factores coyunturales que condicionan la oferta de divisas hacia adelante. Subrayó que “entrando en el segundo semestre del año es esperable un menor ingreso de divisas, dado que el sector agroexportador encuentra su pico estacional en el mes de mayo y se modera en el segundo semestre”. Qualy identificó dos elementos adicionales que pueden limitar el flujo de dólares del agro: “Precios internacionales de commodities que continúan su tendencia ligeramente negativa y el fin de la reducción de derechos de exportación para soja y derivados y maíz, a 33, 31 y 12% respectivamente”. Según la consultora, estos factores pueden reducir la capacidad del sector agroexportador para sostener el ingreso de divisas, lo que sumaría presión a la cuenta corriente en un contexto de alta necesidad de dólares para sostener el equilibrio cambiario y cumplir obligaciones financieras.
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