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» Diario Cordoba
Fecha: 29/06/2025 01:34
El análisis de la situación política española es, en estos momentos, relativamente sencillo, pues todo depende de lo que pueda hacer el presidente del Gobierno, don Pedro Sánchez Pérez-Castejón. En mi opinión, el presidente Sánchez tiene, en estos momentos, tres opciones básicas, La primera, la que se daría si su conducta se guiara por principios democráticos elementales, sería presentar su dimisión como Presidente del Gobierno y como Secretario General del PSOE y convocar elecciones. La razón de la primera dimisión es que hay indicios racionales de que la corrupción ha anidado en su Gobierno de coalición. Aunque tanto él como Sumar quieran limitar el tema al PSOE, la corrupción alcanza al Gobierno, pues el señor Ábalos fue ministro de Transportes y usó su estructura (Carreteras, Adif, etc.) para sus corruptelas. La razón de la segunda dimisión es más evidente, pues tanto el señor Ábalos, como el señor Cerdán, han sido los últimos secretarios de organización del PSOE, y tenían carnet del PSOE los que las consintieron. El problema para el presidente es que, si dimite de sus dos cargos, ¿adónde iría Pedro? Es evidente que su carrera política en España se terminaría. Por otro lado, con lo que está publicándose, el señor Sánchez no podría optar a ningún puesto internacional. En Europa no tiene cartel, no sólo por lo que está ocurriendo, sino porque los socialistas europeos están en retroceso y el señor Sánchez no es bien visto por Alemania. Y otros ámbitos como la ONU son, para él, hoy, inalcanzables, por el veto de Estados Unidos. Así pues, si el presidente Sánchez dimite de sus cargos, Pedro no tiene adónde ir. Tendría que reorientar su carrera profesional a la «consultoría» internacional, como su mentor el expresidente Zapatero, porque dudo que lo quieran en consejos de administración serios, dada su falta de principios (¿cómo fiarse del que miente?). La segunda opción sería presentar su dimisión como presidente del Gobierno y mantenerse como Secretario General del PSOE y, por tanto, como candidato. Como desde 2023 ha perdido todas las elecciones (municipales, autonómicas, europeas y generales), ni él (ni Tezanos) creen que pueda ganar las próximas, por lo que, dependiendo de si es el segundo partido más votado y del número de diputados, pasaría a ser el jefe de la oposición y, si su propio partido se lo permite (que lo dudo), intentar ganar las siguientes elecciones, allá por el 2029 o 2030. Esta opción abre un abanico de posibilidades que es muy prolijo de analizar con dos extremos: en el peor de los casos para él (y la más probable) Pedro se quedaría de nuevo en la calle y sin lugar adónde ir; en el mejor, tendría otra fase en su carrera política, a expensas de lo que vaya saliendo, y sin ninguna seguridad. La tercera opción es resistir hasta el año que viene como mínimo. El presidente Sánchez cree que puede colocar el mensaje de que el PP también es corrupto (por las sentencias Gürtel en otoño), justificar su permanencia en la «agenda social» y cultivar su perfil internacional. Al presidente Sánchez realmente no le preocupan los problemas de los españoles (ni el paro estructural, ni la vivienda, ni los trenes, ni la educación, ni la deuda pública, etc.), ni la salud de nuestras instituciones, sino seguir gobernando él como sea («que no gobierne la derecha»). Y puede hacerlo de modo autoritario, como lo está haciendo, porque cuenta con el apoyo de sus socios de investidura. El de Esquerra Republicana de Cataluña a cambio de la Agencia Tributaria catalana, mientras se prepara la cesión del IRPF (lo que nos hará más desigualitarios); el de Bildu, mientras salen los asesinos de ETA de la cárcel; el del PNV porque éste depende del PSOE en Ajuria Enea; el de Junts hasta que Puigdemont esté en Barcelona. Y, por supuesto, el de Sumar porque la señora Díaz y sus ministros tampoco tienen profesionalmente adónde ir y para los comunistas de Izquierda Unida la democracia es algo instrumental, no un conjunto de principios en sí mismos, por lo que una posible «agenda social» bien vale mirar para otro lado. Sólo Podemos, y más porque espera volver a tener un grupo parlamentario importante como en 2016, tiene un incentivo para dejar caer al presidente Sánchez. El Presidente Sánchez no va a presentar su dimisión porque, además, ante los casos de su mujer y su hermano, para él es mejor controlar a la Guardia Civil y la Policía a través del Ministerio del Interior (con ascensos y traslados), orientar a la Fiscalía (que ha demostrado su dependencia) y bloquear los Tribunales con nuevas leyes. Todo esto al tiempo que coloca su mensaje desde RTVE y los medios afines. No, el presidente Sánchez no va a dimitir porque si lo hace, Pedro, sencillamente, no tiene adónde ir. Resistirá, y aguantará, desguazando España, forzando la Constitución y silenciando al PSOE, con una pulsión cada vez más autoritaria, en una huida hacia adelante, esperando tiempos mejores. Y el señor Sánchez, Secretario General del PSOE, no va a dimitir porque entre los más de veinte mil concejales, más de mil parlamentarios autonómicos, 73 senadores y 121 diputados con carnet del PSOE, la mayoría está olvidando lo que es una democracia y muy pocos (menos de 40) tienen la valentía de pedírselo. Quizás porque tampoco tienen adónde ir. *Profesor de Economía en la Universidad Loyola de Córdoba
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