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  • El hongo de la tumba de Tutankamón podría combatir el cáncer, según un estudio

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 28/06/2025 20:38

    Un hongo letal, asociado históricamente a la maldición de Tutankamón, podría convertirse en una herramienta clave en la lucha contra el cáncer. Así lo reveló un estudio liderado por la Universidad de Pensilvania, cuyos investigadores lograron modificar moléculas de este organismo tóxico para desarrollar un compuesto con efectos prometedores contra células leucémicas. El hallazgo marca un avance significativo en la medicina moderna. «Los hongos nos dieron la penicilina. Ahora estos nuevos resultados nos demuestran que aún quedan por descubrir muchos más medicamentos derivados de productos naturales», explicó Sherry Gao, profesora de Bioingeniería y autora principal del estudio publicado en Nature Chemical Biology. ¿Cuál es el hongo que pasó de letal a potencialmente curativo? El protagonista de esta historia es el Aspergillus flavus, un hongo tóxico identificado en múltiples excavaciones arqueológicas. Este microorganismo fue vinculado a una serie de muertes misteriosas tras la apertura de la tumba de Tutankamón en los años 20. Décadas después, ocurrió algo similar en Polonia, donde diez científicos fallecieron poco después de ingresar a la tumba del rey Casimiro IV. Investigaciones posteriores confirmaron la presencia de A. flavus, cuyas toxinas pueden provocar graves infecciones pulmonares. Sin embargo, este «microorganismo villano», como lo califican los científicos, podría tener un lado beneficioso. El equipo de la Universidad de Pensilvania logró modificar sus compuestos naturales, lo que permitió aislar una serie de péptidos sintetizados por ribosomas y modificados, conocidos como RiPP, que demostraron tener un notable potencial contra la leucemia. Cómo se obtuvo el compuesto anticancerígeno El proceso comenzó con el análisis de una docena de cepas de Aspergillus, en busca de estos compuestos raros. Los investigadores identificaron una proteína específica en A. flavus como fuente de RiPP fúngicos. Al desactivar los genes responsables, los compuestos desaparecieron, confirmando el origen. «Purificar estas sustancias químicas es difícil», detalló Qiuyue Nie, investigadora posdoctoral y primera autora del artículo. Sin embargo, el equipo de científicos logró aislar cuatro variantes con estructuras únicas de anillos entrelazados, denominadas asperigimicinas. El fármaco que podría cambiar el tratamiento de la leucemia Dos de estas asperigimicinas demostraron efectos potentes sobre células leucémicas humanas. Incluso una variante modificada, a la que se le añadió un lípido presente en la jalea real, logró resultados comparables con la citarabina y la daunorrubicina, dos de los tratamientos más utilizados actualmente para combatir la leucemia. El estudio también reveló que las asperigimicinas interrumpen el proceso de división celular. «Las células cancerosas se dividen de forma incontrolada. Estos compuestos bloquean la formación de microtúbulos, que son esenciales para la división celular», explicó Gao. Efectos específicos y el futuro del tratamiento Una de las características del hallazgo es que las asperigimicinas no mostraron efectos sobre células de cáncer de mama, hígado o pulmón, ni sobre bacterias u hongos comunes. Esto sugiere que su acción es selectiva, una cualidad clave para reducir efectos secundarios en tratamientos oncológicos. El siguiente paso será probar estos compuestos en modelos animales, con la esperanza de avanzar hacia ensayos clínicos en humanos. Además, los investigadores ya detectaron genes similares en otros hongos, lo que abre la puerta a una nueva generación de fármacos derivados de organismos hasta ahora temidos. Fuente: El Cronista

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