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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 28/06/2025 04:37
[Esta nota es continuación de la publicada el 9 de junio pasado] ¿Don Jaime de Nevares era de la Triple A? Hace años que la Academia y el periodismo en general usan como principal fuente de información sobre la Triple A un libelo -típico producto de intoxicación de los servicios de inteligencia- titulado “Historia de la Triple A”, de Horacio Paino, un delirante que, entre otras falsedades, dice en su libro que el obispo de los derechos humanos Don Jaime de Nevares era el jefe de la Triple A en Neuquén. Los graves errores de la Academia Cuando me refiero a la Academia hablo del colectivo de investigadores, expertos, profesores universitarios, alumnos avanzados, investigadores del CONICET y de otros organismos públicos y privados que han abordado este tema. En semejante ámbito, las discusiones deben estar basadas en evidencia empírica, argumentos lógicos y teorías bien fundamentadas. Sus miembros deben estar comprometidos con la objetividad, siempre sujetos a una crítica constante y a la revisión de sus propios trabajos y los de sus colegas. El reconocido historiador británico Edward Hallett Carr sostiene: “Las fuentes no son nunca neutrales, y la verdadera tarea del historiador es verificar la autenticidad de las fuentes, poniendo siempre en duda cualquier testimonio que no sea corroborado por otras evidencias.” El libro de Paino es tan poco serio que vincula al obispo De Nevares con la Triple A. Ese despropósito no impidió a muchos académicos y periodistas tomarlo como fuente fiable Toda esta introducción viene a mostrar que lo producido por nuestra Academia y gran parte del periodismo sobre la Triple A adolece de un grave error que parte de la escasa veracidad de la principal fuente utilizada para sus trabajos de investigación que es lo escrito por Horacio Paino. He leído una veintena de trabajos y publicaciones de diversos autores y todos citan como fuente principal y casi única, el libelo de Paino. Quiero suponer que como la edición impresa es difícil de conseguir la gran mayoría de los académicos no lo leyó y lo cita desde las citas de otros autores. Cualquier estudiante de primer año de historia que se tome el trabajo de leerlo y analizar su validez como fuente, confrontando con algunos datos públicamente conocidos, podrá rápidamente darse cuenta de la vulgaridad de las falsedades allí expuestas. Historia de la Triple A de Horacio Paino Horacio Paino fue un militar retirado, condenado por delitos comunes y declarado dos veces (la segunda por el fiscal Julio Strassera) inimputable por graves trastornos psicológicos. Horacio Paino, autor de "Historia de la Triple A". En dos ocasiones, la justicia lo declaró inimputable por motivos psicológicos Luego de cumplir una condena, Paino ingresó a trabajar en el Ministerio de Bienestar Social que dirigía José López Rega, de donde fue exonerado por malversación de fondos. El 12 de febrero de 1976 (un mes antes del golpe), estando preso por delitos comunes, realizó una denuncia ante legisladores nacionales sobre el funcionamiento de la Triple A. Y en 1984, en coincidencia con el inicio del juzgamiento a las Juntas Militares, publicó su libro Historia de la Triple A, cuyas incongruencias paso a detallar. Caso 1: Don Jaime de Nevares “obispo de la Triple A” El la página 55, Paino muestra un diagrama de la organización a nivel nacional de la Triple A. En el centro figura MBS (Ministerio de Bienestar Social). Y luego cinco cuadritos: Chaco, CNU; Formosa, CNU; Córdoba, Lacabane UOM-CNU; Buenos Aires, UOM; y Neuquén, obispo Jaime de Nevares. El diagrama incluido en el libelo de Paino. Abajo a la izquierda aparece el nombre del obispo Jaime de Nevares, de reconocida trayectoria en defensa de los derechos humanos Digamos que, en efecto, está probado que la CNU (Concentración Nacional Universitaria) operó como “franquicia” de la Triple A en La Plata y Mar del Plata. Por lo tanto no suena irreal que también pudiese operar en Córdoba, Chaco y Formosa, lo mismo se puede pensar de algún sector de la UOM. Pero decir que un obispo absolutamente comprometido con la defensa de los Derechos Humanos como Jaime de Nevares dirigía la Triple A en Neuquén habla no sólo de un absurdo total, sino de una profunda ignorancia. En 1984, cualquier lector de los diarios sabía quién era de Nevares. Incluso en ese año, Jaime de Nevares era integrante de la CONADEP y una figura reconocida nacional e internacionalmente por su vínculo con las Madres de Plaza de Mayo y demás organismos de derechos humanos. Para cualquier académico serio que llegue a la página 55 del libelo, esta inclusión de De Nevares debería bastar para relativizar y hasta desechar el testimonio de Paino, porque evidentemente no admite ninguna lógica su mención como miembro de la Triple A. Sin embargo en los largos textos que he consultado, sus autores no hacen mención a este disparate de Paino. Jaime de Nevares junto a Hebe de Bonafini Incluso un juez poco fiable como Norberto Oyarbide, que llevó la Causa Triple A, tomó como prueba el libro de Paino, y tampoco cuestiona la mala información. Y dado que ese libelo fue suficiente prueba para detener y procesar a varios de los allí nombrados, con el mismo criterio Oyarbide podría haber citado a Don Jaime como imputado. Caso 2 El asesinato de Rucci A José Ignacio Rucci lo mató la organización Montoneros. Además de una investigación y fallo judicial que les adjudica el crimen, existen gran cantidad de testimonios de ex militantes montoneros muy reconocidos, e incluso en la revista Evita Montonera (Órgano oficial de Montoneros) N.º 5 de Julio 1975 se adjudican el atentado que en su momento no reconocieron. Sin embargo, Paino inventa que ese mediodía se encontró en el Ministerio de Bienestar Social con un tal David García Paredes llorando con una escopeta Itaka en la mano diciendo que había matado a Rucci. Agrega para fortalecer su relato un reportaje a otro mitómano, Juan Carlos Juncos, un delincuente común preso en Neuquén quien en 1983, con la finalidad de ser trasladado a una cárcel en Capital Federal, se adjudicó haber participado como chofer de la Triple A del crimen de Rucci. Hecho cuya falsedad corroboró en un fallo la jueza Amelia Berraz de Vidal. A José Ignacio Rucci lo mataron los Montoneros. Sin embargo Paino da una versión fantasiosa para atribuirle el crimen a la Triple A Segunda falsedad del libro de Paino, que los académicos no toman en cuenta. Caso 3 Montonera Marta Coca Bazán En la página 91, escribe Paino: “Mis ojos estaban siempre atentos a la figura de una empleada de la oficina de prensa del Ministerio llamada Marta Bazán, que había hecho una carrera poco menos que meteórica y que según muchos componentes de la “Tripleta” tenía íntimas relaciones con un jefe naval. La orden de su ascenso en el Ministerio de Bienestar Social había venido directamente de López Rega por lo que en un primer momento se pensó que era su amante. Luego se supo que no.” Efectivamente existió una Marta Bazán trabajando en el Ministerio de Bienestar Social vinculada al jefe naval jefe de la ESMA Rubén Jacinto Chamorro, pero eso fue en 1979 cuando el Ministro era el vice almirante Julio Juan Bardi, cuatro años después que López Rega fuese eyectado del gobierno en julio de 1975. Marta Bazán era una reconocida militante montonera esposa de otro cuadro de esa organización, Bernardo Levenson, que fue secuestrada por los marinos el 20 de octubre de 1976, que fue sometida a servidumbre, trabajo esclavo y a mantener relaciones forzadas con sus captores en la ESMA. Marta Chamorro, integrante de Montoneros. Paino la ubica en el Ministerio de Bienestar Social donde nunca trabajó y le atribuye vínculos con los militares que la tenían secuestrada en la ESMA, que dirigía el contra-almirante Rubén Chamorro (izq) Está claro que hasta octubre de 1976 Marta Bazán era una activa militante montonera, que en 1974/75 nunca pudo haber estado trabajando en Bienestar Social, recomendada por López Rega y con “íntimas relaciones con un jefe naval”. Como en otros temas, Paino mezcla nombres y/o informaciones que tienen algún dato real pero que no coinciden con el espacio-tiempo de su relato. Caso 4 El atentado de Montoneros contra el Comisario Morales En las páginas 93 y 94, Paino narra una emboscada de Montoneros -frente al monumento de los Españoles- a tres vehículos de la Triple A en los que mueren dos de sus supuestos integrantes: Angel Carro y Tristán Páez Squer. No existen en los diarios de la época ninguna noticia de tamaño enfrentamiento en esa zona ni tampoco de la existencia de esas dos personas muertas. A diario se publicaban noticias sobre hallazgos de cadáveres, muchos de ellos sin identificar y sin datos sobre las circunstancias de su muerte Hubo, sí, un atentado de Montoneros al comisario Juan Ramón Morales (custodia de López Rega) sucedido el 2 de abril de 1975 en la intersección de Dorrego y Huergo. En la emboscada resultó muerto un custodio de Morales, el oficial Joaquín Durán y el teniente coronel Horacio Vicente Colombo que ocasionalmente salía de la Dirección de Remonta y enfrentó al grupo comando. Según el diario La Razón resultaron heridos Morales, su chofer de apellido Calderón y otro oficial de policía F. Berse. Este hecho además de los diarios está relatado en la revista Evita Montonera N.º 4. Salvo la existencia de dos muertos, y la cercanía de la zona, nada tiene de real el supuesto atentado de Montoneros relatado por Paino. Caso 5: Los asesinados por la Triple A La Triple A y/o la federación de bandas conocida con ese nombre genérico existió y cometió cerca de 500 asesinatos hasta 1976. Los nombres de las personas asesinadas figuran en las crónicas periodísticas de la época, pero además la Secretaria de Derechos Humanos y otras ONG han confeccionado listados que son públicos y se pueden consultar fácilmente por la web. Silvio Frondizi, hermano del ex presidente Arturo Frondizi, fue una de las víctimas de la Triple A De los 25 nombres mencionados por Paino como asesinados por la Triple A, salvo el de Rodolfo Ortega Peña, ningún otro figura en los listados públicos que podemos consultar hoy. O sea que Paino ni siquiera se tomó el trabajo de consultar algún diario de la época para poner nombres reales que le hubiesen dado cierta veracidad a su relato. Otro nombre que menciona Paino como mandado a asesinar por López Rega es el del cantautor Jorge Cafrune, que murió en un sospechoso accidente el 1° de febrero de 1978, tres años después de que López Rega dejara el país. Caso 6 El servicio de información Triple A Obviamente que este tipo de bandas tenían una red de informantes, sobre todo entre personajes del submundo del delito. Pero Paino describe al Servicio de Información del Ministerio de Bienestar Social como una organización compuesta por un jefe por manzana, mas jefes de sector, y jefes de zona. La ciudad de Buenos Aires tiene aproximadamente 20 mil manzanas. Razón por la cual la cantidad de informantes organizados rondaría las 25 mil personas, la misma cantidad de agentes de policía que hoy tiene la ciudad. Paino atribuye la muerte de Jorge Cafrune en la ruta (posiblemente provocada) a José López Rega, pese a que cuando ocurrió, en 1976, este ya no se encontraba en el país Sólo una dictadura con veinte o treinta años en el poder puede armar una red de informantes manzana por manzana. Pero Paino supone que se hizo en seis meses. Conclusión Horacio Salvador Paino, principal testimonio sobre el cual giran las investigaciones históricas, periodísticas y judiciales sobre la Triple A, fue un vulgar delirante, periférico de los servicios de inteligencia, que fue utilizado con fines de intoxicar la información sobre el accionar de esa federación de bandas de derecha genéricamente llamada Triple A. Su aparición en los medios de prensa a fines del 75 e inicios del 76 haciendo declaraciones desde la cárcel donde purgaba una condena por defraudación, coincide con la agresiva campaña de deterioro del gobierno constitucional en preparación del golpe del 24 de marzo. Reaparecerá nueve años después, en 1984, con la publicación de su libelo “Historia de la Triple A” de editorial desconocida. Luego se perderá definitivamente su rastro y paradero. Lo único comprobable de su relato es que por unos meses trabajó en el Ministerio de Bienestar Social que dirigía López Rega y allí conoció algunos funcionarios y personajes que integraban la custodia, y a partir de esos datos armó su relato sobre la Triple A. Antes que una organización centralizada, la Triple A fue una federación de bandas paramilitares y parapoliciales que, usando esa etiqueta cometió unos 500 asesinatos ¿Esto quiere decir que la Triple A no existió, o que López Rega no tuvo nada que ver con los crímenes de los que se acusan a su entorno directo? De ningún modo. La seguidilla de crímenes de septiembre de 1974 (luego del fallecimiento de Perón) autoadjudicados por comunicados públicos de la Triple A, existieron y se cometieron con algún tipo de complicidad o protección policial y/o militar. Pero citar a Paino como principal fuente de investigación es, como se dice vulgarmente, “comprar carne podrida”, y los académicos que lo citan deberían tener la honestidad intelectual de revisar sus trabajos. De agosto de 1974 a marzo de 1976, hubo en varias ciudades argentinas, una seguidilla de horribles crímenes perpetrados contra intelectuales, dirigentes y militantes cercanos a posiciones de izquierda. La opinión mas difundida es que esa banda criminal era dirigida por José López Rega. Pero este argumento entra en contradicción cuando a posteriori de su salida del país en julio de 1975, esas bandas criminales siguieron actuando incluso con más violencia. Tampoco se puede analizar estos crímenes omitiendo el contexto de extrema violencia desarrollado por las organizaciones guerrilleras de izquierda que tenían como blanco a funcionarios de gobierno, sindicalistas, empresarios y miembros de fuerzas de seguridad y militares. Las organizaciones guerrilleras no depusieron las armas tras el restablecimiento de la democracia Todavía ni la investigación histórica, ni la judicial, han podido profundizar sobre el accionar de estas bandas salvo en sitios puntuales como Córdoba donde se demostró que el llamado Comando Libertadores de América (equivalente a la Triple A) era dirigido por militares del Tercer Cuerpo de Ejército, o en Mar del Plata y La Plata donde operó el CNU (Concentración Nacional Universitaria) con protección de la policía provincial y la inteligencia militar detrás y en Bahía Blanca, el grupo vinculado al Rector de la UNS Remus Tetu. Sobre las dudas todavía no aclaradas suelo citar al investigador Gonzalo Chávez quien fue militante montonero hasta los años 80 y tiene dos familiares asesinados por la Triple A en La Plata. Dice Chávez : “No está probado que López Rega fuera el jefe máximo de la Triple A, ni tampoco que fuera su fundador. (...) “Todo indica que la Triple A no era una organización estructurada nacionalmente con un jefe en la cúspide. Había, sí, una doctrina represiva nacional única, que orientaba y definía el accionar de los escuadrones de la muerte, conducida por los Comandantes en Jefe de las tres armas. El mando operativo se ejecutaba a través de la inteligencia de las Fuerzas Armadas, que aportaba logística, coordinación territorial (...). Prueba de ello es que cuando López Rega se fue, la Triple A siguió operando. (…) Y es que la creación de la Triple A fue parte de la doctrina militar francesa. Está en los manuales de los militares argentinos que fueron adoctrinados en Francia y en las clases de los militares franceses que vinieron a la Argentina. (…) ...una de las cosas que más llama la atención de la Triple A es que entre sus víctimas no hay ningún jefe guerrillero. ¿Por qué? Porque esa no era su misión. Su misión era otra: ir por la retaguardia. Porque la doctrina francesa postula que no hay que ir detrás de los combatientes sino golpear a la retaguardia, sacarle el agua al pez". El investigador Gonzalo Chávez dice que el objetivo de los asesinatos de la Triple A era golpear en la periferia de las organizaciones, preparando el terreno para la aniquilación que se llevó a cabo después del Golpe del 76 Reitero lo dicho en mi primera nota: es una falacia total adjudicar a Perón algún tipo de responsabilidad en los crímenes de la Triple A. El primer asesinato firmado por la Triple A fue el de Rodolfo Ortega Peña el 31 de agosto de 1974, un mes después del fallecimiento del General Perón. Todavía hay muchas dudas y poca información fehaciente sobre el accionar de esta federación de bandas. Algunas de ellas serán materia de próximas notas.
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