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» Elterritorio
Fecha: 27/06/2025 22:21
El fallo coincidió con el pedido de la fiscalía. El acusado se declaró inocente y apuntó a supuestos contrabandistas. Fue la última sentencia del juez Francisco Aguirre antes de jubilarse. viernes 27 de junio de 2025 | 15:23hs. Porteño fue llevado de nuevo a su lugar de reclusión. Con la lectura de la sentencia condenatoria, el Tribunal Penal Uno de Oberá cerró este viernes el juicio oral por el homicidio del agricultor Lisardo Escarvadofski (76), ocurrido en abril de 2017 en el paraje Santa Irene de San Javier. En el mismo ataque resultó gravemente herida su esposa, Orestina Cerri. El tribunal condenó a Jonatan Ezequiel Sosa, alias "Porteño", a 23 años de prisión como coautor penalmente responsable de homicidio calificado por el uso de armas de fuego y homicidio calificado en grado de tentativa, en concurso real. La decisión fue tomada en consonancia con el pedido del fiscal subrogante David Milicich, quien en sus alegatos había solicitado una pena aún mayor, de 35 años de prisión. Durante el juicio, sin embargo, la defensa de Sosa, a cargo del abogado José Luis García, pidió la absolución, al considerar que no había pruebas suficientes para condenarlo. Reforzando esta postura, el propio imputado pidió declarar durante la segunda jornada del debate oral y negó toda responsabilidad en el hecho. "Yo no soy un asesino, no soy un delincuente, tienen a la persona equivocada", afirmó Sosa ante el estrado. En su descargo, señaló a dos supuestos contrabandistas de cigarrillos como los autores del crimen. También denunció irregularidades en el proceso: relató que fue detenido en 2018 en la localidad bonaerense de Verónica, trasladado a Misiones y sometido a una rueda de reconocimiento sin asistencia legal. Aseguró que fue víctima de apremios ilegales, golpes, amenazas y hostigamientos policiales. "Lamento lo que le pasó al hombre y a su señora, pero mientras yo estoy detenido, los verdaderos asesinos están de joda", lanzó. En contraposición, el fiscal Milicich sostuvo que la víctima sobreviviente, Orestina Cerri, identificó a Sosa como uno de los atacantes, incluso relató que forcejeó con él. Agregó que, si bien los agresores buscaban posiblemente al hijo de Escarvadofski, la participación de Sosa quedó respaldada por informes de geolocalización del celular y la tonada porteña que Cerri escuchó en uno de los atacantes. La defensa, por su parte, cuestionó la supuesta ausencia de pruebas claves, como el testimonio de una testigo ocular que -según García- no fue incluida en la causa ni en la rueda de reconocimiento. También remarcó contradicciones en el testimonio de Cerri y argumentó que la geolocalización no era concluyente, ya que el radio de la antena de Itacaruaré abarcaba una amplia zona que incluía Santa Irene. Además de la pena de prisión, el Tribunal ordenó el decomiso de los elementos secuestrados como prueba: un Chevrolet Corsa Classic, dos carteras con dinero, documentos, pagarés y certificados de plazo fijo. También dispuso la restitución de otros objetos a Cerri, y comunicó el fallo al Registro Nacional de Reincidencia y al Departamento Judicial de la Policía de Misiones, que se siga investigando en busca de otros posibles responsables. Fijó la audiencia de lectura de los fundamentos para el 28 de julio a las 12 horas. Cabe destacar que este juicio marcó un cierre especial en el ámbito judicial misionero: fue el último fallo del juez Francisco Aguirre, quien el próximo 1 de julio se jubilará luego de una extensa y reconocida trayectoria en la Justicia misionera.
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