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» Comercio y Justicia
Fecha: 26/06/2025 10:21
Playas vírgenes de arena blanca y mar transparente, fauna marina en abundancia, morros escenográficos y acantilados impactantes, atardeceres mágicos y posadas con encanto, protagonizan el archipiélago donde la naturaleza lo es todo, y cada rincón invita a una experiencia única e inolvidable Por Carolina Brenner En medio del océano Atlántico, a más de 350 kilómetros de la costa del noreste brasileño, emerge uno de los secretos mejor guardados de Brasil: Fernando de Noronha, el archipiélago volcánico donde la naturaleza se despliega con una generosidad inusual, la vida marina asombra a cada paso y las postales parecen sacadas de una película. Un verdadero paraíso que combina aventura, belleza, exclusividad y paz. Con sus playas desiertas de arena blanca, aguas transparentes y turquesas, morros que regalan vistas escenográficas, piscinas naturales, fauna marina sorprendente y una atmósfera de tranquilidad absoluta, el destino es un auténtico santuario ecológico y su visita garantiza una experiencia sensorial profunda y transformadora. Fernando de Noronha está conformado por 21 islas, islotes y rocas, de las cuales solo la de mayor superficie -aproximadamente 10 km de largo por 3,5 km de ancho- es habitable y apta para el turismo. Casi todo el territorio forma parte del Parque Nacional Marino, una de las áreas protegidas mejor conservadas de Brasil que ostenta una de las playas más lindas del mundo, así como también diferentes circuitos de senderos panorámicos increíbles que atraviesan extensiones solitarias de arena fina, acantilados cubiertos de vegetación tropical, formaciones rocosas que se sumergen en aguas de celestes intensos y piscinas naturales llenas de cardúmenes multicolores. Playa do Conceição Una joya reservada para pocos La llegada a la isla ya es una muestra de su exclusividad. Se puede acceder únicamente por vía aérea, y hay vuelos desde Recife, Fortaleza o San Pablo. Una de las mejores opciones es la ruta directa desde Recife que opera Gol Líneas Aéreas, que dura menos de una hora y es a bordo de un Boeing 737-800. En total, llegan al destino unos cinco vuelos diarios que transportan alrededor de mil turistas por día, cifra limitada naturalmente por la capacidad aérea más que por una regulación formal. Para ingresar es obligatorio pagar la Tasa de Preservación Ambiental (TPA), que ronda los 16 dólares por persona por día y se ajusta según la cantidad de días de estadía. Además, hay que adquirir un pase único de 70 dólares para ingresar a los sectores del Parque Nacional Marino, y es válido por diez días. Aunque este último no es obligatorio, es esencial para acceder a los puntos más emblemáticos del archipiélago. Perlas del parque nacional Dentro del Parque Nacional Marino se encuentra la célebre Baía do Sancho, elegida varias veces como la mejor playa del mundo por los usuarios de TripAdvisor. Rodeada de acantilados verdes, esta extensa franja de arena blanca y aguas transparentes es accesible por una escalera empinada entre rocas. El esfuerzo vale la pena y allí se puede nadar, hacer snorkel o simplemente contemplar la belleza soberbia de este lugar. Muy cerca se encuentra la Bahía de los Delfines, otro punto mágico donde suelen avistarse estos cetáceos. Otros senderos o “trilhas” del parque invitan a adentrarse aún más en la naturaleza. La Trilha Atalaia, por ejemplo, conduce a una piscina natural que es santuario de tortugas marinas. Mientras que la Trilha Portinha-Caieira recorre la costa sur de la isla, con vistas al mar abierto, acantilados, cuevas, y la impactante Isla del Fraile. Algunas caminatas requieren reserva previa, que se puede hacer por mail o en el Centro de Visitantes de ICMBio, donde también funciona un museo con información sobre la biodiversidad del archipiélago. Hay que tener en cuenta que algunas trilhas son guiadas y tienen un costo adicional. Estas condiciones no solo la mantienen alejada del turismo masivo, sino que la convierte en un modelo de sostenibilidad y conservación ambiental. Dormir al ritmo del mar Pousada do Joab La oferta de alojamiento en Noronha está compuesta mayormente por posadas adorables, muchas de las cuales son atendidas por sus propios dueños, y combinan confort, simpleza, armonía con el entorno, cercanía y una atención cálida y personalizada. Una de ellas es la encantadora Pousada de Joab, ubicada a pocos pasos de la playa do Conceição, una de las más bellas de la isla y frente al imponente Morro El Pico, el más alto del archipiélago. Allí, Joab y su familia reciben a los viajeros con una hospitalidad que se siente desde el primer momento. Las cinco habitaciones cuentan con camas queen-size, televisión, frigobar, wifi, amenities, y lo más importante, desde casi todas se puede ver y escuchar a las olas del mar. El desayuno es un verdadero festín de sabores locales: panificados y tortas caseras, jugos naturales, omelettes, tapioca y frutas tropicales. Por las tardes, los anfitriones sorprenden a los huéspedes con una merienda de elaboración propia acompañada de atardeceres que tiñen el cielo de naranja y violeta. Además, ellos mismos se encargan de organizar excursiones, ya sea hacia las piscinas naturales o en un paseo en canoa junto a los delfines. Desayuno casero en Posada do Joab Aventura en cada rincón Indudablemente la isla invita al movimiento y la exploración ya que cada rincón guarda un paisaje deslumbrante y una oportunidad para el disfrute y la aventura, entre las cuales se destacan las siguientes experiencias imperdibles: -Playas fabulosas: Conceição, Cachorro, Meio, Cacimba do Padre, Bode y Americano son las más elegidas por los bañistas que aman las jornadas extensas de sol. Algunas cuentan con paradores que ofrecen comidas, además del servicio de sillas, reposeras y sombrillas por alrededor de 10 dólares el día. La postal en todas es la misma: aguas cristalinas, arena fina y una paz abrumadora. -Piscinas naturales: En los extremos de las playas do Meio y Cachorro se encuentran estas formaciones donde es posible nadar y hacer snorkel entre peces como si se estuviera dentro de una pecera. -Atardecer en el Fuerte de Boldró: Un lugar clásico donde turistas y locales se reúnen para ver caer el sol con música en vivo, petiscos y tragos. La vista es panorámica y perfecta. -Snorkel y buceo: estas actividades son la perla del destino. La vida marina es visible desde la orilla, pero bucear en Noronha es una experiencia superior. Se pueden ver tortugas, rayas, bancos de peces multicolores, delfines y hasta tiburones en su habitat natural. -Mirador de Baía dos Porcos: Desde la cima de este morro se aprecia una vista que quita el aliento y permite admirar los Morros Dois Irmãos rodeados de un mar de tonos fluorecentes. Es uno de los lugares más fotografiados de Brasil. -Snorkel con tiburones en el puerto: Para los más valientes, el puerto es uno de los sitios donde casi siempre se encuentran tiburones lixa (nodriza), que son inofensivos pero imponentes. -Remar entre delfines en canoa hawaiana: La excursión parte antes del amanecer desde la playa del Puerto. Los delfines se acercan en las primeras horas del día para alimentarse y jugar, ofreciendo un espectáculo emocionante. Noronha Surf Hoe es una de las operadoras más recomendadas. El paseo cuesta alrededor de 40 dólares por persona y el avistaje está prácticamente garantizado. Remo con delfines con Noronha Surf Hoe Noches de forró, alegría y sabor Noronha no solo es mar y tranquilidad. También tiene ritmo, gastronomía y vida social. Vila dos Remedios es el corazón comercial e histórico de la isla. Allí se concentran restaurantes, bares, un banco, un supermercado y tiendas de ropa. Por las noches, hay feria de comidas, música en vivo y forró, el ritmo alegre y contagioso, símbolo del noreste brasileño. Muchos bares y restaurantes tienen terrazas frente al mar y entre sus platos típicos, ofrecen pescados frescos, mariscos, moquecas, acompañados por las infaltables caipirinhas. La zona también alberga puntos históricos como el Palacio São Miguel, la Iglesia Nossa Senhora dos Remédios, el Forte de Santo Antônio y el Memorial Noronhense, que recuerdan el pasado colonial de la isla y su importancia estratégica durante siglos. El secreto mejor guardado Fernando de Noronha es uno de esos destinos que no solo se visitan, se viven. Una isla donde el lujo no está en la ostentación, sino en la pureza de su entorno, en el contacto con la naturaleza y en la calidez de su gente. Con clima cálido todo el año, seguridad, alegría brasileña, experiencias únicas y una belleza natural que emociona, es sin duda uno de los rincones más exclusivos e inolvidables del planeta. AGENDA DE VIAJE Cómo llegar Gol Líneas Aéreas opera un vuelo directo de Córdoba a Recife y otro de Recife a Fernando de Noronha a bordo de aviones Boeing 737-800 con capacidad para 176 pasajeros El primero tiene una duración de aproximadamente 5 horas y el segundo de solo una hora. Desde Córdoba, la compañía también ofrece vuelos directos hacia Río de Janeiro, Florianópolis y São Paulo con conexiones a diferentes destinos de Brasil, El Caribe y Estados Unidos. Más info en: https://www.voegol.com.br/es-ar/inicio Dónde dormir Pousada do Joab: es una de las pocas posadas ubicadas en la Playa de Conceição y cuenta con cinco habitaciones totalmente equipadas, desayuno casero y vista al mar. Más info en: https://www.pousadadojoabfn.com/ Qué hacer Trekking por todas los circuitos: Atalaia y Ponthinas-Caieiras son uno de los más espectaculares. Tour de la Isla: abarca todos los puntos panorámicos, la costa esmeralda, Bahía dos Porcos y Playa do Sancho. Canoa y delfines: una de las excursiones imperdibles es remar en canoa al amanecer para ver a los delfines. Más info en: https://www.instagram.com/noronhasurfhoe Más info Sitio oficial de Embratur: visitbrasil.com
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