26/06/2025 08:13
26/06/2025 08:13
26/06/2025 08:12
26/06/2025 08:12
26/06/2025 08:12
26/06/2025 08:12
26/06/2025 08:12
26/06/2025 08:12
26/06/2025 08:12
26/06/2025 08:12
Parana » Asdigitalnews
Fecha: 26/06/2025 03:42
El dólar minorista volvió a subir este miércoles y se vendió a $1.205 en las pantallas del Banco Nación, con un incremento de diez pesos en la jornada. En el segmento informal, el dólar blue retrocede cinco pesos y se ubica en $1.210, pero sigue siendo uno de los valores más altos dentro del abanico cambiario. En el segmento financiero, los dólares bursátiles también reaccionan al alza. El contado con liquidación (CCL) avanza 1,2% hasta $1.198, mientras que el dólar MEP avanza 0,7% y se negocia en $1.192. Ambos tipos de cambio siguen de cerca al blue y refuerzan la presión sobre el mercado oficial. Por su parte, el tipo de cambio mayorista subió 17 pesos y se ubicó en $1.191,50. En un contexto donde la inflación desacelera mes a mes y el dólar se mantiene estable, la economía argentina atravesó una transformación clave en su estructura de incentivos financieros. Las tasas en pesos volvieron a ganarle a la inflación y eso reactivó el interés por el carry trade, al tiempo que colocó nuevamente a la moneda local como una opción rentable. Este nuevo equilibrio generó un cambio en las decisiones de ahorro e inversión. Tras años de tasas reales negativas, los rendimientos positivos en pesos abrieron una ventana para los inversores que buscan preservar el poder adquisitivo sin dolarizar sus carteras. Sin embargo, este escenario también exige un análisis detallado de los instrumentos disponibles y de los riesgos asociados a una política monetaria contractiva. Desinflación y tasas reales positivas: el nuevo eje de la estrategia económica Con un IPC que avanzó apenas 1,5% en mayo —el menor registro mensual desde 2017— el Gobierno consolidó una tendencia desinflacionaria que permitió fortalecer la estabilidad financiera. Este proceso se dio en paralelo a una estrategia de tasas altas y fuerte contracción monetaria. La meta: absorber liquidez, evitar presiones sobre el dólar y consolidar el esquema de rendimientos en pesos. En este marco, los plazos fijos y los bonos indexados comenzaron a ofrecer retornos reales positivos, un fenómeno inédito en casi dos décadas de sistema financiero argentino. Según la consultora Invecq, esta estrategia operó con una lógica clara: restringir la emisión monetaria, aumentar los encajes bancarios y dejar que el mercado fije las tasas. Esto dio lugar a un escenario en el que las decisiones de inversión volvieron a analizarse en función de retornos reales, y no solo como cobertura cambiaria. Crédito caro, inversión contenida: los efectos colaterales de la política monetaria Sin embargo, este reordenamiento tuvo también costos evidentes. La política de tasas altas limitó el acceso al financiamiento tanto para consumidores como para empresas. El crédito al consumo se contrajo y la inversión productiva quedó postergada ante el encarecimiento del capital. La tasa nominal anual de los préstamos personales ronda el 75%, mientras que los adelantos a empresas están cerca del 37%. En un escenario donde la inflación proyectada para los próximos 12 meses se ubica en torno al 20%, estas tasas implican un costo real de endeudamiento excesivamente alto. Los expertos advirtieron que esta situación genera una tensión estructural: mientras la estabilidad nominal se consolida, la actividad económica corre el riesgo de estancarse. La caída del consumo, el freno a la inversión privada y el aumento de la morosidad bancaria son síntomas de un sistema financiero que prioriza el anclaje inflacionario sobre la reactivación. Bonos CER y Dollar Linked: cobertura y rendimiento frente a un escenario mixto En este escenario, los instrumentos ajustados por inflación (CER) y tipo de cambio (Dollar Linked) se posicionaron como las alternativas más interesantes dentro del universo de inversión en pesos. Según las estimaciones de GMA Capital, los bonos CER ofrecen un rendimiento proyectado del 37% anual, mientras que los Dollar Linked se acercan al 42%. Esta preferencia de los inversores refleja también la expectativa de que la inflación continúe en baja. Mientras el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) estima un IPC mensual del 1,8% hasta octubre, el mercado de bonos descuenta una inflación implícita de apenas 1,5% mensual. Este diferencial condiciona la selección de instrumentos: si la desinflación se acelera, los bonos a tasa fija o TAMAR pierden atractivo frente a los indexados. En cambio, si la inflación se estanca o repunta, los instrumentos CER continuarán liderando el ránking de rentabilidad. Perspectivas: equilibrio frágil y necesidad de ajustes progresivos A pesar del éxito en la contención inflacionaria, los analistas advierten que el modelo actual enfrenta límites concretos. La continuidad de tasas altas no puede sostenerse indefinidamente sin afectar la reactivación. El gran interrogante es si el Gobierno ajustará gradualmente su esquema monetario tras el ciclo electoral. Invecq plantea que el principal riesgo es caer en una recesión prolongada por exceso de ortodoxia. Si bien la inflación baja, también lo hacen el crédito, el consumo y la actividad. La clave estará en encontrar un punto de equilibrio entre estabilidad nominal y crecimiento sostenido. En ese marco, los inversores deberán estar atentos a las señales de cambio: posibles bajas en las tasas, nuevas emisiones de instrumentos, o eventuales tensiones cambiarias. Cada movimiento puede alterar el atractivo relativo de los instrumentos en pesos. Cómo proteger el ahorro en un contexto de transformación económica El panorama actual ofrece oportunidades para quienes buscan preservar o incrementar el valor de su dinero sin recurrir al dólar. La clave está en elegir correctamente dentro del abanico de instrumentos en pesos, considerando inflación esperada, horizonte de inversión y tolerancia al riesgo. Plazos fijos, bonos CER, Dollar Linked y Lecaps son las opciones más mencionadas por los especialistas. Cada una tiene ventajas específicas y su conveniencia depende del escenario macroeconómico y del perfil del inversor. Con una inflación que cede, tasas reales positivas y un tipo de cambio estable, los pesos dejaron de ser sinónimo de pérdida. Invertir en moneda local volvió a ser una estrategia válida. El desafío, ahora, es aprovechar este contexto sin perder de vista los riesgos latentes de una economía que aún está en transición.
Ver noticia original