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Parana » Uno
Fecha: 25/06/2025 17:32
Por la crisis y la falta de trabajo hay más pescadores artesanales, quienes hacen frente a la ola polar para poder alimentar a sus familias. Las bajas temperaturas no dan tregua y ayer la sensación térmica al amanecer fue de 2,5° bajo cero en Paraná, mientras que en el sur entrerriano el frío se hizo sentir de manera más cruenta: en esta zona de la provincia la sensación térmica alcanzó los 6,8° bajo cero. No exponerse al aire libre durante esta ola polar es lo ideal, sin embargo hay actividades que obligan a pasar largas horas a la intemperie. Una de ellas es la pesca artesanal, una actividad a la que más gente le está dedicando tiempo en estos últimos meses. En muchos casos este incremento responde a la necesidad de tener algún ingreso extra en momentos de crisis en los que la plata realmente no alcanza, o incluso la urgencia de contar con un alimento para que el grupo familiar pueda esquivar el hambre. Quedarse en casa no es una opción entre semana, ya que son los días en los que pueden realizar su labor, debido a que rige una resolución que les impide pescar los sábados, domingos y feriados. José Luis Orrego, a quien todos conocen como Tisona, es pescador en el barrio Toma Nueva y contó a UNO cómo afrontan su trabajo con las heladas de estas gélidas jornadas, y mencionó que cambiar el horario es una de las medidas que toman: “Ahora no se está quedando gente en la isla a la noche, sino que pesca de día y se viene a la tardecita. Sino, cuando no hace tantísimo frío, nos vamos a las 4 de la tarde hasta el otro día”. A su vez, comparó: “Antes, cuando era joven, andábamos con el remo; íbamos y a las 10 o las 11 de la mañana ya nos empezábamos a desabrigar porque entraba en calor el cuerpo meta remar y remar. Ahora no, la lancha va una velocidad tres veces más rápido, el frío te pega más y encima uno está más quieto. Y no te queda otra que abrigarte, porque tenés que pescar igual”. “Nos vamos cargando el mate pero comida prácticamente el pescador no lleva, porque come algún pescado allá en la isla, hecho con grasa o asado. La mayoría de las veces sólo lleva sal, pan y limón. Muchas veces la gente dice ´qué caro está el pescado´, pero no saben lo que andamos para conseguir que salga algo. Y dicen eso porque no le compran al pescador en la costa, como por ejemplo acá en La Toma; van a otro lado y en los puestos compran dos veces más caro. Por ejemplo, mi hijo lo vende a un sábalo de 2 a 2,5 kilos a 5.000 pesos, y seguro en una pescadería del Thompson te cuesta 10.000”, aseguró. Pescador.jpg Pese a las gélidas temperaturas que produce esta ola polar, deben salir igual en su canoa Vanesa Erbes/ UNO Ante la consulta sobre cuánta gente se dedica actualmente a la pesca, observó: “Hay muchos pescadores más que antes. Desde diciembre hasta ahora se está viendo eso. Hay gran cantidad de personas jóvenes sobre todo, y es porque hay poco trabajo”. Sobre esta cuestión, reflexionó: “En mi vivencia de pescar tantos años, compartí mucho tiempo con personas grandes que hoy ya no están, que decían que ´cuando el país está mal, la gente se va a la costa a pescar, ya sea con línea o con cualquier canoa´. Es lo que está pasando ahora, que muchos tratan de ir a buscar algún pescado para comer. Es constante acá en La Toma ver que se viene muchísima gente a tirar la línea, a pesar del frío que hace”. Poco pique Tisona remarcó que además de trabajar de manera limitada porque está prohibido pescar los sábados, domingos y feriados, con la crecida del río hay muy poco pique, y precisó: “Sabemos de casos en que la Policía de Santa Fe ya la sacó las mallas a los pescadores en la zona de la Toma y los Arenales. Así que es impensado ir a la costa igual los días que no se puede, porque perdés mucha plata si te quitan una malla o la canoa. Así que pescamos entre semana, pero hoy hay muy poco pescado por el tema de las crecidas, porque el río se mueve mucho, y continuamente”. Pescadores.jpg Aseguran que se ve más gente pescando para tener qué comer “Por ahí está saliendo algo de sábalo”, agregó, y explicó: “Siempre en invierno suele haber mejor pesca, pero este año no es así y todos decimos ´ojalá que venga más pescado´. Sin embargo, estamos viendo que en Diamante y Victoria hay muy poco sábalo, así que ya no va a venir para esta zona. También hay algo de dorado, pero como pescadores artesanales tenemos la posibilidad de vender un dorado cachorro si tiene de 4 kilos para arriba. Y boga en Paraná hay muy poco, es en los arroyos de Santa Fe donde hay más”. Por último contó que algunos pescadores acceden a una ayuda para contrarrestar esta merma que les generan las restricciones por las vedas totales o parciales, pero aclaró que hay requisitos que son excluyentes para la mayoría. “Son muy pocos los pescadores que la cobran, porque por ejemplo si la mujer tenía un plan o trabaja en una escuela o en cualquier lado que esté blanco no se lo daban”, comentó. Soñando con un mejor porvenir Tisona tiene 54 años y pesca desde los 14. Es un oficio que heredó de su familia. En cuatro décadas fue testigo de todos los cambios que afectaron esta tarea, que hoy es poco rentable y demanda un enorme sacrificio. Si bien se sigue dedicando a esta actividad, por es parte de su cultura, afortunadamente tiene un trabajo estable en otra área, y sueña con que su hijo de 20 años, también pescador, tenga otro porvenir: “Él trabaja en la pesca. El año pasado terminó la Secundaria y está estudiando refrigeración todo este año”, dijo. Este anhelo es común en las familias de pescadores locales, y sobre este punto señaló: “Está difícil vivir de la pesca, y en esta zona la mayoría de los hijos de los pescadores más grandes estudian o están haciendo un curso. Los padres se hablan y en la isla se comenta que sus hijos están haciendo otra cosa, primero porque los dejan pescar menos días y tienen que hacer algo en ese tiempo que no trabajan”.
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