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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/06/2025 12:51
Los Labubu llegaron para conquistar el corazón de los famosos argentinos Entre peinados trendy, looks oversized y frases que encienden redes, Rodrigo De Paul volvió a marcar agenda, pero esta vez no fue por un gol ni por su pareja Tini Stoessel. El detalle que lo volvió viral se escondía en su bolso. Un peluche. Pero no cualquiera: un Labubu, el muñeco de ojos grandes, sonrisa traviesa y estética inquietante que ya es un fenómeno global. En la previa del partido entre el Atlético de Madrid y Botafogo, donde el Colchonero quedó eliminado del Mundial de Clubes pese a la victoria, el mediocampista argentino dejó ver su nuevo fetiche: un Labubu vestido con la camiseta número 7 de la Selección. La imagen captada por los fanáticos no tardó en explotar. Y no solo por lo visual: De Paul se sumó así a una tendencia que pisa cada vez más fuerte, impulsada por celebridades internacionales como Lisa, de BLACKPINK y en Argentina, por Wanda Nara. Dueña de un radar privilegiado para detectar objetos con peso simbólico, Wanda fue de las primeras en incorporar al muñeco chino a su universo visual. Desde hace meses, los Labubu la acompañan a todas partes: aeropuertos, sets, reuniones escolares, viajes en familia. No es un juguete, sino que se volvió una apuesta por la moda. El futbolista luciendo su Labubu con la camiseta de la Selección Argentina (X) Ante su popularidad, varias personas se preguntaron de dónde salen estas criaturas que ahora circulan entre estrellas del pop, deportistas y fashionistas. La historia arranca en China. Su creador es Lung Kasing, un artista que desde niño se formó entre Asia y Europa. “A los seis años me mudé con mis papás a Holanda. Después de graduarme, empecé a trabajar como ilustrador. Participé en un concurso en Europa y gané un gran premio en ilustración de libros”, relató en una entrevista con el canal de YouTube LKF. Su mirada, influenciada por la mitología, el arte contemporáneo y el coleccionismo, derivó en la creación de un universo particular. Así nació Labubu, un personaje mutante, adaptable, con múltiples identidades. Hasta hoy existen más de 25 series distintas y 300 versiones del muñeco. Ediciones especiales de circo, bosque, Navidad, Halloween. Colaboraciones con marcas de lujo y artistas visuales. Modelos con ropa intercambiable, llaveros, figuras de exhibición, adornos para bolsos. En pocos años, la criatura se convirtió en objeto de culto. Pero el boom llegó en 2024, cuando la estética de estos duendes tomó TikTok e Instagram por asalto. Wanda, otra de las figuras que se sumó a la tendencia y combina los Labubu con sus lujosas carteras (Instagram) En cuestión de meses, usuarios de todo el mundo comenzaron a mostrar sus colecciones, a armar historias con los muñecos, a compartir videos de unboxing y rankings personales. El algoritmo hizo lo suyo. El fenómeno se multiplicó. Ya no era solo cosa de coleccionistas: los muñecos se volvieron accesorios de moda, parte de rutinas, marcas de estilo. Y en Argentina, Wanda no tardó en leer el signo. A lo largo de su carrera, supo resignificar accesorios, imponer tendencias y definir códigos propios. Desde cinturones XL hasta fundas de celular intervenidas, desde uñas customizadas hasta mini bags, todo en ella tiene sentido. Los Labubu no fueron la excepción. Lejos de ser un capricho kawaii, se transformaron en su nuevo talismán visual. Una especie de criatura protectora que la acompaña en cada paso que da su dueño. La incorporación de De Paul cierra el círculo: el muñeco ya no es solo de figuras del pop o del espectáculo. Su irrupción en el plano deportivo, en el contexto de un torneo internacional, lo consolida como ícono transversal. Porque en un mundo donde lo estético y lo simbólico se entrelazan, un accesorio puede decirlo todo. Y si algo dejó claro Rodrigo, es que no hay detalle al azar. Hoy los Labubu no solo decoran bolsos. Habitan espacios de poder. Y si los llevan ellos, el mensaje es claro: los duendes llegaron para quedarse.
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