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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/06/2025 04:44
Ilgiz Tantashev dirigió el partido entre Fluminense y Borussia Dortmund en este Mundial de Clubes (Foto Reuters/Mark Smith) En el cierre de la fase de grupos del Mundial de Clubes, River Plate e Inter protagonizarán un duelo decisivo con la clasificación a los octavos de final en juego. Para impartir justicia en este cruce de alto voltaje, la FIFA confió la conducción al árbitro uzbeko Ilgiz Tantashev, una figura con recorrido internacional sostenido, pero aún en busca de consolidarse en el radar global de los grandes partidos. Tantashev, nacido el 30 de julio de 1984 en Bujará, ciudad histórica de Uzbekistán, forma parte del panel FIFA desde 2013. A sus 41 años, dirigió más de 260 encuentros oficiales a nivel internacional y doméstico. Sin embargo, su exposición en partidos de máxima trascendencia hasta el momento fue limitada, concentrando la mayor parte de su carrera en torneos de la Confederación Asiática (AFC), como la Liga de Campeones de Asia, las eliminatorias asiáticas a los Mundiales 2018, 2022 y 2026, y certámenes juveniles y olímpicos bajo la órbita FIFA. En cuanto a su perfil técnico registra un promedio de 4,14 tarjetas amarillas por partido, mientras que mostró 40 tarjetas rojas por dobles amonestación y 26 de manera directa. En cuanto a su condición física, se desplaza unos 9 kilómetros promedio por encuentro, mientras que el tiempo efectivo de juego es de alrededor de 55 minutos. Tantashev se caracteriza por un estilo dialoguista y pragmático, con una marcada tendencia a buscar la persuasión verbal antes que el castigo inmediato. Si bien este enfoque le permitió controlar con solvencia varios partidos de fase regular, también le generó serias dificultades en escenarios donde el partido exige autoridad inmediata, especialmente si el juego se vuelve físico o emocionalmente cargado. Ilgiz Tantashev está ante un importante desafío con el choque entre River Plate e Inter (Foto REUTERS/Hamad I Mohammed) Un claro ejemplo de esto fue el duelo de cuartos de final de los Juegos Olímpicos de París 2024 entre Argentina y Francia, donde mantuvo una buena conducción durante gran parte del encuentro, pero no logró evitar los tumultos del final. A pesar de ello, fue designado para las semifinales entre España y Marruecos, aunque una lesión muscular lo obligó a abandonar el campo de juego antes del cierre. Durante ese torneo, mostró 28 tarjetas amarillas y una expulsión, ratificando su tendencia a utilizar el recurso disciplinario solo cuando el conflicto ya está instalado. La designación de Tantashev para este River frente a Inter tiene múltiples lecturas. Por un lado, se valora su experiencia en torneos FIFA y su capacidad física para sostener el ritmo de juego. De hecho, ya fue parte del mismo certamen al dirigir el empate sin goles entre Borussia Dortmund y Fluminense, donde mostró un perfil bajo y permitió fluidez. Sin embargo, el desafío ahora será mayor: River e Inter, dos equipos con estructuras intensas y duelos personales en cada sector del campo, suelen llevar los partidos a un plano donde el contacto físico, la presión táctica y el manejo emocional son determinantes. Y allí es donde el árbitro uzbeko ha demostrado ciertas vulnerabilidades. Se puede resumir que veremos un árbitro ordenado, pero si el partido se desmadra, pierde el timón. Tiene tendencia a desbordarse cuando no encuentra cooperación, y en esas situaciones sus decisiones se tornan inconsistentes. Técnicamente cumple, pero disciplinariamente ha tenido actuaciones discutibles. Su equipo de trabajo Para este encuentro, Tantashev estará acompañado por sus compatriotas Andrey Tsapenko (AA1) y Timur Gaynullin (AA2), mientras que el cuarto árbitro será el neozelandés Campbell-Kirk Kawana-Waugh. En el VAr estará el qatarí Khamis Al Marri y en el AVAR el australiano Shaun Evans. Se trata de un equipo arbitral con bajo rodaje conjunto, lo que puede representar un factor a seguir de cerca, sobre todo en jugadas finas que requieran sincronización y lectura conjunta del contexto. Ilgiz Tantashev se enfrenta a una oportunidad decisiva para consolidarse en la élite. El contexto no le será favorable: se trata de un partido que puede escalar emocionalmente, con dos equipos ambiciosos y un entorno de máxima tensión. Su estilo dialoguista será puesto a prueba. Si logra imponer su autoridad con coherencia técnica y sin demoras en las decisiones clave, podrá salir fortalecido. Sino, el partido puede llegar a superarlo.
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