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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/06/2025 08:48
Jean-Marc Bosman, futbolista belga, desafió el sistema de transferencias tras ser suspendido por el RFC Liege al rechazar una renovación salarial a la baja (Archivo) El 15 de diciembre de 1995, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó una sentencia que transformó profundamente el fútbol profesional. Conocida como la “Ley Bosman”, la decisión eliminó las restricciones a la libre circulación de futbolistas dentro de la Unión Europea y suprimió los pagos de traspaso para jugadores sin contrato. Un fallo histórico del Tribunal de Justicia de la Unión Europea El fallo marcó un antes y un después en la regulación del mercado de transferencias en Europa. El protagonista fue Jean-Marc Bosman, un centrocampista belga cuya batalla legal cuestionó el sistema vigente. Tras dos años en el RFC Liege, su contrato expiró en 1990. El club le ofreció una renovación con una reducción salarial del 75%, que Bosman rechazó. Fue incluido en la lista de transferencias por aproximadamente €500.000, sin despertar interés hasta que se ofreció al USL Dunkerque, de la segunda división francesa. Aunque ambos clubes alcanzaron un acuerdo, el Liege retuvo el certificado de transferencia, impidiendo el fichaje. Basándose en las normas belgas, el club suspendió a Bosman toda la temporada. Ocho días después, el jugador demandó al RFC Liege y a la Federación Belga de Fútbol, alegando que se le negaba su derecho al trabajo. Un año más tarde, sumó a la UEFA a la causa. Jean-Marc Bosman sacrificó su carrera profesional, pero su nombre quedó asociado a una de las mayores transformaciones del fútbol moderno (Archivo) El caso que enfrentó el derecho deportivo al derecho laboral El conflicto no solo ponía en tela de juicio los traspasos tras la finalización de contrato, sino también las restricciones por nacionalidad que limitaban el número de jugadores extranjeros en los clubes europeos. Bosman defendía que estas normas contravenían la libre circulación de trabajadores, principio esencial del Derecho comunitario. En 1991, los sindicatos de futbolistas de Francia (UNFP) y Países Bajos (VVCS) se sumaron a la demanda, reforzando el respaldo a la causa. A lo largo de cinco años, el litigio afectó gravemente la carrera de Bosman, quien apenas jugó unos pocos partidos en clubes menores como Saint Quentin y Vise. La presión personal y el aislamiento profesional marcaron su trayectoria. En declaraciones recogidas por FIFPRO (Federación Internacional de Futbolistas Profesionales), Bosman afirmó: “Tenía 26 años, lo que representa la cumbre en la carrera de un futbolista. Como digo siempre, ¡hubiera preferido que algún otro futbolista hubiera dado ese paso en mi lugar!”. Y agregó: “Fue difícil para un hombre solo llevar sobre sus hombros todo ese peso, incluso con el apoyo de FIFPRO”. La Ley Bosman facilitó la llegada de talento internacional a las ligas europeas y concentró a los mejores futbolistas en los clubes más poderosos (AP Foto/Rebecca Blackwell) Las consecuencias del fallo: libertad y apertura del mercado El fallo del Tribunal de Justicia estableció dos principios fundamentales: los jugadores sin contrato podían fichar libremente por otro club, sin compensación al club de origen, y se prohibieron los límites al número de jugadores comunitarios por equipo. Esto redefinió el funcionamiento del fútbol europeo y los derechos laborales de los futbolistas. Los clubes comenzaron a fichar libremente jugadores comunitarios y con doble nacionalidad, lo que impulsó una apertura del mercado y concentró a los mejores talentos en las ligas más poderosas. La eliminación del cupo de extranjeros comunitarios en Europa abrió la puerta a la globalización del fútbol del Viejo Continente, facilitando la llegada de mejores jugadores, concentrando el talento y ampliando sus oportunidades de mercado. Una brecha creciente con los equipos latinoamericanos Los clubes latinoamericanos perdieron competitividad y capacidad de retener talentos tras la apertura del mercado europeo impulsada por la Ley Bosman (Reuters/Kelvin Kuo) La apertura del mercado europeo tuvo un impacto directo en los clubes de fuera de Europa, especialmente en Latinoamérica. Equipos del continente comenzaron a perder jóvenes talentos que migraban en busca de mejores condiciones laborales y económicas. Esta situación debilitó la competitividad de los clubes latinoamericanos en torneos internacionales. A partir de este cambio de paradigma, los equipos latinoamericanos rara vez pueden mantener un plantel competitivo con madurez y experiencia, llegan con equipos menos experimentados o en reconstrucción, mientras que Europa mantiene jugadores en plenitud. Además, la brecha económica se amplió: los clubes europeos se consolidaron como destinos preferentes para futbolistas, patrocinadores y capitales. Con ingresos mayores por derechos televisivos, patrocinio y transferencia de jugadores, sus presupuestos superan ampliamente a los de América, Asia o África.
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