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Parana » Informe Digital
Fecha: 24/06/2025 01:08
A medida que el conflicto en Medio Oriente entre Israel e Irán se intensifica con la intervención de nuevas potencias, como Estados Unidos, ya se comienzan a percibir los efectos en la producción agrícola de Argentina. Especialistas han señalado tres efectos cruciales: el encarecimiento de insumos, especialmente los fertilizantes; el aumento del precio del petróleo y las complicaciones en la logística internacional. En este contexto, la urea, fundamental para los cultivos de trigo y maíz, ha experimentado un brusco incremento, pasando de US$500 a más de US$570 por tonelada en pocos días. Esto anticipa un impacto directo en los costos de siembra de maíz, que iniciará en septiembre próximo. El panorama para los productores es aún mixto. En el caso del trigo, cuya siembra se lleva a cabo en junio y julio, una parte de los fertilizantes ya fue adquirida anticipadamente, lo que brinda cierta protección a quienes planificaron con antelación. Sin embargo, persiste un porcentaje considerable que aún debe ser comprado. A diferencia de esto, los expertos advierten que el maíz enfrenta una situación distinta. Con una campaña que comienza a delinearse, la falta de una mejora en los precios podría llevar a muchos a reducir la superficie sembrada o a disminuir la inversión por hectárea. “Antes del conflicto Israel-Irán, la urea mostraba una tendencia a la baja. Pero tan pronto como estalló el conflicto, tras el primer ataque, las operaciones de ese fertilizante se congelaron automáticamente. Ninguna empresa ofrecía precios a los distribuidores, y eso sucedió de inmediato”, indicó Diego Napolitano, presidente de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Bonaerense (Cedasaba), en diálogo con LA NACION. De acuerdo con Napolitano, el conflicto tuvo un impacto inmediato en este producto, incrementando su precio, en promedio, de unos 500 dólares a entre 550 y 570 dólares. Este aumento se debe a dos factores: la producción de urea está relacionada con el gas y el petróleo, y una parte significativa de esta producción se destina al mercado internacional a través del estratégico estrecho de Ormuz, ubicado en la región en conflicto. Adicionalmente, Napolitano destacó: “Profertil es el principal productor local, con un millón de toneladas de urea al año. Irán produce ocho millones, aunque gran parte de esa urea raramente llega a Argentina. No obstante, cualquier interrupción global tiene repercusiones, dado que los precios fluctúan a nivel internacional”. Las importaciones rondan las 800.000 toneladas. Señaló que existen zonas productivas, como el norte de Buenos Aires, que requieren el fertilizante para el trigo. “El productor necesita este insumo y ya está enfrentando costos más altos. Aún no sabemos si la situación seguirá escalando. Cabe recordar que, en el caso del trigo, los fertilizantes constituyen hasta el 30% del costo total de producción”, añadió. En este sentido, Luis Mogni, analista de mercados de la consultora Somera SAS, comentó: “Se ha registrado una reducción en la producción de urea en Egipto, que se elabora con gas suministrado por Israel, y ese suministro se ha cortado. Por lo tanto, se prevé una menor oferta y un aumento en los precios”. Aunque este impacto llega tarde para el trigo, cuya siembra ya está avanzada, genera una seria preocupación entre aquellos que se preparan para el cultivo de maíz. La siembra de maíz comenzará en septiembre próximo, y la adquisición de fertilizantes se realiza entre ahora y principios de agosto. En este cultivo, el uso de fertilizantes nitrogenados es esencial. Los expertos mencionan que, en un modelo de alta producción, se requieren entre 150 y 160 kilos de nitrógeno por hectárea. Sin embargo, este año, debido a la escasez de nitrógeno en el suelo, el aporte debería ser mayor, “justo cuando los precios están disparándose”. “Hace unos meses, los fletes entre Shanghái y Buenos Aires costaban US$2500 por contenedor. Actualmente, el costo se ha elevado a US$5000, lo que equivale al doble”, señaló Napolitano. Esta situación obliga a recalcular las dosis. “Quizás en lugar de aplicar lo recomendado se utilicen solo 100 o incluso 80 kilos. Esto disminuye el potencial de rendimiento y afecta los márgenes del productor”, explicaron las fuentes consultadas. El segundo impacto se relaciona con el petróleo, fundamental para la producción de agroquímicos y fertilizantes. “El incremento del precio del petróleo afecta directamente los procesos energéticos involucrados en la fabricación de insumos, y es probable que los precios se eleven, generando una tensión adicional en los mercados”, sostuvo Mogni. Por último, la logística internacional también atraviesa un momento de presión. “Hace unos meses, los fletes entre Shanghái y Buenos Aires estaban en US$2500 por contenedor. Ahora alcanzan los US$5000, el doble”, enfatizó Napolitano. El aumento en los costos logísticos, más allá de los insumos agrícolas, puede afectar especialmente a productos de bajo valor unitario: “Un producto que cuesta US$3 por litro sufrirá mucho más el incremento del flete que uno cuyo valor es de US$30”. Además, el directivo explicó que, en situaciones de conflicto, el mercado reacciona de manera casi inmediata. “No se espera a ver qué sucede; los precios se ajustan ‘por si acaso’. Esa reacción es automática y sensible”, advirtió. Mogni coincidió: “Un conflicto prolongado siempre es complejo. No conocemos las consecuencias. Si se suma la tensión en Medio Oriente al conflicto Rusia-Ucrania, que aún sigue sin resolverse, el panorama global muestra una altísima incertidumbre, y es necesario observar de cerca cómo se desarrollará el abastecimiento de insumos, es algo que merece mucha atención”. En cuanto a los fitosanitarios, Napolitano indicó que, por el momento, no se registran aumentos en los productos terminados. “Sin embargo, si el conflicto se prolonga, los costos del flete podrán verse afectados, lo que podría llevar a incrementos generalizados”, aseguró. Ante este panorama volátil, los productores deberán intensificar el análisis de cada insumo y prepararse para un escenario que cambia día a día. En este contexto, Armando Allinghi, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa), destacó que Medio Oriente y Egipto exportan más del 40% de los fertilizantes comercializados a nivel mundial en el rubro de nitrogenados. “El escenario a futuro puede modificarse en función de la duración o desenlace del conflicto. Por el estrecho de Ormuz transitan la urea y otros fertilizantes producidos en Qatar, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y la costa este de Arabia Saudita. Esto afecta principalmente la producción, comercio y logística de urea, pero también tiene implicancias en otros productos fertilizantes fosfatados, dado que Arabia Saudita es un productor de relevancia a nivel global”, afirmó Allinghi. “Adicionalmente, los demás productores internacionales de fertilizantes están adoptando una postura cautelosa en cuanto a sus exportaciones, a la espera de la evolución del conflicto. En el segundo semestre, será necesario entender el efecto en precios y la disponibilidad física para nuestro mercado, así como el rol que asumirá China como productor global, que en primera instancia, podría complementar el volumen requerido”, concluyó.
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