23/06/2025 12:16
23/06/2025 12:15
23/06/2025 12:11
23/06/2025 12:09
23/06/2025 12:08
23/06/2025 12:07
23/06/2025 12:07
23/06/2025 12:06
23/06/2025 12:06
23/06/2025 12:04
» Diario Cordoba
Fecha: 23/06/2025 06:13
Oklahoma ganó el anillo de la NBA en el séptimo partido. Después de ser el equipo con más victorias en la temporada regular (68) y de tener en sus filas al máximo anotador de la temporada, al tiempo que MVP del curso y de las finales (Shai Gilgeous-Alexander), los Thunder consiguen su primer título de la NBA en la ciudad de Oklahoma haciendo buenos los pronósticos que les señalaban como favoritos al título. Enfrente Indiana, un 'equipo Frankenstein' construido por la privilegiada cabeza de su técnico, Rick Carlisle, con un ejército de nómadas de la NBA que han ofrecido un resultado inverosímil con momentos excelsos durante los playoffs. Lesión de Haliburton Sin embargo, el séptimo partido de la final quedó marcado por la temprana lesión de la estrella de los Pacers, Tyrese Haliburton, que se rompió el Aquiles a 4:35 minutos del final del primer periodo, con el marcador (18-16) para Oklahoma y después de que el escolta de Indiana hubiese anotado tres triples. La jugada marcó el devenir del encuentro, dejando en shock al público presente en el pabellón y condicionando el juego de los Pacers. El escolta de Indiana, Tyrese Haliburton, cae lesionado en el séptimo partido de la final de la NBA / Nate Billings / AP El choque había arrancado bajo los preceptos esperados. Los Thunder desplegando una defensa feroz en cada jugada mientras los visitantes apostaban por desplegar su veloz 'Run&Shoot' para resolver las jugadas antes de que los locales plantasen su defensa buscando el extrapass que dejase solos a sus tiradores. Ante la ausencia de Haliburton, Carlisle repartió la responsabilidad anotadora de forma coral entre Siakam, Nembhard, Mathurin y un TJ McConnell que volvía a mostrar su personalidad. Movía el técnico el banquillo combinando acertadamente recursos en ataque y en defensa para dejar a los Pacers un punto arriba (47-48) al descanso tras un triple catedralicio de Nembhard. Enfrente Shai Gilgeous-Alexander ponía la pelota en el suelo con ataques más largos en los que alternaba lanzamientos y asistencias a unos compañeros a los que se veía algo superados por la ocasión. No era Jalen Williams el del segundo partido ni Dort el del inicio de los playoffs. En la pintura ni Holmgren ni Hartenstein ni Turner se mostraban dominadores y el empuje de la hinchada local no acababa de generar la energía de días pasados. Oklahoma aumentó la 'fisicalidad' tras el descanso y eso comenzó a abrir brecha (51-55). Pese a estar focalizados en una estrella como Shai, los Thunder se acercan más a los Pistons que a los Bulls de Jordan o a los Warriors de Curry. Físico, actitud y profundidad de banquillo. Por su parte Indiana es un fenómeno que se estudiará durante años. El equipo más hetedoroxo que ha optado a un anillo en las últimas décadas con una estrella, Halliburton, que carga con la etiqueta de "sobrevalorado" y una plantilla en la que solo Siakam es apetecible para otros equipos. Indiana se desfonda Tres triples de OKC tras pérdida de los Pacers rompieron el marcador (65-56) antes de llegar al ecuador del tercer cuarto. Para entonces Shai ya encadenaba canastas y asistencias con facilidad, mientras los visitantes daban señales de cansancio. Respondía un McConnell épico que con seis canastas que mantenían vivo a su equipo. En ese momento los Pacers echaron en falta a Haliburton, con Siakam y Nembhard en el banquillo tomando aire y el equipo regalando en el tercer cuarto 18 puntos a Oklahoma tras pérdida. Los de Carlisle se desfondaban entrando a los diez últimos minutos de la final 13 abajo (68-81). El último cuarto fue una exhibición de Shai, que gestionó la posesión con el reloj y el marcador en la cabeza viendo cómo Indiana se desangraba. Los tapones de Holmgren y los robos de Dort y Caruso asfixiaban a los visitantes. Y Gilgeous-Alexander, que añadía a sus 29 puntos, 12 asistencias sin pérdida, conducía a los suyos hasta un histórico triunfo que no peligró en un último cuarto en el que la diferencia basculó entre los diez y los veinte puntos. Si el ataque de Oklahoma ha ganado muchos partidos, su defensa ha terminado por convertirles en el séptimo campeón distinto de la NBA en siete años.
Ver noticia original