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» Diario Cordoba
Fecha: 22/06/2025 17:07
Pocos lugares esconden en una sola palabra tantos siglos de historia como este pueblo de Córdoba. Su nombre actual ha cambiado con el tiempo y, sin embargo, hay algo que se ha mantenido casi intacto desde la época del Imperio romano: la forma en la que sus habitantes siguen siendo llamados. Un gentilicio que no tiene relación con el nombre actual de la localidad, pero que arrastra el peso de un legado antiguo y singular. Al contrario de lo que suele ser habitual, la forma en que se denomina a los vecinos de este municipio de cordobés no deriva del propio nombre de la localidad, sino que es una excepción lingüística y cultural. El gentilicio se aferra a un pasado ya remoto, a una antigua ciudad desaparecida que los romanos levantaron en aquel lugar. Entre Córdoba y Mérida La vieja urbe, citada por los autores clásicos y documentada en los mapas del Imperio Romano, estaba situada en el valle del Guadiato, entre Córdoba y Extremadura. La huella de esta ciudad quedó grabada en la tierra, y de alguna forma en la lengua. En el término del actual municipio, las excavaciones arqueológicas han permitido hallar los cimientos de aquella población ubicada en el camino que conducía a Mérida. Vista aérea de las excavaciones en una imagen de archivo. / Manuel Murillo Su fundación tuvo lugar tras la tercera guerra púnica, cuando Roma extiende su poder más allá del valle del Guadalquivir, en el siglo II a.C. Autores como Plinio el Viejo hablan de una tal Mellaria. No en Cádiz, donde también hubo una, sino en Córdoba. La villa evolucionó hasta, en época flavia, adquirir una categoría que solo ostentaban dos o tres ciudades en la sierra de Córdoba. Fue un municipium. Yacimiento de Mellaria, junto al cerro Masatrigo, en una imagen de archivo. / Manuel Murillo Y Mellaria no supuso solo un enclave estratégico, fue un lugar de encuentro. Su situación geográfica fue clave en el camino entre Córdoba y Mérida, una vía frecuentada por las tropas romanas que combatían a los lusitanos. También sirvió de apoyo en el trabajo minero de la zona. Vivió un apogeo entre los siglos III y IV d.C. hasta su final: su desaparición coincidió con la caída del imperio en Occidente. ¿Abejas u ovejas? Del nombre de aquella ciudad proviene el gentilicio de los oriundos de Fuente Obejuna: mellarienses o melarienses. Aunque el nombre del municipio es más conocido por la célebre obra teatral de Lope de Vega, su pasado va más allá. Su territorio acogió la ciudad romana de Mellaria. A cómo acabó Mellaria dando lugar a Fuente Obejuna no hay respuestas claras. Manuel Murillo Una de las teorías apunta a una evolución de Fons Mellaria, como aparece también citada y cuyo significado es fuente de miel, hasta Fuente Abejuna. Otra línea apunta al mercado lanar que existía en el siglo XIV en aquellas tierras. De ahí la palabra 'ovejuna'. En su obra, Lope de Vega pone en boca de Laurencia la siguiente frase: "Ovejas sois, bien lo dice de Fuente Ovejuna su nombre". Lo que no cambió es el nombre de sus gentes: los melarienses mantienen vivo el recuerdo de un pasado romano.
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