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  • Un tal Viernes: el misterio del tesoro en cofres, robos, el mayor cuento del tío y una Virgen que lloraba

    » El Ciudadano

    Fecha: 22/06/2025 16:13

    Por Ana C. Berdicever Viernes Scardulla fue un personaje extraño e inolvidable que nació y vivió en Venado Tuerto y luego se radicó en San Luis hasta su muerte. Pero, ¿por qué adquirió fama? ¿Por su nombre? Aunque no es común llamarse como el último día hábil de la semana o el amigo de Robinson Crusoe, sus padres le pusieron así porque había nacido un Viernes Santo. Cómo lo llamaban, sin embargo, no fue lo que lo define. Muchos lo consideran el mentiroso más grande del país en la década del ’30. Así lo señalaron en su momento medios de comunicación locales, nacionales e incluso internacionales. Hay muchas anécdotas sobre el hombre. Muchas que pasaron de boca en boca, de relato en relato en Venado Tuerto. También otras de las que se hicieron eco en publicaciones de diarios y revistas. Y hasta se escribieron novelas sobre su vida, marcada por sus innumerables engaños. Un relato familiar que en su momento fue más tragedia que anécdotas Sobre Viernes Scardulla hay mucho escrito y hablado. Romina Cristófaro es nieta por parte materna de Carmen, quien fue la sobrina política de Viernes. Carmen era sobrina de sangre de María Trucco, la esposa del timador. “Mi abuela nació en 1930, así que tenía unos 8 ó 9 años cuando pasó todo lo de Viernes Scardulla. Era muy chica, pero eso no impidió que la historia quedara grabada en su memoria. Y, más adelante, en la mía a través de sus relatos. En la casa de mi abuela, el apellido Scardulla tenía algo de secreto, de mito, de tragedia. Algo que se murmuraba más que se explicaba”, recuerda Romina. Y señala que su abuela, cuando escuchaba ese nombre, bajaba la mirada y se agarraba la cara. “De todas las cosas que me contó, una de las que más me quedó grabada era lo de la Virgen que lloraba. Me contaba que ‘la’ María (su tía, la esposa de Viernes) vivía con él en Venado Tuerto. Los dos tenían una despensa y además él se hacía pasar por curandero: había una Virgen que lloraba. Y mi abuela, con tono de picardía, me decía: ‘No era que lloraba la Virgen de verdad… era ‘la’ María atrás de la Virgen llorando’. Y me hacía el gesto, incluso el sonidito”, recuerda Romina. Para la abuela de Romina, pertenecer a la familia Trucco, era una tragedia familiar por su relación con Scardulla. “Me decía, por ejemplo, que Viernes Scardulla le había sacado mucha plata a su abuela, o sea, a su propia suegra. Que la había embaucado, que la había convencido con promesas, santos y cofres escondidos”. “Mi abuela me decía también que se acuerda de abrir los diarios de la época y ver la foto de su abuela (la suegra de Scardulla) agachada, buscando cofres del tesoro bajo la cama de su casa en el campo. Supuestamente, eran los cofres con el tesoro del Virrey Sobremonte. Ella los buscaba. Y también, que hubo fotos de su abuela asomándose por la ventana de la casa del campo. Que su casa, donde vivía mi abuela de chica, salía en los diarios”, expresa Romina y sigue: “Incluso, me decía que su abuela fue presa por esto. Pero bueno, eso nunca lo pude comprobar. Hoy pienso que quizás no fue presa en el sentido literal. Tal vez la llevaron a declarar, la subieron a un patrullero y la llevaron a la comisaría de Venado a hacerle un acta como testigo”. La novela de la cara B de Venado La novela El Tesoro de Viernes es un ejemplo de cómo atrapó con sus historias a muchos. Fabián Vernetti, director de Hábitat en Municipalidad de Venado Tuerto, escribió el libro basándose en datos reales y con una investigación exhaustiva sobre las mentiras, estafas y vericuetos de Viernes Scardulla. La novela fue escrita a finales de los ’90 bajo el género de policial negro. En ella, se muestra el lado B de Venado Tuerto. Curandero, descubridor de tesoros, vendedor de rifas que ganaba él mismo Vernetti explicó que el hombre, el personaje de su escrito, alcanzó conocimiento nacional con el cuento del tesoro, pero que su vida estuvo repleta de singularidades. “Era un personaje de la ciudad y de la región”, dijo con cierta condescendencia. Scardulla, entre otras cosas, se presentaba como curandero. Vernetti recuerda historias que le contaba su tío. De cuando era niño y tuvo contacto con Viernes: como por ejemplo una vez le hizo comprar unas rifas para un auto que Viernes en teoría ganó ya que cuando adquirió el supuesto auto dio una vuelta a la manzana así el vehículo quedó desvalorizado y por ende ya no valía como un 0 kilómetro. Evidentemente no existió tal auto sorteado, sino que creo que cuento para cobrar las rifas. Tabas, caballos, cartas, poca lectura y escritura, la banda del Pibe cabeza Era un hombre que sabía leer y escribir con dificultad, era amante de las cuadreras, lo que le permitió por algunos años dedicarse a la crianza de caballos. Le gustaban los juegos de barajas españolas, lo que lo llevó a ser un jugador compulsivo. Además, lo entusiasmaba el juego de la taba. Era un excelente tirador de ese hueso con dos caras, «suerte y culo», un juego ancestral de los criollos argentinos. Actividades de Scardulla en el Senado Le gustaban los autos, además. Fue de los pocos habitantes de aquel entonces que circulaba en auto en Venado. A su vez era curandero. Ya de más grande Viernes había creado una copa para un torneo de fútbol con su nombre, con marcado narcisismo, señaló Vernetti. No tuvo hijos con María Trucco, la mujer de Carmen, pueblo cercano a Venado Tuerto. Viernes había sido cómplice de la banda de El Pibe Cabeza, como se conocía a Rogelio Gordillo, famoso ladrón que cometía sus atracos de impecable traje oscuro y peinado a la gomina. A Viernes lo habían detenido por esa pertenencia delictiva. Pero sus antecedentes penales eran varios. El tesoro del virrey Sobremonte, el que le hizo fama internacional Viernes Scardulla denunció en 1938 ante la oficina de Defraudaciones y Estafas de la policía de Buenos Aires haber encontrado un tesoro perteneciente al virrey Sobremonte y acusa directamente a influyentes figuras del Senado de la Nación de habérselo robado. Viernes relata que, en octubre de 1935, halló estos cofres en un arroyo cercano a Pergamino. Fue mientras se bañaba y la escasez de agua le permitió ver una «pared abovedada» bajo el lecho. El temor a una supuesta maldición asociada al «Gaucho Santo» Pancho Sierra, de quien Scardulla se considera sucesor, dijo que lo llevó a mantener los cofres sin abrir por un mes en su casa, para luego enterrarlos bajo la cama de su suegra. Viernes anciano y excavaciones en Pergamino Un conocido le aconsejó que, al tratarse de un tesoro, debía informarlo al Senado de la Nación, ya que al Gobierno le correspondería una parte. Siguiendo este consejo, Scardulla viajó a Buenos Aires en diciembre de 1935 y se presentó en el Senado. Allí, dos presuntos funcionarios se ofrecieron a ayudarlo con los trámites. Siempre de acuerdo a los dichos del propio Viernes, los falsos empleados públicos lo convencieron de trasladar los cofres a la casa de uno de ellos, donde, con un soplete, los abrieron. El contenido, según Viernes, eran 70 kilos de monedas y lingotes de oro y 33 kilos de alhajas con pedrería, aunque uno de los cofres solo contenía carbonilla. Scardulla solo se quedó, era su queja, con una «piedra brillante» que se desprendió. Scardulla repitió que le prometieron una suma de 380.000 pesos de la época, una fortuna, y le entregaron una libreta del Banco de Galicia como constancia, con la advertencia de no tocar el dinero hasta la firma presidencial. A pesar de esto, dijo, solo recibió pequeños adelantos (16.000 y 7.500 pesos) que usó para abrir una despensa en venado Tuerto. Suicidio y dudas Esa historia sigue con la detención de quien de acuerdo al relato de Scardulla se había llevado los cofres a su casa. Era Carlos Valdivieso, un chileno con antecedentes por estafa que, raro, se suicidó en la comisaría. Los comentarios posteriores remiten a un posible engaño de Viernes para obtener dinero de su suegra y su cuñado, Antonio Trucco, mediante el urdido de la extraña historia. Antonio aseguró luego que, efectivamente, se trató de una farsa. La anciana suegra de Scardulla admitió haberle prestado una suma considerable de dinero, alrededor de 16.000 pesos a Viernes en espera de que se solucionara el asunto del tesoro con el Senado. A pesar de las confesiones y evidencias del invento, Scardulla hizo gala de su habilidad para la manipulación y su carisma para sostener viva la historia entre sus allegados y no tanto. Por esa farsa, Scardulla fue condenado a una pena menor: 11 meses de prisión por ejercicio ilegal de la medicina y 10 días por falso testimonio. A pesar de la condena, su historia sigue siendo contada, y él mismo la perpetuó en unas «Memorias» que intentó vender a más de un historiador. Viernes en Revista Gente Sus días en San Luis Viernes Scardulla se trasladó a San Luis. En su casa, una placa lo identificaba como “Doctor Herrera”. Murió en 1977, a los 74 años. Fotos en Pergamino y otras – Revista Ahora

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