22/06/2025 18:14
22/06/2025 18:13
22/06/2025 18:09
22/06/2025 18:07
22/06/2025 18:06
22/06/2025 18:01
22/06/2025 18:01
22/06/2025 18:01
22/06/2025 18:01
22/06/2025 18:01
» Misionesparatodos
Fecha: 22/06/2025 12:53
Con una extensión de 159.000 kilómetros cuadrados, el Esequibo representa dos tercios del actual territorio de Guyana. Se trata de una región disputada por Venezuela desde el siglo XIX, cuya importancia geopolítica y económica se multiplicó en la última década tras el hallazgo de importantes reservas de petróleo. El conflicto tiene raíces coloniales. Originalmente bajo dominio holandés y limítrofe con la Capitanía General de Venezuela, el Esequibo fue cedido a Gran Bretaña en 1814 mediante el Tratado Anglo-Holandés. En 1830, con la disolución de la Gran Colombia, el río Esequibo pasó a marcar la frontera entre la recién independizada Venezuela y la Guayana británica. Pronto comenzaron las disputas territoriales, que se intensificaron con el descubrimiento de oro en la cuenca del río Cuyuní, que atraviesa ambos países. La situación escaló cuando Londres intentó controlar toda la región aurífera. Caracas recurrió entonces a Estados Unidos, invocando la Doctrina Monroe. El presidente Grover Cleveland intervino y forzó a Gran Bretaña a aceptar un arbitraje “completo, perfecto y final”, que se concretó en 1899 con un fallo favorable a los británicos. Venezuela denunció parcialidad, acusando a Londres de influir sobre uno de los jueces, de nacionalidad rusa, y recibió el apoyo de sectores políticos estadounidenses. Décadas después, en la Conferencia de San Francisco de 1945, Venezuela denunció a Gran Bretaña ante la flamante ONU. En 1949, un memorando confidencial de uno de los jueces norteamericanos del tribunal confirmó la existencia de un acuerdo secreto entre británicos y rusos. Sin embargo, al carecer de pruebas documentales adicionales, la revelación no tuvo peso jurídico. Años más tarde, el gobierno de Marcos Pérez Jiménez planeó una invasión del Esequibo, frustrada por su caída en 1958. En 1962, Venezuela declaró nulo el laudo de 1899. Cuatro años más tarde, firmó con Guyana —recién independizada— un memorando de entendimiento para resolver la disputa. Pero el clima se tensó: Caracas desplegó maniobras militares y, en 1969, apoyó sin éxito un alzamiento de ganaderos guyanos en la región. Durante los gobiernos de Hugo Chávez, el diferendo se mantuvo en relativa calma. En 2004, el propio Chávez lo dio por cerrado, aunque en 2006 sumó una estrella a la bandera venezolana para representar la "provincia perdida" del Esequibo. Todo cambió en 2013, con el descubrimiento de petróleo en aguas bajo control de Guyana. Dos años después, la estadounidense ExxonMobil obtuvo autorización de Georgetown para explorar el denominado Bloque Stabroek, donde pronto confirmó importantes hallazgos de hidrocarburos. Desde entonces, el conflicto se reactivó con fuerza. En 2017, la ONU remitió el caso a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), aunque Caracas rechazó su competencia. En 2019, la Asamblea Nacional venezolana ratificó su soberanía sobre el Esequibo, y en 2020 la administración Trump anunció patrullajes conjuntos con la Marina guyanesa. En diciembre de 2023, el gobierno de Nicolás Maduro realizó un referendo en el que el 95% de los votantes —según cifras oficiales— apoyó la anexión del Esequibo. La participación fue baja y se denunciaron presiones sobre empleados públicos. A pesar de las advertencias de la CIJ y de Brasil, Caracas avanzó en marzo de 2024 con la creación de una unidad administrativa para el Esequibo, que ya figura en los mapas oficiales venezolanos como “zona de reclamación”. En marzo de 2025, con Donald Trump nuevamente en la Casa Blanca, el secretario de Estado Marco Rubio advirtió desde Georgetown que cualquier intento venezolano de tomar el Esequibo por la fuerza tendría “consecuencias”. La amenaza respondió a incursiones de la Armada venezolana cerca del Bloque Stabroek. Días antes, el enviado especial de EE.UU. para América Latina, Mauricio Claver-Carone, había destacado que Guyana está en camino a convertirse en el mayor productor de petróleo per cápita del mundo. Lejos de retroceder, Venezuela celebró en mayo elecciones de gobernador y diputados para el Esequibo. Analistas sostienen que esta escalada busca distraer la atención interna tras las presidenciales del año anterior, en las que una alta proporción del voto militar fue para la oposición. El auge de la minería ilegal complica aún más el panorama. Cada año, más venezolanos y brasileños ingresan al Esequibo en busca de oro, mientras grupos criminales como el Tren de Aragua imponen peajes y controlan la actividad. Según expertos internacionales, el gobierno venezolano permite e incluso financia estas operaciones para obtener beneficios y desestabilizar a Guyana. Además del oro, la región es rica en bauxita, diamantes, uranio, manganeso y otros minerales estratégicos. La disputa crece año a año. Pero una acción militar parece improbable: Venezuela carece de respaldo internacional significativo —ni siquiera cuenta con el apoyo de Cuba, su histórico aliado, que mantiene relaciones estrechas con Guyana.
Ver noticia original