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» Elterritorio
Fecha: 22/06/2025 12:11
El obereño comenzó a destacarse en los Juegos Deportivos Misioneros y hoy representa a Argentina en el Mundial sub 17 de Beach Handball en Túnez con actuaciones decisivas domingo 22 de junio de 2025 | 6:05hs. El obereño es uno de los goleadores. Con apenas 17 años, Tomás Mattje ya hace historia. Forjado en los torneos locales y bajo la guía de entrenadores apasionados, su talento lo llevó a vestir la celeste y blanca en una competencia internacional. Hoy es una pieza clave del equipo argentino, que busca el título mundial y un boleto a los Juegos Olímpicos de la Juventud Dakar 2026. De la tierra colorada a las arenas del norte africano. Del esfuerzo silencioso en clubes locales a la explosión goleadora en un Mundial. La historia de Tomás Mattje, el joven obereño que hoy brilla en el Mundial Sub 17 de Beach Handball en Túnez, tiene un punto de partida clave, los Juegos Deportivos Misioneros. Fue allí, en esos escenarios donde se combinan sueños e ilusión juvenil, donde este talentoso jugador comenzó a dar sus primeros pasos en la alta competencia. “La participación en los Juegos Misioneros fue muy importante para nosotros. Más allá de que ya teníamos actividad con la liga, esos eventos nos dieron visibilidad y nos ayudaron como equipo a crecer. Fueron fundamentales para afirmarnos, para compartir experiencias y para mostrarnos a nivel provincial”, recuerdó Tomás. Ese trampolín provincial lo llevó a destacarse también en torneos nacionales, hasta que su nombre empezó a sonar en las concentraciones juveniles de la selección argentina. El punto de inflexión llegó en abril de este año, cuando el equipo nacional se consagró campeón en el Torneo Sur-Centro Juvenil de Beach Handball en Iquique, Chile. En la final frente a Brasil, Mattje fue el máximo goleador argentino, una actuación que terminó de convencer al cuerpo técnico liderado por Andrés Bueno para incluirlo en la lista mundialista. Con sólo 17 años, Mattje no sólo se ganó un lugar en la convocatoria, sino que también se convirtió en el primer misionero en jugar un Mundial juvenil de beach handball. Un logro que no es casualidad, sino consecuencia directa de años de trabajo y dedicación. “Cumplí un sueño. Es lo que uno desea desde que empieza, representar a la Argentina. Estoy feliz, todavía no caigo del todo. Es muy fuerte pensar que estoy jugando un Mundial con esta camiseta”, confesó desde Túnez. Pero Tomás también sabe que no llegó solo. “Cuando me dieron la noticia, fue un momento que nunca voy a olvidar. Me acordé de todo lo que pasé, de la gente que me ayudó, de mi familia, mis compañeros, mis entrenadores. No llegué solo, llegué con todos ellos”, expresó. En ese camino, Ángel Dalmau fue una figura clave. Su formador y actual entrenador en Oberá no escatima elogios. “Se dio porque él puso las ganas necesarias, entrenó como se debe entrenar, con compromiso. Nosotros lo ayudamos a mejorar lo que podía mejorar. Y ahí está el resultado”. “Siempre digo, salir del potrero a los altos estadios. Tomás es eso. Y además de la felicidad que sentimos por él, esto también abre un camino. Hay otros chicos que vienen trabajando fuerte, que están siendo vistos por la selección. Esto demuestra que se puede, que desde Misiones también se puede llegar”, remarcó el entrenador. Mientras tanto, Mattje sigue acumulando méritos en el Mundial. Argentina debutó con una sólida victoria ante Uruguay por 2-0, y Tomás aportó cuatro goles. Luego llegó el turno de Senegal, donde el obereño marcó diez tantos, y más tarde el clásico ante Brasil, en el que nuevamente fue protagonista al anotar el gol decisivo del segundo set, a falta de 15 segundos. Ya en la Main Round, el seleccionado nacional venció a México con un contundente 2-0 (26-14 y 28-6) y Mattje volvió a lucirse, esta vez con ocho goles. La clasificación a cuartos de final quedó sellada, y Argentina apuntó alto, el objetivo principal es lograr uno de los cupos para los Juegos Olímpicos de la Juventud Dakar 2026. Para Tomás, sin embargo, el Mundial es mucho más que una meta deportiva. Es también un espacio de aprendizaje, crecimiento y emoción. “Voy a dar todo por esta camiseta. Con humildad y con mucha entrega. Es un sueño que todavía estoy empezando a vivir y lo quiero disfrutar con responsabilidad. Tengo claro que esto recién empieza, y que hay que seguir entrenando más que nunca”, aseguró. En cada partido, el joven misionero juega con la bandera en el pecho, pero también con la tierra colorada en el corazón. Esa que lo vio dar sus primeros pasos en la cancha del club Aemo, esa que lo impulsó a no rendirse nunca. Su historia es un mensaje para todo el deporte misionero. Porque demuestra que el camino no siempre es corto, pero que con dedicación, el esfuerzo encuentra su recompensa. Los Juegos Deportivos Misioneros no son sólo una competencia escolar, son una plataforma para descubrir talentos, para encender pasiones y para proyectar futuros. Hoy, Tomás Mattje vive su gran momento. Pero también tiene claro que esto es apenas el comienzo. El inicio de un camino que lo puede llevar mucho más lejos. Compartí esta nota:
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