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» Elterritorio
Fecha: 22/06/2025 00:10
El cacique fue absuelto por el beneficio de la duda, por la muerte de su pareja Solange Diniz (22), hallada calcinada en 2020 en la comunidad Tarumá Poty, en San Vicente. sábado 21 de junio de 2025 | 23:30hs. Desde la defensa de Marcelo Núñez se señaló que la quema del cuerpo fue una práctica funeraria guaraní. //Foto: Mariana Poplawski. En una sala silenciosa y vacía de cualquier cartel alusivo al hecho que allí se debatía, el cacique mbya Marcelo Núñez escuchó una sentencia judicial que lo alejaría de la cárcel luego de que los jueces del Tribunal Penal Uno de Oberá absolvieron al referente de la comunidad Tarumá Poty en San Vicente, por la muerte de su pareja María Solange Diniz Rabela (22), calcinada en abril del 2020. El tribunal, el último jueves, resolvió que no había pruebas determinantes que apuntaran a la responsabilidad del cacique en la tragedia, y fue absuelto por el beneficio de la duda. Esta sentencia reabrió discusiones sobre los alcances del derecho penal para analizar prácticas que podrían ser vistas desde la diversidad cultural. Cuestión que desplegó durante sus alegatos, el defensor Jorge Zabulanes, quien expuso que la quema del cuerpo de Solange pudo responder a una práctica funeraria guaraní y no a un femicidio. El dictamen de los jueces Francisco Aguirre, Horacio Paniagua y Julio Carvallo coincidió finalmente con el pedido de la defensa, cuyo representante celebró y argumentó que la sentencia respondió a la falta de elementos probatorios en contra de su cliente, aunque cada testigo que fue citado en el juicio asegurara que la joven fue víctima de una muerte violenta. En relación a lo último, fue el médico forense Milton Acosta -encargado de la autopsia de la víctima- quien aseguró que la joven sufrió una muerte violenta. "Es imposible confirmar que murió por causa natural porque no tengo elementos orgánicos que lo indiquen", sostuvo Acosta, quien subrayó que la carbonización extrema del cuerpo impidió establecer con certeza el mecanismo exacto del deceso. Sin embargo, fue contundente al afirmar: "Para mí, sigue siendo una causa violenta", describiendo que el cuerpo de Diniz Rabela estaba "carbonizado en forma extrema, con daño estructural importante. Fue profunda y extensa en la totalidad del cuerpo. Estallido visceral, estallido de calota. Eso hace que la magnitud del daño sea evidente". "La víctima al quemarse ya estaba sin vida. Por eso no podemos precisar el causal de la muerte. Pero no hay indicios de una muerte natural por enfermedad", sostuvo, y enfatizó que "no es habitual cremar un cuerpo por eso todas las circunstancias hacen que el proceso sea violento". Otra de las voces importantes que tuvo la segunda jornada del debate fue la del médico policial Antonio Pauluk, quien en su informe preliminar señaló "fractura de cráneo con probable salida de masa encefálica". En la audiencia profundizó que "hubo un estallido de cráneo que puede ser por fractura o carbonización". No obstante, en su testimonio admitió que por el estado del cadáver, no se podía acreditar si la muerte fue natural o violenta. Aunque desestimó que la fractura pudo ser provocada por la azada utilizada para extraer el cuerpo, algo que fue planteado por el defensor de Núñez. Careo con la médica En ese marco, ya desde el primer día de debate hubo contradicciones importantes entre los testigos sobre la autoría o responsabilidad que tuvo el cacique en la muerte de su pareja. Por ello, el tribunal dispuso de un careo entre el cacique Pablo Sayas -agente sanitario y referente de una comunidad mbya guaraní- y la médica psiquiatra Adriana Díaz Ferreira, quien atiende desde hace más de una década a las familias de pueblos originarios asentadas en la zona de San Vicente. En un frente a frente que duró casi tres minutos, Sayas aseguró ante el tribunal que fue la médica quien ordenó quemar el cuerpo de la joven, mientras que Díaz Ferreira lo desmintió categóricamente: "Jamás dije eso. Ni se me hubiera ocurrido". Fue así que el cacique insistió en que escuchó con claridad a la médica decir que incineren el cuerpo y la médica reiteró que jamás dijo tal cosa. "La responsabilidad es tuya, dijiste de quemar el cuerpo", arremetió Sayas, y en su defensa, la doctora le insistió: "Nunca jamás dije eso". Justamente, el motivo del careo fueron los testimonios previos. Por su parte, Sayas afirmó que Solange no fue asesinada y que falleció por una enfermedad. Lo último está ligado a la estrategia de la defensa que buscó reforzar la hipótesis de que el deceso estaría vinculado al covid y que la médica Díaz fue quien ordenó incinerar el cuerpo para evitar contagios. Además, Sayas mencionó que "ella nos contó que tuvo un tumor que le estorbaba y eso fue perjudicando su vida física", añadiendo que "Marcelo es inocente". Igualmente, pese a ser funcionario de salud, dijo que guadó la información revelada por Solange sobre la supuesta dolencia, lo que lo aleja de la actitud que debió haber tenido, y se acerca bastante a la displicencia que le reclamó la médica. La médica Díaz Ferreira había declarado que jamás inspeccionó el cuerpo de Solange ni ordenó que se lo quemara, y que fue a la comunidad por un llamado de Núñez solicitando atención médica para niños con cuadros febriles, aunque estaba al tanto de que la mujer había fallecido a instancias del propio cacique. Contó en ese tramo que camino a la aldea avisó en la Comisaría Segunda que había una persona fallecida en la aldea, pero ninguno de los uniformados que la atendió en el lugar asistió a la escena. El cacique admitió que jamás avisó a la Policía, un paso determinante ante el fallecimiento de una persona, que permite a las autoridades una primera intervención. "No tenía el teléfono", dijo cuando le preguntaron sobre los motivos, en razón de que si hubiese avisado a la Policía antes que a la médica, tal vez la causa de muerte habría quedado esclarecida desde el principio. Cultura mbya En tanto, la defensa en sus alegatos hizo hincapié en la cuestión cultural, sosteniendo que la incineración del cuerpo de Solange se debió a una práctica guaraní en el marco de una muerte natural, y no a un homicidio. Por lo que el defensor Jorge Zabulanes reclamó la absolución y liberación inmediata de Núñez, con un planteo certero en sus argumentos: "No hay pruebas". Según Zabulanes, no se presentaron elementos que prueben un hecho concreto de homicidio: "En el expediente no hay ni una prueba de un acto que haya ocasionado una muerte. El Estado puede perseguir delitos, pero el límite es el tipo penal. Si eso no se respeta, es arbitrariedad". Cuestionó también la autopsia y el informe del perito Milton Acosta, que sostuvo que Solange sufrió una muerte violenta: "Es una suposición. No hay elementos que indiquen que fue una muerte natural ni violenta. La pericia no es absoluta". En esa línea, reiteró que la incineración del cuerpo podría estar relacionada al miedo al contagio de coronavirus: "Pese a que la doctora diga que no ordenó la cremación, sí había protocolos donde se recomendaba el uso del fuego. El impacto de la pandemia debe ser tenido en cuenta". Zabulanes además planteó que no se respetó la cultura indígena ni el rol del cacique como autoridad: "El cacique guía a la comunidad, se le debía tratar con el mismo respeto que un doctor", dijo, y acusó a los medios: "Se lo convirtió en un cuco, pero la realidad es que no hay pruebas de que haya matado a alguien". Finalmente, desestimó las acusaciones de violencia de género: "Ella no estaba secuestrada. Iba a la iglesia, al mercado. Eligió estar ahí porque se sentía bien. Nada indica que sufría violencia, no hay una sola denuncia ni evidencia de eso". Con sus argumentos, convenció al tribunal integrado por Francisco Aguirre, Horacio Paniagua y Julio Carvallo (subrogante), quienes coincidieron en la falta de elementos probatorios en contra de Núñez y resolvieron absolver al acusado por el beneficio de la duda, jugando también un papel importante la cuestión cultural de la comunidad mbya.
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