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Parana » Informe Digital
Fecha: 21/06/2025 13:17
Cristina Fernández de Kirchner se mantiene en el centro del debate político y de la agenda pública, a raíz de su prisión domiciliaria. Aunque no representa el nivel de protagonismo que hubiera deseado, su condena en un caso de corrupción, tras haber ocupado la presidencia en dos ocasiones, genera naturalmente un alto y persistente impacto mediático. La cuestión politica que se plantea es otra: el kirchnerismo busca maximizar esta situación, mientras que la interrogante pendente es si en la oposición realmente hay voluntad de reconfigurar el poder y desplazarla del escenario político. A raíz del revuelo causado por el fallo de la Corte Suprema, el término “centralidad” se ha vuelto el más utilizado para describir la posición de la ex presidente. Desde Olivos, balbucean entre la intención de mantenerla como el “enemigo” principal y la inquietud por los días que pasan sin que puedan imponer un tema relevante, lo cual se asocia a la lógica de fortaleza o debilidad. Esto es especialmente significativo porque la figura de CFK logra, por ahora, contener las disputas internas del peronismo, sumándose a un estilo que muestra un bajo perfil y hasta silencio en otros ámbitos. Este contexto resulta notable ante el contraste entre la épica kirchnerista de la “proscripción” y las críticas a la ex presidente, particularmente en redes sociales y con un fuerte enfoque mileista. En este marco, el kirchnerismo actuó con agilidad y sentido común. En su discurso, mantuvo la imagen de la ex presidente como víctima de una persecución político-judicial, tratando de evitar que fuera vista como una actitud meramente defensiva o que transmitiese un toque de derrota. Por el contrario, utilizó la condena contundente para intentar revertir la percepción de un liderazgo en crisis, mostrado anteriormente en momentos como su coronación frente al PJ -posición menospreciada por ella- y su frustrada candidatura a diputada provincial por el tercer distrito electoral de Buenos Aires. Hasta las elecciones provinciales de septiembre y los comicios nacionales de octubre, se evidenciará la tensa convivencia entre aquellos que simplemente suscriben la consigna de proscripción y el núcleo kirchnerista que busca consolidar la jefatura política desde el departamento de San José hasta el 1100. En otras palabras: se observará si esto representa o no el fin de un ciclo. De inmediato, la atención está centrada en la competencia bonaerense, que combina relaciones irremediables -entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner-, pragmatismo para no desestimar a la base de votantes que respalda a CFK, y la búsqueda de la unidad, también compartida por el massismo, además de las estrategias de los intendentes, principalmente del Gran Buenos Aires. Hasta ahora, Olivos ha mostrado cautela. Una actitud que, desde el inicio, estuvo relacionada con la necesidad de alejarse de la atmósfera que rodeaba la decisión judicial, dado el clima de especulaciones sobre una posible confrontación con CFK como candidata, mensaje que se percibió por diferentes vías. Estas conjeturas generaron descontento y críticas desde el Gobierno y sus redes, a pesar de que fueron alimentadas desde la cercanía del Presidente. Esa fase fue superada rápidamente. CFK se mueve al borde de las restricciones impuestas por la prisión domiciliaria. Ya se vislumbra una nueva etapa de mensajes que, en estos días de intensa exposición, refuerzan su intención de mantenerse como contrapartida de Milei y de los miembros más destacados de su gabinete, con Luis Caputo en primer plano y, más recientemente, volviendo a señalar a Patricia Bullrich. El Presidente envió un mensaje claro que, como eje central, busca dar por concluido el ciclo de CFK. Esto forma parte de un discurso que a su vez la pone en la diana. Parece ser una etapa para evaluar la estrategia, enfrentando un desafío crucial en el corto plazo: la elección en la provincia de Buenos Aires, lo que implica una batalla simultánea con CFK y Kicillof. Antes, por supuesto, deberá resolverse el desenlace de las negociaciones con el PRO, tal vez con una fracción de la UCR. Un punto interesante dentro del micromundo de la política es que esta semana se suspendieron las conversaciones públicas entre LLA y el PRO. El contexto del caso de CFK fue señalado como la razón principal para el aplazamiento de una nueva reunión entre el operador libertario Sebastián Pareja y el trío negociador conformado por Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro. Sin embargo, los contactos no han sido cerrados, aunque la reunión se pospuso. El panorama más amplio de esta relación sigue siendo incierto. Milei renovó sus críticas hacia Mauricio Macri en una reciente entrevista en la que las menciones a CFK dominaron los titulares. La turbulencia generada por la ex presidente también opacó las críticas a la gestión nacional -tanto económicas como, principalmente, políticas- que fueron expuestas en un documento de la Fundación Pensar. El tema de los acuerdos, al menos en el ámbito legislativo y sin descuidar a los gobernadores, surge como una cuestión abierta que arrastra al oficialismo. Además, se presenta como una asignatura que gravita en la búsqueda de “recuperar” el control de la agenda política. Las necesidades propias y los movimientos ajenos, con diferentes grados de impacto en la heterogénea oposición, pesan en esta cuestión. En los días precedentes a la confirmación de la condena de la ex presidente, el tema político era el plan “Dólares del colchón”. Esta iniciativa, muy discutida y anticipada, requiere contar con dos elementos básicos para generar confianza pública: el apoyo de los gobernadores, aún incompleto, y la aprobación ágil del proyecto que modifica aspectos clave de las leyes tributarias, en especial aquellos relacionados con la evasión y las prescripciones. El oficialismo, hasta ahora, no ha avanzado en el tratamiento del plenario de comisiones de Diputados para dar paso a esa propuesta. Le cuesta conseguir los números necesarios para obtener un dictamen. Y cumplido este trámite, queda en el aire cómo se comportará la votación en el recinto. Para lograr avances es crucial establecer acuerdos con aliados y dialoguistas. Este tejido será decisivo, especialmente ante los proyectos de restitución de jubilaciones y sistema nacional de discapacidad. Con un empuje opositor más contundente y cierta colaboración que encendió alarmas en el Gobierno, dichos textos ya fueron aprobados en la Cámara baja y aguardan su turno en el Senado, quizás para fin de mes. Una contienda compleja que, de resultar favorable a la oposición, volverá a desafiar al oficialismo: asegurar un blindaje legislativo para el veto prometido por Milei. En cualquier caso, las conversaciones con los jefes provinciales serán cruciales para Olivos. En una movida que también estuvo ensombrecida por el tema CFK, Guillermo Francos recibió a una delegación de gobernadores, quienes ratificaron sus demandas colectivas en el contexto de la reducción de fondos por coparticipación federal. Se encuentran en el centro de la disputa por el reparto de fondos discrecionales hasta la coparticipación del impuesto a los combustibles. El lunes, los gobernadores se volverán a reunir en el CFI y es posible que haya una participación total. En este contexto, queda claro que “recuperar” la iniciativa o manejar la agenda exige una acción efectiva, además del discurso. No parece que sea suficiente con intentar reanimar el Consejo de Mayo, convocado después de casi un año para su primer encuentro, la próxima semana.
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