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  • “El barbero siempre fue una persona muy importante en la sociedad”

    » Elterritorio

    Fecha: 19/06/2025 01:30

    Rodrigo De Jesús considera su profesión como un arte que está pasando por un momento de auge a nivel mundial y asegura que la clave pasa por brindar una buena atención a sus clientes miércoles 18 de junio de 2025 | 7:00hs. Rodrigo De Jesús dice que además de hacer un buen corte, la clave está en trabajar con buena energía. Fotos: N. Guerrero Rodrigo Matías De Jesús, alias ‘Rodrigo Patricio’ nació en Posadas. Se crió en el barrio Alta Gracia, pero a los 16 años se fue a Buenos Aires. De chico, y de no tan chico, sus sueños estaban ligados a la música. Estaba en una etapa de rebeldía durante la adolescencia y sintió que lo mejor sería irse a vivir a Buenos Aires, donde se encontraba su papá. Desde el 2006 hasta el 2020 su vida transcurrió entre la capital del país y la tierra colorada. Rodrigo se convirtió en padre de una niña cuando tenía 19 años y esa etapa de rebeldía propia de la edad tuvo que quedar (un poco) de lado porque empezaron las responsabilidades. Así fue que empezó a hacer changas, pero no lograba conseguir una estabilidad laboral y emocional. Fue una etapa complicada que supo atravesar, pero que le costó bastante ya que tuvo que aprender a vivir estando lejos de su hija, que se encontraba en Posadas mientras él seguía intentando poder brindarle una mejor calidad de vida a ella y a su madre. En esa búsqueda terminó encontrando un trabajo estable, en blanco, lo que hasta ese momento creía que estaba buscando. Pero justamente fue esa experiencia la que le terminó demostrando que no era eso lo que realmente quería. Luego de unos años de trabajar en una empresa, se dio cuenta que lo que realmente lo hacía un tipo feliz era otra cosa, no ese trabajo rutinario. Y la vía de escape a esa vida monótona la encontró cuando con un amigo fueron a una barbería. En ese momento terminó encontrando su verdadera profesión, a la que considera como un arte, la que lo llevó a relacionarse con personas reconocidas, cantantes y deportistas, pero que además lo terminó trayendo nuevamente a Misiones. ¿Con qué soñabas cuando eras chico? Soñaba con formar una banda de música, tocar la guitarra, quería triunfar con la música. Pero como fui padre muy joven me tuve que poner a laburar. Era un pibe rebelde, pero nunca fui una persona mala. El nacimiento de mi hija y la pérdida de mi mejor amigo me hicieron reflexionar”. ¿Y cómo fue esa etapa de tu vida en Buenos Aires cuando todavía eras chico? Buenos Aires es un mundo de oportunidades, por eso cuando nació mi hija acá en Posadas decidimos ir todos para allá. No tenía nada, mi guitarra, nada más. No tenía ni la noción de lo que significaba ser papá. Tuviste que asumir esa responsabilidad… Sí. De a poco fui haciendo algunos trabajos, changas, hasta que conseguí entrar en una empresa de monitoreo en la que estuve casi 9 años. Con eso pude estabilizarme, comencé a comprar mis cosas, pero al poco tiempo me separé de la madre de mi hija y ahí decayó todo otra vez. Ellas se volvieron a Posadas y yo me quedé. Fue un momento duro, pero lo tuve que pasar. Siempre extrañé a mi hija, las despedidas eran horribles. ¿Y cómo descubriste el mundo de la barbería? Siempre me gustó usar aros, el cabello largo, los tatuajes, pero todo eso se complicaba en la empresa en la que trabajaba. Hasta que un día dije ‘no, esto no es para mí’. Quería hacer algo en lo que yo sea mi propio jefe, entonces decidí empezar a estudiar peluquería. ¿Entonces estudiaste para ser peluquero? Me anoté para estudiar peluquería unisex en un instituto en el que se estudiaban cosas relacionadas a la estética. Cejas, pestañas, maquillaje, peluquería. Me gustó ese ámbito y me re copé. Trabajaba de noche en la empresa, a la mañana dormía y por la tarde iba a estudiar. ¿Qué fue lo que te llamó la atención? Un amigo me invitó una vez a una barbería y cuando vi cómo atendían, la buena onda que tenía el lugar, sentí que me gustaría poder hacer lo mismo. Cuando estaba estudiando conocí a un compañero que ya sabía hacer cortes y le pedí que me diera un par de consejos, pero él fue muy egoísta conmigo y no quiso. Eso primero me generó bronca, pero después me motivó para demostrarle que podía ser mejor que él. ¿Y cuál es tu especialidad? Dentro de la barbería hay tres rubros: la clásica, la artística y la moderna. Yo siempre me dediqué a la barbería artística. A medida que fui estudiando me fui animando a hacer cosas originales, siempre busqué eso. No copiar lo que hacían los demás sino crear un estilo propio. Me fui entusiasmando y me empecé a destacar. De a poco no me dediqué más a la peluquería unisex y empecé a hacer cortes con dibujos en la cabeza. Llegué al punto de que el director del instituto no me dejaba recibirme porque me faltaba rendir corte masculino, pero yo ya hacía cosas más sofisticadas. Fuiste un paso más allá, ¿por qué? Yo siempre les enseño a los chicos que trabajan conmigo que primero van a aprender de otros, pero después ellos van a adquirir su propia técnica. Nunca me quise hacer el canchero, yo quería mi título y ponerme a trabajar. ¿Cómo fueron esos primeros pasos trabajando de lo que habías estudiado? Arranqué y me fue bien. Me compré una motito, alquilé un departamento y cada vez venía más gente a cortarse. Eso hasta que una vecina me denunció porque pensaba que estábamos haciendo algo raro y me mandó a la policía. Pensaban que vendía droga, pero llegaron y vieron lo que hacía y estuvo todo bien. Le terminé cortando el cabello a los policías. Con la plata que ganaba me fui comprando mis herramientas, invertí y fui consiguiendo mis cosas, hasta que me robaron. Ahí me re bajoneé, además tuve un accidente en la moto. Quise largar todo. ¿Y cómo te recuperaste de eso? Soy muy creyente y creo que gracias a Dios me pude recuperar. Después de un largo tiempo sin trabajar volví a cortar el pelo y pude volver a comprar mi máquina. Alquilé otro local y empecé a tener mucho éxito en el barrio, hacía buenos dibujos y me hice conocido, sobre todo en Facebook. Una vez me invitaron a uno de los eventos de peluquería más grandes del país. Yo fui así simple como me visto y estaban ahí todos los mejores barberos del país, con su mejor pilcha. ¿Cómo te fue? Me preguntaron si me animaba a hacer uno de mis trabajos arriba del escenario principal del evento y, a pesar de la vergüenza, no podía decir que no. Le hice a mi modelo la máscara de Jason en la parte de atrás de la cabeza y todos quedaron sorprendidos, les encantó. Fue como debutar en Primera. Después me seguían llamando para ese tipo de festivales, me elegían como jurado en batallas de barberos. ¿También tuviste un paso por programas de televisión? Sí, me llamaron de C5N para hacer un diseño en vivo en un programa. Después me llamaron unos productores de Canal 13 para participar en el programa de Guido Kaczka. No lo podía creer. ¿Conociste el ámbito del fútbol? Sí. Había un chico de Laferrere que jugaba en Argentinos Juniors. Le corté un par de veces a ese chico y un día me invitó para ir a cortar a los pibes del club y obviamente le dije que sí. Ahí conocí a Alexis y Kevin Mac Allister, cuando ellos tenían 15 o 16 años. Le cortaste el pelo a un futuro campeón del mundo… Sí, a Lautaro Martínez también cuando estaba en la sub 17. En esa época me hice muy amigo de Francisco ‘Pancho’ Solé, que hoy juega en Venezuela. A él lo habían convocado a la sub 17 y ahí me invitó para ir a cortarles en el predio de AFA. ¿Por qué volviste a Misiones si ya te iba bien en Buenos Aires? Uno de los motivos fue la inseguridad. Se hace muy difícil vivir en Buenos Aires porque de un momento para el otro perdés todo lo que construiste, como me pasó. Además que extrañaba mucho a mi hija. Por eso me vine para acá en el 2020, puse mi negocio en la Chacra 32-33 y al toque me agarró la pandemia. Ahí todo para atrás otra vez. Recién había abierto el negocio y tuvimos que cerrar. Fue complicado, pero pasó la pandemia y pudimos volver a arrancar. Ahora tenemos dos locales. ¿Se puede vivir de ser barbero entonces? Claro que sí. Hay gente que tiene el talento y puede vivir tranquilamente de esto. Siempre les digo a los empleados que mientras ellos más trabajen más plata se van a llevar. Hace 12 años vivo de esto y me va bien. Estoy haciendo mi casa, tengo mi auto, dos negocios. A pesar de la situación económica la gente guarda una plata para acudir a la barbería… Siempre, la gente se quiere ver linda. Quiere comer y se quiere vestir. Esos son los tres negocios que siempre están. El barbero siempre fue una persona importante en la sociedad. Es un laburo cómodo. ¿Es un negocio que creció bastante en el último tiempo? Es un fenómeno que se da en todo el mundo. Fijate la cantidad de barberías que hay en Misiones, más aún lo que pasa en Buenos Aires, que tenés una barbería por cuadra más o menos. Tiene que ver con la salida laboral que te da, todo depende de cada uno. ¿Y cómo hacés para destacarte habiendo tanta oferta? Haciendo las cosas bien, es algo que va más allá de sólo cortar el pelo. La buena atención, la buena onda. Vos podés ser un crack pero tenes una cara de orto y el cliente no va a querer venir más. ¿Qué se necesita para ser un buen barbero? Yo creo que hay gente que tiene chispa para esto, que tiene buena mano. Pero hay que tener buena energía, porque de eso depende todo. Vos venís a trabajar con mala energía y eso se transmite. Todos tenemos problemas, pero eso lo dejamos en la casa. Acá venimos a generar un buen ambiente, a charlar con el cliente, a compartir un mate y eso se refleja en el resultado. Perfil Rodrigo De Jesús Barbero Nació en Posadas y se crió en el barrio Alta Gracia. Luego se fue a Buenos Aires a vivir con su padre y allí, después de trabajar casi una década en una empresa, se dedicó al mundo de la barbería. En 2020 volvió a Posadas y, a pesar de la pandemia, pudo reinventarse y hoy cuenta con dos locales.

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