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» LaVozdeMisiones
Fecha: 18/06/2025 21:50
Muerte por covid o femicidio. Sobre ese interrogante se centró esta mañana el primer día del juicio oral contra el ex cacique Marcelo Núñez, acusado de asesinar a su pareja criolla María Solange Diniz Rabela (22), para luego incinerarla y enterrarla en una fosa a metros de su casa dentro de la comunidad mbya guaraní Tarumá Poty de San Vicente. Núñez, que enfrenta una acusación que puede conducirlo a prisión perpetua, mantuvo su inocencia al declarar este miércoles al mediodía, una vez concluida la presentación de los trece testigos citados para la fecha, varios de los cuales optaron por no declarar al ser familiares del imputado. El cacique insistió en la versión defensiva que sostiene desde el 12 de abril de 2020, día en que se produjo el deceso de Diniz Rabela, aunque el hecho recién se descubrió cuatro días después, tras una denuncia radicada por el padrastro de la joven. “Yo soy inocente”, sostuvo Núñez, apoyado por un intérprete de idioma guaraní, al momento de declarar ante el magistrado Francisco Aguirre, que preside el Tribunal Penal Uno de Oberá con sus pares Horacio Paniagua y Jorge Carvallo como vocales. El imputado reiteró que Diniz Rabela murió por un cuadro de covid y apuntó que la cremación del cadáver se efectuó por recomendación de la médica Adriana Mariel Ferreyra Díaz (55), que declaró minutos antes que el cacique y repitió en al menos cinco oportunidades que nunca emitió tal consejo. “La doctora mintió. No fue así. Yo le llamé y llamé pero no atendió nunca. Recién a los tres días vino. Ella dijo que la enterrara o hiciera algo más rápido. Me dijo: ‘Vos Núñez hace mi palabra y yo me hago cargo”, lanzó el cacique, atribuyéndole la responsabilidad del cruento final de Diniz Rabela a la médica. El cacique además se desligó de la cremación del cadáver, tarea que -según su testimonio- fue realizado por otro paisano que actuó sin su consentimiento como autoridad máxima de la comunidad. También negó haber ejercido violencia de género sobre la víctima en ocasiones anteriores. “Siempre íbamos bien con ella. Ella iba a la iglesia, a la religión de ellos y yo seguía mi religión guaraní. Yo nunca le hice mal, le amo mucho a ella”, aseguró. Los médicos Sin embargo, varios de los testimonios recolectados previamente marcan episodios diametralmente opuestos al relato brindado por el cacique imputado. Los aportes más esperados de la jornada eran los de la médica Ferreyra Díaz y la de su compañero, el chofer de ambulancia, Ricardo Sabal (45), quienes relataron cómo fueron esos primeros días del caso. “Era domingo de Pascuas en 2020. Era pandemia, es decir que estábamos alerta. Yo estaba en mi casa y me llama Núñez solicitando que vaya con la ambulancia porque había obitado su pareja y él pensaba que era covid. Yo le dije que no podía hacer eso, que debía llamar a la Policía porque se trataba de un óbito en domicilio”, recordó la médica que desde 2012 realiza visitas sanitarias en comunidades aborígenes de San Vicente y alrededores. En idéntica sintonía declaró Sabal, a quien Núñez llamó solicitando lo mismo y recibió la misma respuesta. “Nos preguntó si podíamos ir a buscar el cuerpo de su pareja, que había fallecido. Supuestamente él se despertó y ella estaba fallecida. Yo me comuniqué con mi jefe y me dice que no, que nosotros no somos la morgue, que debía intervenir la Policía”, afirmó. Lo que ocurrió después, según ambos testigos, fue que el cacique los volvió a llamar, pero esta vez pidió que acudieran a la comunidad porque habían niños con síntomas similares al coronavirus. Ferreyra Díaz contó que esa visita sí fue autorizada y decidieron ir hasta Tarumá Poty, pero antes de ello pasaron por la comisaría Segunda de San Vicente para advertir que en el lugar había una persona fallecida, lo cual fue prácticamente desoído por los oficiales en turno. “Yo hablo con un oficial y le empiezo a comentar. Él me dice que estaban en conocimiento porque vino el padrastro de la señora (de Diniz Rabela). Me dijo que nadie nos iba a acompañar porque la costumbre de ellos era enterrar el cuerpo en la comunidad. Ahí yo le avisé que ella no era de la comunidad”, profundizó en ese punto Sabal. La cuestión es que al llegar a la comunidad el equipo sanitario revisó a sus integrantes, donde había niños con cuadros subfebriles pero ninguno presentaba mayores síntomas, ni hubo que trasladar a ninguno para una atención más pormenorizada. “Cuando estábamos allá me acerqué a la carpa donde estaba el óbito. Yo ya sabía que estaba ahí, pero yo ya había dicho que no iba a revisar el cuerpo. El señor Núñez nos volvió a pedir que trasladáramos el cuerpo hasta Fracrán, pero nosotros terminamos nuestro trabajo y volvimos al pueblo”, alegó la médica. Tanto el fiscal David Milicich, como el defensor particular Jorge Zabulandez e incluso los magistrados realizaron varias preguntas relacionadas a la cremación del cuerpo de Diniz Rabela, a lo que la médica contestó, una y otra vez: “Yo jamás dí esa recomendación. Juro por Dios y los Santos Evangelios. Ni se me hubiese ocurrido”. “Cuando terminamos todo la doctora se acercó a Núñez y le recomendó que traten de resolver lo antes posible porque el cuerpo se iba a descomponer. En ningún momento recomendamos que quemaran el cuerpo”, ahondó Sabal. Según consta en el requerimiento de elevación a juicio de la causa, tras el deceso de Diniz Rabela el cacique le ordenó a varios paisanos que colaboren para deshacerse del cuerpo, siempre siguiendo la teoría del fallecimiento por covid. Tal fue así que algunos participaron en el traslado del cadáver y otros ayudaron en la cremación. Sin embargo, ninguno de ellos aceptó declarar hoy, amparándose en que todos guardaban algún lazo de parentesco con Núñez, lo cual los exime de testimoniar, según la legislación vigente. Careo El único que aborigen que sí declaró fue Pablo Alejandro Zayas, cacique de otro pueblo mbya guaraní distante a unos 20 kilómetros de Tarumá Poty. “Todos los testigos que estuvieron acá, por miedo o timidez ante la autoridad, no se animan a contar la verdad. La policía, el blanco, siempre llega atropellando. Por eso yo hoy estoy acá, para decir que Marcelo Ñúñez es inocente y que la señora falleció de enfermedad”, arrancó Zayas, que no dudó que atribuir responsabilidades en el caso a la médica Ferreyra Díaz. El cacique narró que “doña María (por Diniz Rabela) una semana atrás ya estaba muy enferma. Ella contó todo, tenía un tumor y seguramente eso le fue perjudicando la vida física de ella”, aunque ante una repregunta del fiscal Milicich admitió que a pesar de ello “nadie llamó al médico”. Sobre la cremación del cuerpo, tampoco vaciló y cuestionó a la médica: “Yo escuché que la doctora mandó a quemar el cuerpo. Yo por eso fui el martes, para que no se haga eso, pero ya era tarde”. La contraposición entre ambos era evidente, por lo cual el fiscal solicitó la realización de un careo, donde los dos mantuvieron sus mismos postulados. La doctora negó haber dado esa recomendación y Zayas insistió en su acusación. Violencia Independientemente del debate en torno a la quema del cadáver, en esta primera jornada también declararon dos testigos que dieron cuenta de episodios de violencia de género contra Diniz Rabela. Uno de ellos fue Leonardo Benítez (44), padrastro de la víctima. El hombre contó que la muchacha era “maltratada” y que llevaban cinco meses sin hablar con ella porque Núñez impedía las comunicaciones. “Él le golpeaba y le maltrataba. Ella intentó escapar dos veces y él le salía a buscar de nuevo en la moto. Yo creo que fue más muerte por delito, que por covid. Ella fue matada por el señor”, incriminó. Otro que testigo que mencionó situaciones de violencia fue Cristian Reinel (24), vecino de la comunidad. Si bien el joven no presenció los hechos, sí relató lo que su esposa, Juana Sierra -también aborigen-, le contó. “Yo escuchaba gritos cada noche, pero no sabía nada. Pensé que por ahí era que estaban jugando naipes. Mi señora me contó que un día estaban en la casa de su abuela y escuchó a la señora gritar. Ella me contó que la señora salió corriendo, con un dedo cortado y que Marcelo venía con un machete atrás”, describió. Día clave El debate oral continuará mañana, a partir de las 8.30, con la declaración de dos testigos citados a último momento: uno es el médico policial que participó de la excavación y otro es el médico forense que realizó la autopsia a los restos carbonizados de la víctima. La declaración de ambos será clave para abordar cuestiones referidas al fallecimiento de la joven. En este punto cabe recordar que la autopsia no pudo precisar la causa de muerte debido al estado de carbonización total que presentaban los restos, aunque sí consideró que el deceso fue violento. Se prevé que después de ello se dará inicio de la etapa de alegatos, donde las partes expondrán sus conclusiones finales, para que posteriormente el tribunal dicte sentencia. El debate puede observarse en vivo a través de Youtube. Desde el Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (Emipa) advirtieron “aunque la causa fue presentada públicamente como un femicidio, lo cierto es que no existen pruebas concluyentes que incriminen a Marcelo Núñez, quien lleva años en prisión preventiva”. Y reclamaron que “el proceso estuvo atravesado por irregularidades graves, la falta total de perspectiva intercultural y una condena social y mediática reforzada por prejuicios racistas y discriminatorios. FOTO: Emipa
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