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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/06/2025 14:48
El monitoreo frecuente y el enfoque multidisciplinario son esenciales para prevenir complicaciones de la diabetes tipo 2 (Freepik) El aumento sostenido de casos de diabetes tipo 2 y prediabetes demanda prestar atención a hábitos y estrategias que colaboren con el control glucémico. Factores como la alimentación, el ejercicio, el manejo del estrés, el descanso y el monitoreo regular resultan esenciales para mantener los valores de glucosa dentro de los parámetros recomendados. De esta forma se evitan complicaciones y mejoran la calidad de vida de quienes viven con esta condición o buscan prevenirla. Síntomas de la diabetes tipo 2 La diabetes tipo 2 afecta a millones de personas en todo el mundo y suele avanzar de manera silenciosa durante años antes de ser detectada. Esta forma de diabetes se produce cuando las células dejan de responder de manera efectiva a la insulina, la hormona encargada de mantener en equilibrio el azúcar en la sangre. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en América conviven con esta enfermedad alrededor de 62 millones de personas, en un universo que alcanza los 422 millones. Las señales iniciales, conocidas como síntomas de hiperglucemia, pueden pasar desapercibidas o atribuirse a otras causas. Entre los síntomas principales se incluyen la sed extrema, el aumento del apetito, la necesidad frecuente de orinar y la fatiga persistente. Algunas personas también pueden experimentar visión borrosa, pérdida de peso sin explicación, infecciones recurrentes y una mayor dificultad para la cicatrización de heridas. La identificación temprana de estos síntomas es fundamental, ya que la diabetes tipo 2, cuando no se trata, puede derivar en complicaciones cardiovasculares, daño renal, afecciones en la vista y problemas neurológicos. Los especialistas advierten sobre el carácter silencioso de la enfermedad. Resulta clave consultar a un médico frente a la presencia de estos síntomas para realizar los análisis correspondientes y, en caso de confirmarse el diagnóstico, comenzar cuanto antes con el tratamiento adecuado. El control oportuno permite retrasar la progresión de la diabetes y reducir la aparición de complicaciones asociadas, además de mejorar la calidad de vida del paciente. “La diabetes tipo 2 suele presentarse en adultos con más de 40 años, muy relacionada al sobrepeso o a la obesidad, con un perímetro de la cintura abdominal medido en casa por encima de 80 cm en mujeres y 90 cm en hombres. También está asociada con otros factores de riesgo, como los triglicéridos altos e hipertensión arterial e hígado graso”, explicó a la BBC, José Agustín Mesa Pérez, médico endocrinólogo y presidente de la Asociación Latinoamericana de Diabetes. Tés, vinagre de sidra de manzana, canela y fenogreco muestran beneficios en la regulación del azúcar (Crédito: Pexels) En consonancia, Fabiana Vázquez, vocal de la Sociedad Argentina de Diabetes indicó: “La diabetes no se cura, pero bien controlada, la persona puede hacer una vida normal. No hay forma de saber quién tendrá diabetes tipo 1, ni forma de evitarla. En cambio la diabetes tipo 2 tiene factores desencadenantes muy claros. Mantener un peso adecuado, una alimentación saludable y balanceada y hacer ejercicio físico regularmente puede evitar o retrasar la aparición de la diabetes en quienes tienen predisposición genética”. Cómo bajar el azúcar en sangre Mantener los niveles de glucosa dentro de rangos saludables resulta fundamental tanto para la prevención como para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Diversos estudios y consensos médicos coinciden en que la regulación del azúcar en sangre depende de un abordaje integral, donde el ejercicio, la alimentación equilibrada, el control del estrés y el monitoreo periódico desempeñan un papel estratégico. Importancia de regular el nivel de glucosa Evitar picos glucémicos recurrentes significa limitar la exposición a concentraciones elevadas de azúcar en sangre. Además, regular la glucemia colabora con la prevención de complicaciones cardiovasculares, renales y neurológicas a largo plazo. Entidades médicas y sociedades científicas enfatizan que el buen manejo del nivel de azúcar constituye una de las claves para evitar la progresión de la enfermedad y mejorar los indicadores metabólicos. Ejercicio físico El ejercicio regular contribuye de forma comprobada al descenso de la glucemia y mejora la sensibilidad a la insulina. Las actividades físicas como caminata, ciclismo, natación, levantamiento de pesas y baile permiten que los músculos utilicen de manera más eficiente la glucosa circulante. Control de carbohidratos y dieta La cantidad y tipo de carbohidratos influyen de manera directa sobre los niveles de glucosa. La recomendación de las asociaciones de diabetes pasa por moderar la ingesta de hidratos, priorizar los de bajo índice glucémico y planificar comidas equilibradas. Diversas investigaciones demuestran que quienes se ajustan a una dieta baja en carbohidratos logran una mejor estabilidad del azúcar en sangre a lo largo del tiempo. La fibra y la hidratación adecuada favorecen el control glucémico y la prevención de complicaciones (Crédito: Pexels) Aporte de fibra Incorporar fibra en la dieta diaria ayuda a enlentecer la absorción del azúcar y contribuye a un incremento más gradual en la glucemia tras las comidas. Además, la fibra favorece la saciedad y el control del peso. Se sugiere alcanzar una ingesta diaria de fibra entre 25 y 38 gramos, según el requerimiento calórico y el sexo. Hidratación adecuada La adecuada hidratación facilita la eliminación del exceso de glucosa a través de la orina y mantiene el volumen sanguíneo, lo que ayuda a un mejor control metabólico. Estudios observacionales reportan menor incidencia de hiperglucemia en quienes consumen la cantidad suficiente de agua diariamente. Control del peso y tamaño de porciones La regulación del tamaño de las porciones y el control del peso corporal mostraron beneficios en la prevención y manejo de la diabetes tipo 2. La reducción calórica moderada, junto con un monitoreo del perímetro de la cintura, disminuye el riesgo de resistencia a la insulina y descenso sostenido de la glucemia. Alimentos con índice glucémico bajo Elegir alimentos de bajo índice glucémico, como legumbres, verduras, frutas frescas, batatas, cereales integrales, mariscos y carnes magras, ayuda a mantener una curva glucémica estable después de las comidas. Este tipo de alimentos aporta energía sostenida, evita picos bruscos y promueve el control a largo plazo. El ejercicio regular mejora la sensibilidad a la insulina y contribuye al descenso del azúcar en sangre (Crédito: Pexels) Reducción del estrés Diversas investigaciones confirman que situaciones de estrés elevan de forma transitoria el azúcar en sangre. El cuerpo libera hormonas contrarreguladoras, como el cortisol, que incrementan la glucosa disponible. Estrategias de manejo del estrés, el ejercicio regular, la meditación y técnicas de relajación ayudan a mantener el balance metabólico y reducen las oscilaciones glucémicas. Monitoreo de la glucosa Según los especialistas, medir y registrar los niveles de azúcar en sangre permite ajustar la dieta, la medicación y el nivel de actividad física, facilita el control personalizado de la enfermedad. Mantener un diario con los registros resulta útil para identificar patrones, anticipar descompensaciones y optimizar el tratamiento bajo supervisión médica. Buen descanso y calidad de sueño El descanso inadecuado y la privación de sueño inciden negativamente en la sensibilidad a la insulina e incrementan el riesgo de hiperglucemia y aumento de peso. Dormir entre siete y nueve horas de calidad cada noche favorece el equilibrio metabólico y contribuye al control glucémico en el tiempo. Suplementos y micronutrientes El déficit de ciertos micronutrientes, como el cromo y el magnesio, según los estudios, se asoció al desbalance glucémico y a un mayor riesgo de desarrollar diabetes. Alimentos como huevos, granos enteros, frutos secos, hojas verdes, pescado, chocolate oscuro, bananas y legumbres resultan fuentes recomendadas para mantener estos valores dentro del rango normal. El control de carbohidratos y la elección de alimentos de bajo índice glucémico ayudan a estabilizar la glucosa (Crédito: Pexels) Alimentos que ayudan a bajar el azúcar en sangre La selección de alimentos adecuados desempeña un papel central en el control de la glucosa y la prevención de complicaciones asociadas a la diabetes tipo 2. Investigaciones recientes y expertos en nutrición coinciden en que ciertos alimentos ayudan a regular los niveles de azúcar por sus propiedades particulares. Esto facilita un mejor metabolismo y reduce la necesidad de intervenciones farmacológicas en etapas tempranas. Verduras destacadas Entre los vegetales que mostraron mayor eficacia para estabilizar la glucosa en sangre se encuentran el brócoli y sus brotes, ricos en sulforafano. Los expertos recomiendan consumirlos crudos o al vapor para preservar este beneficio, y combinarlos con mostaza. La calabaza es otro vegetal con alto contenido de polisacáridos, los cuales ayudan a controlar el azúcar y fueron aprovechados tradicionalmente en forma de extractos. Por su parte, el melón amargo, típico de regiones tropicales, contiene flavonoides y polisacáridos que inhiben enzimas responsables de elevar la glucosa, aunque su uso extendido requiere más estudios en humanos. La col rizada o kale se destaca por su contenido de fibra y antioxidantes (quercetina y kaempferol) capaces de mejorar la respuesta a la insulina y reducir el azúcar en sangre, especialmente si se combina en comidas ricas en carbohidratos. Además, legumbres como los frijoles y lentejas ofrecen fibra soluble y almidón resistente, lo que ralentiza la digestión de los hidratos y evita picos glucémicos. Las semillas de chía, por su parte, han demostrado reducir marcadores claves de la diabetes, como la hemoglobina A1c, debido a su aporte de fibra y grasas saludables. Fibra y su capacidad de reducir picos glucémicos La fibra juega un rol destacado en el descenso sostenido del azúcar en sangre. Consumirla tanto en forma soluble como insoluble permite una absorción más lenta de los carbohidratos, lo que evita fluctuaciones bruscas y facilita un control más estable a lo largo del día. Alimentos como frutas frescas, alguna variedad de cereales integrales, semillas y vegetales aseguran la ingesta diaria recomendada, promueve mayor saciedad y control del apetito. Té y principales infusiones El consumo regular de té se asocia a una mejor salud metabólica gracias a su contenido de polifenoles y antioxidantes. En el caso del té verde, las catequinas como la epigalocatequina-3-galato mejoran la sensibilidad a la insulina y reducen la inflamación, según estudios publicados en Diabetes and Metabolism. Identificar síntomas como sed extrema, fatiga y visión borrosa es clave para un diagnóstico temprano de diabetes (Crédito: Pexels) Otras infusiones destacadas incluyen el té de manzanilla, con efectos sobre la disminución del marcador de control glucémico a largo plazo (HbA1c) y la reducción de la insulina circulante, así como el té de hibisco, que baja la presión arterial y el colesterol, dos factores de riesgo frecuentes en personas con diabetes. El té de jengibre, por último, se asocia a una mejor respuesta de la insulina y reducción de la inflamación. Los especialistas recomiendan alternar estas infusiones durante el día y consultar antes de realizar cambios importantes en la dieta. Vinagre de sidra de manzana Diversos estudios evidenciaron que el vinagre de sidra de manzana, especialmente cuando conserva la “madre” bacteriana, atenúa los picos de azúcar tras las comidas y potencia la respuesta a la insulina. Puede añadirse en aderezos, ensaladas o disolverse en agua, aunque resulta fundamental contar con aprobación médica antes de su uso en pacientes que consumen medicamentos para la diabetes. Canela y fenogreco Tanto la canela como el fenogreco fueron empleados en la medicina alternativa durante siglos. Las investigaciones actuales sugieren que una dosis moderada de canela diaria (aproximadamente media a dos cucharaditas) mejora la sensibilidad a la insulina y puede reducir hasta un 29% los niveles de azúcar. El fenogreco, sobre todo en forma de semillas, también posee importantes efectos glucorreguladores, que se han demostrado a partir de una revisión de diez estudios. Su consumo debe evitarse en mujeres embarazadas o personas bajo tratamiento hipoglucemiante sin control médico. Cambio de hábitos para bajar el azúcar en sangre La adopción de nuevos hábitos, tanto en la alimentación como en el estilo de vida, es fundamental para mantener niveles estables de glucosa y prevenir el avance de la diabetes tipo 2. Los especialistas insisten en que pequeñas modificaciones sostenidas en el tiempo pueden ofrecer resultados notables en el control metabólico, reducir el riesgo cardiovascular y prevenir enfermedades asociadas, como daño renal o afecciones neurológicas. Recomendaciones de expertos para la prevención Expertos internacionales y sociedades científicas destacan que el primer paso para reducir el azúcar en sangre es comprender el impacto de las rutinas diarias sobre el metabolismo. El consenso entre cardiólogos, diabetólogos y nutricionistas refuerza la necesidad de un enfoque múltiple que incluya alimentación equilibrada, actividad física regular, manejo del estrés, descanso de calidad y monitoreo frecuente de los valores glucémicos. Las organizaciones médicas de Argentina, como la Sociedad Argentina de Cardiología y la Sociedad Argentina de Diabetes, coinciden en que el paciente que logra equilibrar estos factores reduce sustancialmente el riesgo de complicaciones y mejora su calidad de vida. Cambios en la dieta y planificación de comidas El control del azúcar en sangre comienza en la mesa. La reducción del consumo de azúcares simples y carbohidratos refinados, junto con el aumento de fibra de fuentes naturales (legumbres, vegetales, semillas, granos integrales y frutas frescas), son las medidas más recomendadas. Planificar las comidas y controlar el tamaño de las porciones ayudan a prevenir hiperglucemias postprandiales. Incluir alimentos con bajo índice glucémico en cada comida, distribuir la ingesta calórica a lo largo del día —en vez de grandes cantidades en una sola comida— y sumar alimentos fermentados, como yogur o vinagre de sidra de manzana, también aportan beneficios medibles. De igual manera, hay consenso en evitar o limitar bebidas azucaradas, jugos industriales, pan blanco y papas en exceso. Ejercicio y control del estrés El ejercicio físico constituye una herramienta valiosa: moverse todos los días —ya sea con actividades formales como running, natación o ejercicios de fuerza, o a través de caminatas o bicicleta— mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a regular el peso corporal. La actividad física frecuente también favorece la salud cardiovascular, disminuye los niveles de estrés y contribuye a mantener la masa muscular. Por su parte, el manejo del estrés con estrategias como la meditación, el yoga o técnicas de relajación reduce la secreción de hormonas como el cortisol y el glucagón, implicadas en el aumento de la glucosa circulante. Practicar relajación o mindfulness, así como encontrar instancias diarias para desconectarse del trabajo y las obligaciones, apoya la estabilidad glucémica. La diabetes tipo 2 avanza de forma silenciosa y afecta a millones en todo el mundo (Crédito: Pexels) Monitoreo y control de la salud a largo plazo La evaluación periódica de los valores de glucosa en sangre permite ajustar las conductas, anticipar descompensaciones y evitar complicaciones graves. Las guías internacionales recomiendan mantener registros detallados, realizar controles médicos regulares y actualizar los objetivos de tratamiento en función del progreso individual. Los especialistas resaltan que “lo que se mide, se controla”, por lo que el automonitoreo, junto con el control del peso y el perímetro de la cintura, integra el núcleo de la prevención. Advertencias y cuidados en poblaciones especiales Resulta clave adaptar cualquier estrategia a las particularidades de cada persona. Las mujeres embarazadas, quienes reciben medicación específica para la diabetes o presentan enfermedades asociadas deben consultar siempre al profesional de la salud antes de incorporar suplementos como vinagre de sidra de manzana, canela o fenogreco. El abordaje individualizado asegura la seguridad y la eficacia del tratamiento, evitando efectos adversos y complicaciones adicionales. Las estrategias para bajar el azúcar en sangre y controlar la diabetes tipo 2 requieren un compromiso sostenido con hábitos saludables y un enfoque multidisciplinario. Regular el aporte de carbohidratos, sumar fibra, incorporar actividad física y mantener controlados el estrés y el descanso son medidas sustentadas por la evidencia que permiten reducir el riesgo de complicaciones y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
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