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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/06/2025 10:35
ARCHIVO - Un cultivador prepara hongos de psilocibina para su distribución en Springfield, Oregón, 14 de agosto de 2023. (AP) El gobierno de Nueva Zelanda ha dado un paso significativo al permitir que un psiquiatra autorizado recete psilocibina a pacientes con depresión resistente al tratamiento, lo que marca la aprobación oficial del uso medicinal de los “hongos mágicos” en el país. Según informó Time, la medida fue anunciada por David Seymour, viceministro de Salud, quien calificó la decisión como un “verdadero avance” en el abordaje de los trastornos mentales. La nueva política autoriza al psiquiatra Cameron Lacey, profesor en la Universidad de Otago, a prescribir psilocibina bajo estrictos requisitos de registro y reporte. Seymour explicó que Lacey ya cuenta con experiencia previa en la administración de este compuesto durante ensayos clínicos y que la expectativa es que más especialistas soliciten autorización para recetar la sustancia. No obstante, el funcionario aclaró que la psilocibina sigue siendo considerada un “medicamento no aprobado” y que su uso estará sujeto a regulaciones estrictas. La decisión de Nueva Zelanda se suma a una tendencia internacional que busca explorar alternativas para el tratamiento de enfermedades mentales. Time detalló que, junto con el anuncio sobre la psilocibina, el gobierno neozelandés también comunicó su intención de flexibilizar el acceso a la melatonina, un compuesto utilizado para tratar el insomnio y que en otros países se vende sin receta. Aunque Seymour prometió ampliar la disponibilidad de ambos tratamientos, no se estableció una fecha concreta para su implementación a nivel nacional. La psilocibina es un alucinógeno que, a nivel federal en Estados Unidos, se clasifica como una sustancia controlada sin uso médico aceptado y con alto potencial de abuso. Sin embargo, la percepción sobre su utilidad terapéutica ha comenzado a cambiar en varios países y jurisdicciones. En Australia, desde julio de 2023, ciertos psiquiatras pueden recetar psilocibina para tratar condiciones específicas de salud mental. En Suiza, el uso médico de LSD, MDMA y psilocibina está permitido desde 2014 tanto para investigación como para el tratamiento de trastornos mentales. ARCHIVO - Un vendedor embolsa hongos psilocibios en un establecimiento deLos Ángeles, California, el 24 de mayo de 2019 (AP) En Canadá, aunque la sustancia permanece prohibida en términos generales, se permite su uso médico bajo condiciones reguladas. Algunos estados de Estados Unidos han avanzado en la legalización parcial de la psilocibina. Oregón fue pionero en 2020 al autorizar su uso terapéutico, aunque el acceso está restringido a centros de servicios con licencia y el costo de una sesión puede alcanzar los USD 2.000. En Colorado, la legalización regulada se aprobó mediante referéndum en 2022 y las primeras licencias para su dispensación se emitieron este año. Además, en abril, Nuevo México permitió el uso de psilocibina en entornos aprobados para tratar ciertas condiciones médicas. El avance legislativo en torno a la psilocibina continúa en otros estados estadounidenses como Minnesota y Massachusetts, donde los congresos estatales debaten proyectos para regular su uso médico. Time citó las palabras de Seymour al justificar la nueva política de Nueva Zelanda: “Si un médico cree que la psilocibina puede ayudar, debería tener las herramientas para intentarlo”. La aprobación de la psilocibina para fines terapéuticos en Nueva Zelanda se produce en un contexto global donde la investigación sobre sustancias psicodélicas y su potencial para tratar enfermedades mentales ha cobrado impulso. El caso de Cameron Lacey representa el primer paso en la aplicación clínica de este enfoque en el país, bajo un marco regulatorio que prioriza la seguridad y el monitoreo estricto de los pacientes. La expansión del uso medicinal de la psilocibina refleja un cambio en la percepción pública y gubernamental sobre los psicodélicos, que durante décadas estuvieron asociados principalmente con el consumo recreativo y la ilegalidad. Time destacó que la decisión de Nueva Zelanda podría incentivar a otros países a revisar sus propias políticas y a considerar la evidencia emergente sobre los beneficios potenciales de estos tratamientos en contextos clínicos controlados.
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