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» Derf
Fecha: 17/06/2025 12:14
Estamos tan acostumbrados a vivir rodeados de estímulos sonoros que muchas veces no notamos el impacto que tienen. Pero así como la vista se agota tras horas frente a una pantalla, los oídos también pueden saturarse. Esa sensación de agotamiento, irritabilidad o falta de foco luego de un día lleno de sonidos tiene nombre: fatiga auditiva. No se trata de una enfermedad, pero sí de una condición real que afecta el bienestar físico y mental. Puede aparecer después de largas videollamadas, jornadas con auriculares puestos, espacios con mucho ruido de fondo o simplemente por estar expuestos de manera constante a voces, música o sonidos ambientales. Los signos suelen pasar desapercibidos o confundirse con cansancio general. Algunos de los más comunes son: – Dolor o molestia en los oídos – Zumbidos o sensación de oído “tapado” – Dolor de cabeza o presión en la sien – Irritabilidad o sensación de saturación mental – Dificultad para concentrarse o retener información – Necesidad de silencio urgente – En algunos casos, puede incluso afectar el equilibrio o generar una leve sensación de inestabilidad. Por qué ocurre: El sistema auditivo trabaja todo el tiempo, incluso cuando no estamos prestando atención consciente a los sonidos. Está conectado con regiones del cerebro que procesan la información, filtran lo relevante y regulan el estrés. Si el entorno es muy ruidoso o si no hay pausas de silencio, esa red queda sobrecargada. El uso prolongado de auriculares, especialmente con volumen alto, también contribuye a esta fatiga. Lo mismo ocurre en espacios laborales con mucho ruido ambiental o en actividades donde se requiere escuchar activamente por muchas horas seguidas, como clases virtuales o llamadas laborales. Cómo prevenirla: – Hacer pausas de silencio durante el día, aunque sea de cinco minutos – Bajar el volumen de auriculares y limitar su uso continuo – Usar protectores auditivos si trabajás en lugares ruidosos – Evitar la multitarea sonora (escuchar música mientras hablás o respondés mensajes) – Dormir en un ambiente sin ruidos o usar sonidos suaves y constantes para favorecer el descanso – Prestar atención a las señales del cuerpo: si necesitás silencio, respetalo Incorporar momentos de quietud real en la rutina alivia los oídos, mejora el enfoque, baja el nivel de estrés y favorece la salud mental. Así como el cuerpo necesita descanso físico, los oídos también piden una pausa. Reconocer la fatiga auditiva es el primer paso para cuidarse en un entorno cada vez más saturado de estímulos. El silencio, aunque parezca invisible, también es parte del autocuidado.
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