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» Diario Cordoba
Fecha: 17/06/2025 11:43
Enmarcada en los actos conmemorativos del quinto centenario de la parroquia de la Asunción de Priego y, a su vez, en el programa del Corpus 2025, la sacristía mayor del templo ha acogido la conferencia La capilla del Sagrario de la parroquia de la Asunción de Priego, que pronunciaba el catedrático de Derecho de la UCO y académico Manuel Peláez del Rosal. Un interesante recorrido por los orígenes y posterior evolución de una de las estancias más señeras del edificio y que, a nivel artístico, está considerada como una pieza antológica del barroco andaluz. Así, como apuntaba Peláez, el origen de la actual capilla se fecha en 1571, siendo Juan Zamorano Calvo su impulsor, fundando posteriormente Fernando de Vargas Carrillo una capellanía en la denominada capilla del Sagrario del Señor San José, donde se estableció la cofradía del Santísimo. Cúpula de la capilla del Sagrario de la parroquia de la Asunción de Priego. / CÓRDOBA Anexión de una calleja en 1772 Tras analizar la situación del Priego de la segunda mitad del siglo XVIII, el ponente centró su intervención en lo que fue la construcción de la actual capilla, para la que en 1772 se concedió la pertinente licencia de construcción de la misma, adosándose para ello al templo parte de una calleja anexa, debido a las reducidas dimensiones de la estancia primitiva. El 20 de agosto de 1784, como figura en la firma que Francisco Javier Pedrajas dejó en uno de los estucos, se finalizó su decoración, aunque no sería hasta 1786 cuando verdaderamente se inaugura, contando en un principio con un tabernáculo sustituido a principios del siglo XX por el actual de Garnelo. Igualmente, el ponente realizó un pormenorizado recorrido y análisis del programa iconográfico que presentan ambas estancias, haciendo mención expresa a la presencia de una imagen de Santa Lucía que se trajo de la iglesia de San Sebastián (actual Virgen de la Cabeza) y cuya autoría, según Peláez, es de Pablo de Rojas. Las fiestas del Corpus La parte final de la conferencia estuvo centrada en la celebración de la festividad del Corpus desde mediados del siglo XVI, destacando la presencia de la cofradía del Santísimo Sacramento, que incluso llegó a contar con un hospital para clérigos, así como la implicación del Consistorio en la organización de la procesión, aportando importantes cantidades de dinero para sufragar los gastos derivados de la misma. Estas fiestas alcanzaron su mayor esplendor en el primer tercio del siglo XVII, contándose en las mismas con grupos de danzantes que, pese a la posterior supresión de los mismos en España por Carlos III, en Priego se mantuvieron, lo que pone de relieve la importancia que esta celebración tuvo en la localidad y el peso centenario de esta tradición. Finalmente, Peláez hizo alusión al altercado que se produjo en 1624 y que provocó la suspensión de la procesión, así como al valor del templete procesional, una auténtica obra de arte de platería tardo-renacentista, concluyendo su intervención con la aportación de Francisco Javier Pedrajas y los más de 50 motivos que realizó para distintas estancias de la capilla, en la que la luz juega un papel determinante, convirtiéndola en una pieza antológica del barroco andaluz.
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