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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 17/06/2025 07:03
La estrategia de forestación en la ciudad avanza con árboles autóctonos que se adaptan al entorno local. En el centro, la plantación requiere de la colaboración de los vecinos para construir las cazuelas necesarias. La ciudad de Concordia lleva adelante un plan sostenido de arbolado urbano que prioriza el uso de especies nativas. Esta decisión no es casual: responde a criterios técnicos y ambientales que buscan transformar el paisaje urbano de manera sostenible, reducir la temperatura en zonas asfaltadas, y favorecer la biodiversidad sin generar problemas en la infraestructura. Desde el área de Parques y Jardines, Gabriela Mendiburu explicó a Despertar Entrerriano que el esquema de plantación está dividido por zonas y se basa en árboles autóctonos que ya están adaptados al clima, al suelo y a la dinámica de la ciudad. Estas especies no solo requieren menos mantenimiento, sino que también reducen el riesgo de conflictos comunes, como raíces que rompen veredas, copas que invaden cables o problemas con cañerías subterráneas. Al crecer en su ambiente natural, se integran mejor al ecosistema urbano y demandan menos recursos para su supervivencia. Entre las especies seleccionadas se encuentran los lapachos —tanto el rosado como el amarillo—, conocidos por su floración vistosa y su capacidad para desarrollarse sin dañar el entorno. También se plantan ejemplares de timbó blanco, un árbol de copa generosa que se utiliza en veredas amplias o espacios abiertos; la pezuña de vaca, de tamaño moderado y raíces no invasivas; el chañar, resistente y adaptable a suelos diversos; y el aromito, de crecimiento controlado y buena tolerancia a la sequía. Estas especies están siendo incorporadas principalmente en barrios, donde hay más disponibilidad de espacio y la infraestructura facilita la forestación. Pero en la zona céntrica de Concordia, la situación es diferente. Allí, los árboles sólo pueden ser plantados si los vecinos construyen previamente las cazuelas correspondientes. Es decir, el plan no puede avanzar si no se habilita un espacio adecuado en las veredas. “La cazuela es clave. No se puede plantar un árbol sobre la baldosa o en un hueco improvisado”, subrayó Gabriela Mendiburu. “Debe tener al menos un metro veinte de largo (1.20m) por noventa centímetros de ancho (0.90cm) . Esa superficie permite que las raíces respiren, crezcan sin levantar el pavimento y que el árbol tenga una buena base para desarrollarse”, explicó. Desde el área técnica remarcan que están a disposición para asesorar a quienes quieran sumarse al plan. Se puede solicitar información sobre qué especie conviene en cada tipo de vereda y cómo deben hacerse las cazuelas para evitar errores comunes. En muchos casos, un simple gesto como levantar unas baldosas puede ser el primer paso para que un nuevo árbol le dé sombra a la cuadra por las próximas décadas. El arbolado urbano, aseguran desde el municipio, no es solo un asunto estético. Es una política de salud pública, de adaptación al cambio climático y de construcción de comunidad. La sombra de un árbol baja la temperatura, mejora la calidad del aire, amortigua el ruido y hasta invita a salir a la vereda. Pero para que eso ocurra, hacen falta decisiones técnicas, políticas públicas activas y también compromiso ciudadano. Fuente: Despertar Entrerriano
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