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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/06/2025 06:30
Los tiburones regulan la población de especies marinas y mantienen la diversidad ecológica (Terry Goss/ Wikimedia) El mundo marino sigue siendo un universo de misterio y fascinación. Investigadores lo exploran continuamente, intrigados por su vasta biodiversidad y complejos ecosistemas. En este entorno, los tiburones destacan no solo por su presencia imponente, sino por una cualidad sorprendente: su agudo sentido del olfato, que ha evolucionado al punto de permitirles detectar concentraciones ínfimas de sustancias químicas —tan bajas como una parte por diez mil millones— en el agua. Gracias a esta habilidad, no solo localizan presas con precisión, sino que también navegan y perciben su entorno con una sensibilidad extraordinaria. A diferencia de muchos animales terrestres, los tiburones no utilizan este complejo sistema para respirar, ya que carecen de pulmones y respiran a través de branquias que extraen oxígeno del agua, convirtiéndolos en verdaderos maestros del intercambio de gases bajo el agua. Este proceso se realiza cuando el agua entra por la boca del tiburón, pasa sobre los filamentos branquiales donde se realiza el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono, y posteriormente el agua sale por las branquias. Según informó Two Oceans Aquarium, los tiburones poseen un sentido del olfato extraordinariamente desarrollado, fundamental para su supervivencia, aunque la creencia popular sobre su capacidad para detectar una sola gota de sangre en el océano resulta exagerada. Para su capacidad olfativa, los tiburones cuentan con “narices” altamente especializadas, conocidas como narinas. Estas estructuras no están asociadas al sistema respiratorio, sino que funcionan exclusivamente en la detección de olores. Cada narina está equipada con miles de quimiorreceptores que detectan moléculas disueltas y les permiten a los tiburones analizar su entorno químico con impresionante sensibilidad. La capacidad olfativa de los tiburones va más allá de la simple detección de presas. Como sistema de navegación, los tiburones analizan las diferencias en las concentraciones químicas detectadas por sus narinas, ajustando su curso ante las más mínimas variaciones en lo que se conoce como olfacción estéreo. Esto les permite no solo seguir un rastro, sino también triangular con precisión la fuente del olor. Complementando su conocido olfato, los tiburones emplean otros sentidos con igual destreza. La audición les facilita la detección de sonidos distantes; el sistema de línea lateral capta vibraciones y movimientos cercanos; y su visión, optimizada para la oscuridad del mar, recibe ayuda del tapetum lucidum, una capa reflectante de células. Pero quizás uno de los sentidos más fascinantes es la electrorrecepción a través de las Ampollas de Lorenzini, que les permite sentir los campos eléctricos generados por los movimientos de sus presas, incluso en la penumbra del fondo marino. Las narinas de los tiburones contienen miles de quimiorreceptores para analizar el entorno marino (Freepik) El conjunto de estas habilidades sensoriales asegura que los tiburones mantengan su rol de depredadores de primer nivel. Desde la percepción de las emociones electromagnéticas hasta el análisis químico para determinar si una presa es adecuada para el consumo, estos depredadores continúan navegando y cazando con notable precisión. La separación de los sistemas olfativo y respiratorio en los tiburones ilustra un diseño evolutivo que prioriza la funcionalidad sobre la simplicidad, permitiéndoles emerger como uno de los depredadores más efectivos del océano. La interacción de los tiburones con su entorno marino va más allá de la mera supervivencia. Sus sentidos altamente desarrollados no solo son esenciales para cazar y localizar presas, sino que también influyen en las complejas dinámicas ecológicas de los océanos. Al poseer la capacidad de percibir cambios casi imperceptibles en su entorno, estos depredadores contribuyen al equilibrio ecológico. En este sentido, regulan la población de otras especies marinas y mantienen la diversidad de los ecosistemas submarinos. La curiosidad científica sobre los tiburones inspira a los investigadores marinos para explorar aún más estos impresionantes animales. Comprender su papel en el ecosistema marino es crucial para su conservación y para asegurar la salud de los océanos. Con cada descubrimiento, la percepción pública sobre los tiburones evoluciona y deja a un lado mitos infundados. Asimismo fortalece los esfuerzos de conservación que garantizan la protección de estos formidables depredadores, cuya existencia es vital para el equilibrio del mundo submarino.
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