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  • Mamá está rara: terror, maternidad y monstruos en pantalla

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 16/06/2025 14:48

    (A24) Históricamente, el cine de género funcionó como un espejo distorsionado de nuestros miedos más profundos. Pero hay un terreno donde ese reflejo logró volverse especialmente inquietante: la maternidad. Lejos de la imagen idealizada que la representa como un estado sagrado o naturalmente amoroso, algunas películas decidieron explorar su lado más oscuro. Porque ser madre no siempre es fácil, no siempre se elige, y no siempre se vive sin culpa, angustia o monstruos internos. Obras como Huesera o The Babadook convierten la experiencia de maternar en una fuente de horror tanto visceral como poético. En un espacio donde la sociedad espera dulzura, estas historias traen sombras, tensiones y vínculos al borde del colapso. Hoy en Malditos Nerds, nos sumergimos en una selección de películas que se animaron a hablar del miedo a ser madre, del miedo a perder a un hijo, o del miedo a enfrentarse con una misma en medio del caos. El bebé de Rosemary (1968, Roman Polanski) “El bebé de Rosemary” de Roman Polanski Clásico absoluto del terror psicológico, El bebé de Rosemary muestra cómo el embarazo puede convertirse en una pesadilla disfrazada de domesticidad. Rosemary, interpretada por una frágil, pero firme Mia Farrow, es una mujer embarazada rodeada de cuidados que, en el fondo, son formas de control. El cuerpo ya no le pertenece, sus decisiones se diluyen entre sugerencias ajenas, y el deseo de ser madre se vuelve una trampa. Lo que se gesta en su vientre es importante, sí, pero más terrorífica es la sensación de haber perdido el derecho a decidir sobre su propia vida. La maternidad, en este caso, no es una bendición sino es una condena. Roman Polanski construye un clima de paranoia que se mete bajo la piel, y convierte lo cotidiano en amenaza. Pionera y todavía vigente, esta historia demuestra que el verdadero monstruo puede venir disfrazado de vecino simpático y una taza de té. Los Otros (2001, Alejandro Amenábar) Los Otros (2001, Alejandro Amenábar) Nicole Kidman lidera este relato gótico dirigido por Alejandro Amenábar en el que interpreta a Grace, una madre devota que cría a sus hijos en una mansión aislada, entre reglas estrictas y una fe inquebrantable. Lo que al principio parece una historia clásica de fantasmas, poco a poco revela capas más densas, donde el duelo, la negación y el amor tóxico se entrelazan con lo sobrenatural. Grace es protectora, pero también asfixiante. Una madre que ama, pero cuya forma de amar lastima. El miedo a perder a los hijos se transforma en una prisión emocional que tiñe cada rincón de la casa. Los Otros usa el silencio, la penumbra y los susurros para construir una tensión elegante, y remata con un giro que resignifica todo. Acá, la maternidad es el corazón del espanto, y también su causa. The Babadook (2014, Jennifer Kent) The Babadook (2014) En The Babadook la maternidad es representada como una herida abierta, como un pozo del que cuesta salir. La película de Jennifer Kent nos presenta a Amelia, interpretada por Essie Davis, una madre viuda que intenta criar sola a su hijo Samuel, un nene tan intenso como difícil. Agotada física y emocionalmente, Amelia reprime su dolor. Todo cobra un nuevo nivel cuando llega a sus vidas un misterioso libro infantil sobre una criatura llamada Babadook, que cobra vida y comenzar a acecharlos. Más allá del monstruo de papel y sombras, lo que realmente da miedo es el desgaste de una maternidad vivida en soledad, sin red, sin descanso. Kent transforma el duelo y la depresión posparto en terror puro. El Babadook es muchas cosas: la tristeza no procesada, la rabia contenida, la culpa que pesa. Es un grito ahogado hecho película. Una obra clave del terror moderno que demuestra que a veces el verdadero espanto no viene de afuera, sino de lo que llevamos dentro. Goodnight Mommy (2014, Veronika Franz y Severin Fiala) En esta inquietante película austríaca, la maternidad se observa desde una perspectiva poco habitual: la de los hijos. Dos hermanos gemelos empiezan a sospechar que la mujer que volvió a casa tras una cirugía no es realmente su madre. Lo que sigue es un relato tenso, silencioso y angustiante, donde lo cotidiano se vuelve extraño y lo familiar, amenazante. La figura materna acá se transforma en algo ajeno, casi espectral. Goodnight Mommy juega con la percepción, con el miedo a que lo que debería ser seguro (una madre, en este caso) se convierta en algo irreconocible. La maternidad se muestra como vínculo frágil, como máscara que puede quebrarse. Y el terror radica en las consecuencias de ese lazo, aparentemente, roto. Hereditary (2018, Ari Aster) (A24) El duelo es apenas el punto de partida en Hereditary, pero enseguida se convierte en una espiral de horrores que mezclan linaje, trauma y maternidad como herencia maldita. En su impresionante debut, Ari Aster pone a Toni Collette al frente de un relato incómodo y doloroso: Annie es una madre que ama, pero también duda, que intenta proteger y que está al borde del colapso. La película dibuja un retrato feroz de la maternidad: cruda, contradictoria, marcada por la culpa, el miedo y los vínculos que se resquebrajan. La figura materna es víctima, pero también es una amenaza, y el terror se alimenta de los vínculos familiares quebrados. Y ahí es donde Hereditary se vuelve insoportable y a la vez triunfa, porque no solo asusta con sus imágenes y su atmósfera opresiva, sino con la idea de que lo monstruoso puede ser parte de uno mismo. Huesera (2022, Michelle Garza Cervera) Es una película mexicana que acaparó los reflectores internacionales a través de festivales de cine. (Captura) Para finalizar, Huesera aborda a la maternidad como mandato, como jaula, como una herida que cruje desde adentro. En la ópera prima de Michelle Garza Cervera, seguimos a Valeria, una mujer que queda embarazada por decisión propia… o eso cree. A medida que avanza la gestación, su cuerpo empieza a traicionarla, y una presencia siniestra, hecha de huesos rotos y ecos del pasado, comienza a acecharla. La película combina terror corporal, simbolismo y crítica social para mostrar lo que pasa cuando el deseo propio se ahoga bajo las expectativas ajenas. Ser madre, acá, no es una bendición, sino una transformación dolorosa que desgarra desde lo físico hasta lo emocional. Huesera habla de esas mujeres que dudan, que no encajan en el molde, que se atreven a no ser madres perfectas… y por eso, dan miedo. El cine de terror tiene esa capacidad única de hablar de lo que incomoda, de lo que se calla, de lo que duele. De esta manera, películas como The Babadook o Hereditary no buscan derribar la figura materna, sino complejizarla: mostrar que detrás del instinto protector también puede haber cansancio, ambivalencia, soledad, e incluso rabia. En una sociedad que suele idealizar a las madres, estas historias se atreven a mostrarlas humanas. Con fallas, con miedos y con monstruos propios.

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