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Parana » ER 24
Fecha: 17/06/2025 04:00
CONCORDIA: Frigerio le hizo saber a Azcué, cuántos pares son tres botas. Se rompió el acuerdo politico, económico, de armonía y de generosidad entre francisco Azcué y Enrique Cresto En ese acuerdo de partes y a medida que pasó el tiempo, todas las promesas hechas por Azcué de revisar todo lo que tenga que ver con las cuentas de la Municipalidad de Concordia, referidas a los manejos de Cresto con los dineros públicos, quedaron como simples deseos. Para que no se note que fue un cuentero con promesas de campaña, Azcué presentó en una hoja A4 dos o tres ítems de las cuentas públicas, sin decir nada. Según comentarios de algunos radicales, el “Gringo” estaba en pelotas en todo lo que concierne al manejo de la cosa pública. “Lo único que conocía eran los expedientes judiciales de la fiscalía”, se animaron a decir. Frente a este desconocimiento “el intendente carambola” que nunca se imaginó encontrarse conduciendo una ciudad de doscientos mil habitantes, se recostó en el hombro de Cresto, que dicho y sea de paso, es un experto en el manejo. Una mano lava la otra En ese interín de necesidades cruzadas y en forma tácita, como lo decíamos al principio de esta nota, las almas y los intereses se juntaron. Sabiendo que el triunfo del “Gringo” en el 2023, también se debió a una pata “peronista” en disconformidad con la dirigencia, Cresto que fue siempre rápido en los 100 metros llanos, aprovechó la ocasión para solicitarle a Azcué, que no le toque ciertos “compañeros” de su tropa que quedaron contratados, más algunos “filibusteros” que oficiaban de proveedores de la Municipalidad. Así fue que como la novela de Alberto Migré, protagonizada por Thelma Biral y Claudio García Satur, “Dos a quererse” comenzó esta historia de amor. Era tan fuerte la relación entre ambos dirigentes, que Cresto hasta se dió el lujo de pedir a Azcué que aparte a Eduardo Caminal de su cargo como Jefe de Gabinete. Acción de la que el intendente procedió a realizar. La ruptura Todo iba bien en este idilio, hasta que el diablo metió la cola. Al parecer, esta historia de pasión y negocio, en forma cuasi clandestina llegó a oídos del platinado gobernador, que también se habla asiduamente con Enrique Cresto, pero cuando se trata de política y mentiras, no hay tu tía y amigos. Es así que, Rogelio Frigerio le hizo saber a Azcué, cuántos pares son tres botas. Le dio a entender que en este escenario el único Jefe es él y que sería mejor que se olvide de hacer ciertos arreglos a escondidas y que quería ciertos gestos hacia su petición. Inmediatamente Azcué se las tomó muy enserio y comenzó a darle de baja a ciertos contratos considerados “intocables”. Nos referimos a contratados que venían de la época de Enrique Cresto. La maniobra también se da en el marco de la “motosierra azcueísta”, en donde también se aprovechó para dejar sin trabajo a muchos empleados que no les renovaron sus contratos. Esta determinación y medidas del intendente Azcué, hizo exasperar a Cresto, quién como amante desengañado, se puso en pie de guerra. Dentro de las primeras medidas, el ex intendente convocó a los concejales de la oposición, a través del Jefe de Bloque y hombre cercano a Kueider, Guillermo Satalía Méndez. para darles estrictas órdenes de cambiarse la camiseta oficialista, pues estuvieron en modo vacaciones desde hace un año y medio, por la de la oposición. Rápidos de reflejos, los ediles salieron corriendo al unísono a castigar a Azcué, como Camilo Cienfuegos y el Che Guevara bajando de la Sierra Maestra, más la concejal Claudia Villalba, haciendo el papel de “Tania”, la espía argentina en Bolivia. “En política todos es posible”, decía el general y “En Concordia mucho más”, le agregaríamos nosotros, partiendo de la base que ya nada nos sorprende. ¿Puede una concejal haber sido de la partida militante en el 2012, para que Alfredo De Angeli, ese gorila antiperonista, pueda acceder a su banca de senador casi vitalicio y luego subirse al tren crestista, para ir por el segundo mandato de concejal, pegarse a Azcué en cada acto, visitar a cada rato la privada del Intendente radical y decir ahora que defiende los derechos de los trabajadores? ¿A quién le creemos? Como decía Nicolas de Maquiavelo, “la política es el arte de engañar”, por eso hay que estar “atentos y vigilantes” con la jugada, para que no nos quieran engrupir. FUENTE: Diario del Sur
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