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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 16/06/2025 10:50
Un grupo de jóvenes se queda en una de las tiendas del centro comercial para montar una fiesta nocturna. Pero antes de poder salir, se produce un cierre de emergencia y el sistema de seguridad automático falla. Nota anterior: Chopping Mall, la joya de los robots letales y las masacres adolescentes Bienvenidos nuevamente a Retrocultura Activa, donde seguimos explorando los rincones más oscuros y divertidos de la cultura pop retro. En esta entrega nos adentramos en un clásico de serie B que no solo captura la esencia de los ochenta, sino que también nos regala una de las premisas más absurdas pero entrañablemente divertidas del cine de terror: Chopping Mall (1986). Una película que nos trae todo lo que un fanático del cine de terror ochentoso puede pedir: robots asesinos, adolescentes despreocupados y, por supuesto, el inconfundible murmullo de los gadgets electrónicos que los chicos de los ochenta exhibían colgados en sus mochilas como si fueran tesoros de la electrónica de la época. Así que, si alguna vez te preguntaste qué sucedería si un centro comercial estuviera poblado por robots de seguridad letales, Chopping Mall tiene la respuesta. Chopping Mall - Dirección: Jim Wynorski - 1986 Un futuro tecnológico hecho a mano y con cartón pintado Si tuviéramos que describir la estética de Chopping Mall, basta con decir que está tan empapada de los años ochenta que podrías imaginarte a los protagonistas caminando por un centro comercial con un walkman mientras hacen malabares para no derramar una bandeja cargada de refrescos y hamburguesas o, quizá, haciendo piruetas en skate entre las escaleras mecánicas donde desfilan modelos ligeritas de ropa, tras haber participado del concurso de belleza reglamentario. En esa época, los centros comerciales eran considerados templos modernos, con luces brillantes, tiendas llenas de tecnología que apenas podíamos imaginar (esas gigantescas computadoras de escritorio, impresoras que tardaban horas en imprimir una página mientras nos aturdían con chirridos infernales o, tal vez, los primeros teléfonos móviles del tamaño de un ladrillo). La tecnología estaba en auge, pero la mayoría de la gente no tenía ni idea de lo que el futuro realmente iba a traer. Chopping Mall captura esa atmósfera perfectamente, al mezclar un centro comercial, robots de seguridad de última tecnología y el caos adolescente. La película fue dirigida por Jim Wynorski, quien en los años ochenta se hizo famoso por su incursión en el cine de serie B y sus contribuciones al cine de terror, a menudo con un tono ligero y un enfoque en la diversión más que en la reflexión profunda. Wynorski, quien también se encargó del guion, ya era conocido por sus proyectos de bajo presupuesto, pero con Chopping Mall logró una mezcla perfecta de comedia involuntaria, terror y una buena dosis de momentos absurdos. La producción, claramente ajustada a un presupuesto limitado, no escatimó en esfuerzo para crear una película que, a pesar de todo, se convirtió en un clásico de culto, respaldada por un elenco de jóvenes actores como Kelly Maroney, conocida por su papel en Night of the Comet (1984), quien interpreta a Suzy, y Tony O’Neil, que tuvo apariciones en varias series de los ochenta y aquí interpreta a Mike. Ambos aportaron una frescura juvenil que enriqueció la película, a pesar de que sus personajes cayeron en los estereotipos de la época. Chopping Mall - Dirección: Jim Wynorski - 1986 Un grupo de adolescentes atrapados en un centro comercial con robots asesinos La historia cuenta sobre un grupo de adolescentes que decide pasar la noche en el centro comercial después de que este se cierre al público. Como buen grupo de chicos y chicas de los ochenta, su plan es simple: hacer una fiesta, divertirse un poco y, por supuesto, intentar llevar a cabo alguna acción más... privada. Sin embargo, en una de esas maravillosas ideas que solo los guionistas de cine de terror clase B podrían tener, los robots de seguridad, que estaban diseñados para prevenir robos y proteger a los clientes, terminan convirtiéndose en los verdugos más insensibles. ¿Por qué? Porque, como todo buen robot de esa época, tienen un pequeño problema en su programación. Y cuando el sistema se desactiva por accidente, comienzan a eliminar a los adolescentes uno por uno. ¿El motivo? ¡No necesitan uno! Solo están siguiendo las órdenes de exterminar en las que habían sido programados. A medida que la película avanza, los adolescentes van cayendo uno a uno, mientras Chopping Mall se llena de situaciones tan delirantes como una épica confrontación entre una joven armada con una pistola láser y un robot, que parece tener más armamento que el ejército de un país pequeño. En este punto, la película se desplaza hacia un terreno de pura exageración, con robots descontrolados, adolescentes luchando por sobrevivir y la tecnología volviendo en su contra. Chopping Mall nos ofrece una versión de robots asesinos que, lejos de ser una imitación seria de Terminator o Robocop, se adentra en lo campy y lo irreverente, jugando con los clichés de la ciencia ficción y el cine de acción sin tomarse nada demasiado en serio. Los robots, como si fueran una especie de versiones mal hechas de Johnny 5 de Short Circuit (conocida como Cortocircuito en nuestras tierras, que se estrenaría dos años después), van persiguiendo a los personajes, disparando rayos láser, mientras los adolescentes intentan sobrevivir de la manera más torpe posible. Chopping Mall - Dirección: Jim Wynorski - 1986 Los robots: héroes (no tan letales) del cine de terror ¿De qué va Chopping Mall sin sus robots asesinos? Probablemente no diga mucho. En el cine de los ochenta, los robots eran más una amenaza que una ayuda y Chopping Mall no es la excepción. Los “Protectors” (un nombre que termina resultando irónico, ya que no protegen a nadie, sino lo contrario) se presentan como una solución para un mundo cada vez más peligroso. En lugar de tener guardias de seguridad humanos, que quizá no podrían aguantar una noche sin dormir, el centro comercial opta por unos robots blindados con sensores, equipados con un sistema de orugas todoterreno, similar al que utilizan los tanques militares, para desplazarse sin dificultad por todo el centro comercial. Sin embargo, a pesar de su apariencia de vehículos blindados de última tecnología, los robots son, en muchos aspectos, los villanos más ridículos que jamás hayan salido de una película de serie B. Chopping Mall - Dirección: Jim Wynorski - 1986 Tienen un diseño muy peculiar: torpes, con orugas en lugar de ruedas (probablemente inspiradas en los tanques de guerra), lo que les da una apariencia poco intimidante. Y aunque son los antagonistas de la película, lo cierto es que no pueden evitar parecer una broma visual, como si los hubieran sacado directamente de un videojuego arcade de Atari 2600. Los robots, al no ser exactamente muy veloces ni inteligentes, terminan siendo un poquito más cómicos que aterradores, lo que le da un toque que solo una película de esta naturaleza puede lograr: el terror divertido. Pero, al final, Chopping Mall sabe lo que está haciendo. No intenta ser una obra maestra, no quiere ser una película profunda que reflexione sobre el control de la tecnología, ni mucho menos. Lo que hace es poner en frente de la pantalla un grupo de robots asesinos que parecen sacados de un catálogo de juguetes y nos deja ver cómo un grupo de adolescentes intenta escapar de su furia destructiva mientras nos regala una buena dosis de sangre y disparos láser. Y eso, amigos, es suficiente para que la película se haya ganado un lugar de culto en los corazones de los fanáticos del cine de terror retro. Chopping Mall - Dirección: Jim Wynorski - 1986 ¿Qué hace especial a Chopping Mall? Lo que realmente distingue a Chopping Mall de otras películas de robots asesinos de la época es su tono irreverente y su irreductible desprecio por el sentido común. Todo en este filme grita “¡Esto no tiene ningún sentido!” pero de una forma tan encantadora que, en lugar de restarle valor, le suma personalidad. Los personajes, aunque bastante estereotipados, tienen un dinamismo que hace que te encariñes con ellos, incluso sabiendo que probablemente no van a sobrevivir. Y, por supuesto, no podemos dejar de mencionar el increíble uso de efectos especiales de bajo presupuesto que, lejos de arruinar la película, la convierten en una experiencia de cine fantástico clásico, donde la diversión y lo absurdo son los ingredientes principales. En un mundo donde las películas de robots a menudo se toman demasiado en serio, Chopping Mall se presenta como una especie de parodia autoconsciente. Es como si tomara las mismas reglas del juego que películas como Aliens o The Terminator, pero las ejecutara de forma tan torpe y encantadora que el resultado no es una amenaza para la humanidad, sino una risueña celebración de lo campy, lo tonto y lo excesivo. Chopping Mall - Dirección: Jim Wynorski - 1986 Aunque esta producción nunca alcanzó la fama de otras películas roboteras de su época, se ha ganado un lugar de culto en la historia del cine de terror ochentoso. Con su atmósfera típica de este tipo de producciones, la falta de pretensiones y su entusiasmo por mezclar terror y comedia, esta película sigue siendo una pieza clave para quienes disfrutan del cine de serie B, los robots y las chicas con pistolas láser. Después de todo, ¿quién no querría ver un enfrentamiento entre adolescentes y robots con orugas y láseres? El hecho de que Chopping Mall haya sobrevivido al paso del tiempo con tanto cariño es un testamento a su singularidad y su capacidad para hacernos reír, aunque no se sabe muy bien si fue hecha con ese propósito. La magia del cine.
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