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» Diario Cordoba
Fecha: 15/06/2025 10:44
Los símiles se repiten. Los socialistas con mando en plaza ahora mismo en el PSOE de Andalucía asumen, algunos con más dolor que otros, que la etapa de Pedro Sánchez ha terminado tras el estallido del caso Santos Cerdán. "El 'sanchismo' ha muerto", sentencian. No hay ganas de venganza ni de guerra. No tienen fuerzas ni ánimo. Simplemente es una realidad, trasladan, que hay que asumir cuanto antes. "Sin precipitación, sin prisas" pero organizando una transición ordenada que permita que "el enfermo terminal pueda donar los órganos en buen estado y salvar al partido". Otro líder abunda en la metáfora: "Pedro (Sánchez) es listo y sabe que debe escribir ya su testamento vital. Decir qué tratamiento quiere para el PSOE e indicar cómo proceder cuando ya no se pueda hacer nada más por el enfermo". Es nuevo. Nunca de forma mayoritaria amigos y enemigos habían constatado con solemnidad que la etapa de Sánchez como candidato del PSOE en unas próximas elecciones no tiene prórroga. En su haber deja 22 millones de personas trabajando en España y alcaldes tranquilos porque los programas sociales por primera vez en años se quedan con vacantes. En su debe, un partido en una situación "muy grave" asediado por un presunto caso de corrupción de mordidas y amaños de obra pública que toca la línea de flotación del PSOE. La petición de elecciones anticipadas, que se alejen de las municipales, es unánime. La opción de que coincidan con las andaluzas es mayoritaria. Hay quien, como Susana Díaz, piden que sean en 2025. "Es insoportable" "Imagínate pasar todos los días por el atasco del Puente del Quinto Centenario y cada vez piensas con la pasta que se han mangado aquí estos sinvergüenzas”, dice un alcalde socialista. La obra del puente, la más cuantiosa del Ministerio de Transportes en Sevilla (102,8 millones de euros), figura en la presunta trama de mordidas que está en el Supremo ya con tres nombres propios: José Luis Ábalos, Koldo Garcíay Santos Cerdán. Una infraestructura clave para la movilidad en Sevilla con años de retraso y un sobrecoste de más de 30 millones de euros. Una estocada directa en el corazón de cualquier ciudadano que pague sus impuestos. El PSOE andaluz está hundido, dolido, decepcionado y desnortado. La moral que le insufló María Jesús Montero en su nueva etapa al frente del partido ha durado poquito. No hacía ni cinco meses que empezaba a levantar el vuelo del ánimo de la militancia tras años sin encontrar su sitio en la oposición y pum, otro garrotazo. Este además de los que duelen en lo más profundo. "Para mí ha sido como si me enterara de que mi hermano se acuesta con mi mujer", describe gráficamente un dirigente socialista que admite que aún están digiriendo el golpe. "No he dormido nada esta noche", señala otro. Santos Cerdán formaba parte de "la pandilla", de "los diez vikingos". Quienes animaron a un Pedro Sánchez desahuciado a lanzarse de nuevo a las primarias en 2017 en un Peugeot y, además, ganarlas. Allí estaba el clan de Dos Hermanas, Quico Toscano, el exalcalde, Paco Rodríguez, hoy alcalde y secretario de organización del PSOE-A, Paco Salazar, en el gabinete de Moncloa, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente del Congreso. Allí estaba José Luis Ábalos y Santos Cerdán, con Koldo García, que entró de la mano del navarro. Eran su núcleo duro, su origen. Las mujeres, expulsadas En el círculo estaban también la asturiana Adriana Lastra y Maritcha Ruiz Mateos, responsable de comunicación mucho tiempo. Casualmente, ahora ya sabemos que no fue ninguna casualidad, a las dos únicas mujeres del círculo las borraron de Ferraz en cuanto pudieron. Las dos fueron a contarle a Carmen Calvo el "puterío" que tenían montado estos señores y se le trasladó a Pedro Sánchez. Cayó Ábalos y todas las que levantaron la voz de alarma. Ganó Santos Cerdán, del que dicen sus enemigos que siempre ha practicado una psicología inversa: "Cargó mucho contra Ábalos para desenfocar lo que estaba haciendo él, siempre actuaba así", dice alguien que trabajó años con él y acabó huyendo de su círculo. "Era un mentiroso compulsivo", añade, "un hombre con doble cara". Casi nadie opinaba eso. En Sevilla Santos Cerdán era un tipo respetado. Solo un dirigente destacado llevaba tiempo diciendo que nunca le gustó. Para la mayoría era algo oscuro, opaco, no era la alegría de la huerta, pero no imaginaban su cara B. Una familia estructurada, un matrimonio estable, una vida ordenada. "No era Ábalos", concluyen. "Se podría haber ido con Ábalos. Habría sido un gran servicio al partido. Haber planteado mira quizás aquí no he estado bien, salgo con él y nos hubiera ahorrado este infierno", lamenta un dirigente socialista. Hizo todo lo contrario. Se erigió en garante de la limpieza, cargó contra Ábalos, le garantizó a Sánchez que él se ocupaba y logró, o eso cuentan, que nadie lo investigara a él. Se presentó como "el redentor". Contó a 'los vikingos' que Ábalos lo había engañado. Pese a los antecedentes, ¿nadie le investigó? ¿Todos le creyeron? Eso dicen. Logró que Sánchez lo ratificara y reforzara en el congreso federal del partido en Sevilla, aunque hubo dudas. "Lo tuyo es un juego de niños" "Santos es un hijo de puta que no me coge el teléfono después de todo lo que he hecho por él, y te garantizo, y te garantizo que no te puedes ni imaginar. Porque lo tuyo es un juego de niños comparado con él. Porque hay cosas mucho más graves en lo que ha hecho él. Estoy hasta los cojones". Con esa frase, recogida en una de las conversaciones del sumario, le dice Koldo García a Ábalos que tiene pruebas muy graves contra el secretario de Organización del PSOE. Con él, desde navarra, llegó a Ferraz Koldo García, aunque el puesto que le adjudicaron fue chófer de Ábalos. Con el valenciano tejió una relación mucho más fraternal, más estrecha y más fiel. En Sevilla Santos Cerdán tenía estrechos vínculos. Además de tener caseta de feria, frecuentada por muchos socialistas que ahora negarán conocerle, su mujer es de Los Corrales, en la Sierra Sur. La primera maniobra del ya exlíder del PSOE fue convertir al alcalde del pueblo de su mujer en diputado provincial. Ahí hubo quien le vio un tic autoritario que despertó recelos. Después trabajó el proceso de primarias contra Susana Díaz de la mano de Ábalos a favor de Juan Espadas. Su último intento, nombrar a su número dos en Ferraz, al jiennense Juanfran Serrano, líder en Andalucía, le salió mal. Su discípulo lloraba este sábado su decepción en las redes sociales. Fue su sombra en todos los momentos. Incluso en las negociaciones con Carles Puigdemont en Ginebra. Dice que nunca pudo sospechar nada. La elegida fue María Jesús Montero, que hasta el último momento puso la mano por su número tres en el PSOE. A la vicesecretaria general del PSOE sus adversarios del PP le piden responsabilidades. La vicepresidenta andaluza no es de restaurantes, copas, sobremesas ni trabaja esos reservados donde determinados señores siguen mostrando la peor cara del poder y la corrupción política. Ella ya se lo dijo a Évole, pasa su vida en Madrid "ascensor para arriba, ascensor para abajo" en el Ministerio, del despacho al piso donde duerme, siempre trabajando. Mientras, otros, mantenían conversaciones nauseabundassusurrando al móvil. Su carrera en Andalucía se hace ahora todavía más cuesta arriba.
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