Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Francisco Pérez Artés, bordador de Córdoba: "Esto es lo más desconocido que hay"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/06/2025 10:28

    Francisco, o Francis, como es más conocido, no quiere reconocer que se enamoró a primera vista. Tal vez porque no fue así, aunque los hechos parezcan decir otra cosa. Con ocho o diez años, Francis le pedía a los Reyes Magos herramientas de carpintería. "Y mi padre, que era muy aficionado, en vez de comprarme de juguete, me compraba herramientas buenas, más pequeñas, que todavía conservo después de 55 años", cuenta. El paso de los años, que pone las pasiones en su sitio, o más bien las diluye, le llevó a pensar que "estudiar fotografía podía ser una buena salida". Pero, antes de acabar en la Escuela de Artes y Oficios, estuvo dos meses pasando hilos de arriba abajo. Esos dos meses cambiaron su vida. ¿Fue amor a primera vista? Para él solo fue azar, una salida: "Yo siempre digo que lo que me hubiera gustado es ser tallista, pero se me cruzó el bordado". El alumno "aventajado" Era alrededor de estas fechas, pasada la Feria de Córdoba del año 83 u 84 cuando Francisco Pérez Artés (1960), por entonces un joven veinteañero, descubrió el oficio al que dedicaría su vida. Su hermandad encargó a un taller una saya para la Virgen de la Merced y pidió a los hermanos cofrades que ayudaran en lo que fuera posible. La prenda debía estar lista para las fiestas de la Virgen en septiembre y Francis no dudó en echar una mano. "A los dos meses me llamaban el alumno aventajado", recuerda riendo. Tú tienes que procurar que esto imite lo más posible a la naturaleza Los dos meses se convirtieron en dos años. Como en los amores sinceros, Francis se pasó días y días trabajando en el taller desinteresadamente. "Sin cobrar", apostilla, por si no había quedado claro. "Fueron viniendo hermanos de otras cofradías para ver si podía hacerles algo y así es como empecé, poquito a poco, de una forma amateur, a ratitos, sin compromiso, hasta que empezaron a llegar encargos de más envergadura", explica. La esencia del oficio Las horas en el taller le fueron revelando la esencia de un oficio que no solo consiste en dar puntadas, sino que es mucho más: "Tú tienes que procurar que esto imite lo más posible a la naturaleza". Solo hay que echar un vistazo de cerca a los bordados para darse cuenta de lo que habla. De los oficios relacionados con el arte sacro, "esto es lo más desconocido que hay", asegura tras más de cuatro décadas dedicándose a ello. Y, quizás por eso mismo, "no es un trabajo agradecido". "La gente -aclara- solo ve el resultado final… Antes he pasado nueve meses pasando una aguja para arriba y esa misma aguja para abajo". Cuando abre las puertas de su taller, en el polígono Pedroches de Córdoba, Francis, ataviado con un dedal y un protector de cuero para no cortarse al tensar los hilos, se esmera en explicar en qué consiste uno de los pocos oficios que, hoy en día, todavía no emplea maquinaria de ningún tipo, porque "el hilo de oro no se puede bordar a máquina". Ni siquiera se puede enhebrar en una aguja. Hay que fijarlo mediante punzadas con otro hilo. Un aspecto que suma complejidad a la tarea, pero que no deja de ser un detalle. Antes, Francis saca los bocetos de los diseños, realiza plantillas calcando en papel de seda y trasladándolas a fieltro y se dirige a los bastidores. En el primero, borda las piezas con distintos hilos y técnicas. Seguidamente, traslada lo que podrían considerarse piezas de un puzle a un segundo bastidor en el que, ya sobre la tela elegida, procede al montaje. Una última hilada termina de perfilar las piezas, que, siguiendo la ornamentación clásica, reflejan hojas, flores y figuras geométricas. Yo siempre digo que lo que me hubiera gustado es ser tallista, pero se me cruzó el bordado Esas piezas, después, adornan las imágenes de las cofradías, principalmente. La mayor parte de sus trabajos tienen tintes religiosos, pero Francisco Pérez Artés también ha firmado encargos para el Ejército, la Catedral y otras instituciones de la provincia y de fuera de ella. Su primer «gran trabajo» fue la saya diseñada por Rafael de Rueda para la Virgen de la Caridad. Y uno de los más importantes, el manto para la Gracia y Amparo de la Sentencia, que le llevó cuatro años. Pero hay uno que considera "mi emblema". Se trata del simpecado de la Estrella. Aunque su trabajo se ha centrado en la provincia, también ha confeccionado túnicas, mantos y palios para Granada, Huelva o Sevilla. Y alguna cosa más puntual para países como Guatemala o Malta. El futuro del bordado En Córdoba, los bordadores pueden contarse con los dedos de una mano, si bien Francis percibe, dentro de las cofradías, un movimiento juvenil muy interesado en las artes tradicionales. A la vez, ha surgido "de golpe" en países asiáticos como Pakistán una competencia feroz: "¿Qué pasa? Que el trabajo no es el mismo". Francis saca una pequeña pieza bordada en canutillo -una técnica común de aquellas latitudes- comprada de Bombay (India) y que le costó hace 17 años unos 28 euros el metro. Un encargo así, a él le tomaría cuatro días por metro. Los materiales no son los mismos. Y tampoco los sueldos de la mano de obra, apunta. En la provincia no existe una formación. "En Sevilla hubo una época en que hubo escuelas-taller para facilitar el empleo de las mujeres, que en los pueblos tenían pocas salidas", explica Francis. En su taller, este veterano ha llegado a atender a varios interesados. Pero el futuro del oficio está, afirma, en esos jóvenes cofrades que, como él hace cuarenta años, tal vez se crucen con este oficio. Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por