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» Elterritorio
Fecha: 15/06/2025 03:40
Profesionales en salud y deporte desmitifican el entrenamiento infantil y destacan sus beneficios físicos y emocionales. Acompañamiento, planificación y juego, claves. domingo 15 de junio de 2025 | 2:30hs. Imagen referencial (Freepik). Ver a un niño de 10 años en un gimnasio haciendo una rutina -acorde a su edad- puede resultar un tanto llamativo; es que muchos mitos y desconocimiento rondaron siempre en torno a esta práctica. Pero sucede que diversos estudios demostraron que son incontables los beneficios físicos y emocionales que les aporta este entrenamiento desde pequeños. Algunos profesionales indican que ya desde los 5 años pueden hacerlo, mientras que otros lo recomiendan desde los 7. En un mundo tan mediado por las pantallas y los problemas que esto acarrea, no sólo en la vista de los chicos sino en su postura, la actividad física, cualquiera que sea, será una herramienta preventiva de todas estas dolencias. Sobre esta temática El Territorio dialogó con Agustín Pérez, preparador físico y licenciado en Actividades Físicas y Deportivas, y Rodrigo Ayala, kinesiólogo, fisiatra y director del Instituto de Medicina Física y Rehabilitación (Imefir). “Desde el momento en que su madurez física y psicológica lo permita pueden comenzar el gimnasio, no tanto por la edad, sino desde que tengan la capacidad de seguir instrucciones, mantener la concentración, trabajar en grupo y tengan una coordinación motora básica”, explicó Pérez. Por el mismo desconocimiento o efectos negativos que creen que podría tener el gimnasio en sus hijos, hay padres que todavía se resisten a la idea. Ayala consideró que debe haber un cambio de mentalidad en los padres, aunque hizo hincapié en que es esencial que las prácticas se hagan en un lugar donde niños y adolescentes estén controlados por profesionales preparados. “Hoy incluso cambió la postura por la tecnología, en los libros de Anatomía estudiamos que la columna tiene tres curvaturas, hoy los chicos empiezan a tener rectificación cervical desde 5, 6, 7 años. Va a llegar un momento que ya no va a ser más patológico, va a ser una curvatura que el chico ya adaptó por la tecnología y por la falta de movimiento”, señaló Ayala sobre los efectos que el uso de los dispositivos está generando en los niños. En esa misma línea, agregó: “Eso va a tener repercusión en el día de mañana. Tenemos pacientes que tienen rectificación cervical, muchos problemas de mareo, dolores del cuello, cada vez se ven más chicos con dolores de origen traumatológico, antes no lo veíamos tanto”. Planificado y beneficioso Agustín Pérez tiene a su cargo a muchos niños a los que orienta en un gimnasio de Posadas, muchos de ellos lo hacen como complemento del deporte que están realizando. Entre los beneficios que les aporta a los chicos el entrenamiento de fuerza mencionó: desde mejorar el aspecto físico a favorecer el desarrollo de la coordinación y control motor mediante la mejora del sistema neuromuscular, por lo tanto también aumenta la fuerza muscular sin implicaciones importantes de hipertrofia. “Mejora la densidad y la mineralización ósea, lo cual es crucial en la etapa de crecimiento. Actúa también como protector de las articulaciones por el fortalecimiento de los músculos, tendones y ligamentos previniendo así lesiones deportivas o de la vida diaria. Incrementa la velocidad, la potencia, la agilidad en el deporte”, enumeró el profesional. Desde el punto de vista psicológico y emocional “se puede decir que aumenta en ellos la autoestima y la confianza, inculca el sentido de responsabilidad y disciplina, además de que les mejora el estado de ánimo disminuyendo el estrés y la ansiedad mediante la liberación de endorfinas”. Tanto Ayala como Pérez coinciden en dos puntos que son innegociables: el primero, contar con un certificado de aptitud física y el segundo, que los chicos tienen que realizar sus actividades en el gimnasio con una persona formada. “Todos los gimnasios deben pedir un certificado, tanto para chicos como para adultos, siempre es mejor tener el recaudo de que el chico esté en condiciones. Después se le hace una evaluación anatómica funcional, se hacen unas pruebas de funcionalidad, probar el límite de la actividad física del chico y comprobar cómo está del cansancio. De acuerdo a eso se parte desde ahí, si el chico tiene buena adaptación anatómica, tiene buena funcionalidad, le puedo dar un estímulo más”, sostuvo el kinesiólogo y fisiatra. Por su parte, consultado sobre algunas recomendaciones, el preparador físico, remarcó que todo entrenamiento, ya sea para niños o adultos, debe ser planificado y guiado para que sea seguro y se puedan cumplir con los objetivos propuestos. “El enfoque del entrenamiento en los niños debe priorizar la coordinación motriz, con mucho énfasis en la técnica de los ejercicios. Esto lo podemos aplicar mediante actividades que impliquen empujar, traccionar, lanzar y saltar, con el objetivo de estimular grandes grupos y cadenas musculares. Es recomendable que lo hagan dos veces por semana”, explicó. No hay que olvidar que pueden ser chicos que estén en una etapa lúdica y que la actividad les tiene que gustar para así llegar a estimularlos positivamente y cognitivamente “La cosa es que el chico no deje. Debería ser algo como ir a la escuela, a inglés”, dijo Ayala, que espera pronto poder incorporar al Imefir un profesor de Educación Física más que esté orientado a los más peques. En un contexto atravesado por el sedentarismo y el uso excesivo de pantallas, promover la actividad física desde edades tempranas no solo ayuda a prevenir dolencias futuras, sino que también contribuye a formar hábitos saludables, disciplina y bienestar emocional que acompañarán a los niños a lo largo de toda su vida.
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