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  • La cruda e inédita carta de un excombatiente que murió en Malvinas y tardó 43 años en llegar a su familia – Cadena Entrerriana 96.5MHz LRS 798

    Concordia » Cadena Entrerriana

    Fecha: 15/06/2025 01:31

    La cruda e inédita carta de un excombatiente que murió en Malvinas y tardó 43 años en llegar a su familia Un día como hoy de 1982, las tropas argentinas comandadas por el general Mario Benjamín Menéndez firman en Puerto Argentino la rendición ante las británicas en la guerra de las islas Malvinas, en la que murieron 649 argentinos, 255 británicos y tres isleños al cabo de 72 días de combates. Resulta imposible resumir en una nota todos los combates que se comprimieron en las últimas horas de resistencia en Malvinas. Honramos el valor y patriotismo de nuestros soldados. En esta oportunidad reproducimos la cruda e inédita carta de un excombatiente que murió en Malvinas y tardó 43 años en llegar a su familia En un emotivo y tardío reencuentro con la historia, una carta escrita hace 43 años por el soldado Ricardo Argentino Ramírez desde Puerto Argentino, poco antes de su muerte en Malvinas, finalmente llegó a manos de su familia. La misiva, publicada en exclusiva por Clarín en el 43º aniversario de su fallecimiento, revela las crudas condiciones de la guerra, el hambre y el frío que padecieron los soldados argentinos, y un deseo trunco de reunirse con su «madrina de guerra». Ricardo Argentino Ramírez, oriundo de Quitilipi, Chaco, quien cumpliría 20 años aquel 25 de mayo de 1982, falleció el 14 de junio, apenas horas antes de la rendición argentina en las Islas. Su carta, dirigida a una «madrina de Malvinas», permaneció oculta hasta hace pocos meses, cuando un hallazgo fortuito permitió rescatar este invaluable testimonio. Un testimonio conmovedor: «Hace meses que no sé lo que es comer un pedazo de pan» La historia de esta carta comienza a desvelarse el verano pasado, cuando la excompañera de secundaria de un veterano de guerra de Lomas de Zamora, Roberto Piccardi, le entregó varias epístolas destinadas al Museo de Malvinas. Entre ellas, Silvia Noemí Maroño le confió la carta de Ramírez, que su madre, Nilda, había recibido en respuesta a una iniciativa de apoyo a los combatientes promovida por la revista Gente. En sus líneas, Ramírez agradecía el gesto y, con una crudeza desgarradora, exponía la realidad que vivían en el Batallón de Infantería de Marina N.º 5. «Hace dos meses que no sé lo que es comer un pedazo de pan», denunciaba el joven, detallando la escasez: «Comemos a la mañana un jarro de mate cocido o caldo y, al mediodía, a veces, un plato de polenta o lentejas que ni mi perro comería, pero para el hambre no hay comida fea». También describía el frío intenso en las cuevas donde se refugiaban y la falta de comunicación con su familia. La búsqueda y el reencuentro familiar Asombrado por la impecable conservación de la carta, Roberto Piccardi inició una profunda investigación para dar con la familia de Ramírez. Con la ayuda de centros de veteranos y bibliotecas, logró contactar a Alberto Ramírez, hermano de Ricardo, a quien la noticia tomó por sorpresa. «Fue una mezcla de alegría y no sé si decirte tristeza. Una emoción muy grande. Esto fue algo nuevo, realmente me reconfortó el alma», expresó Alberto al recibir la misiva en un emotivo acto. Alberto, siete años mayor que Ricardo, compartió recuerdos de su hermano, a quien describió como el «galancito» de la familia. Reveló un trágico detalle del destino: Ricardo había regresado de su servicio militar en Río Grande para solicitar la baja tras la muerte de su madre, pero la irrupción de la guerra dejó el trámite trunco. Aunque Alberto ya había recibido una carta de Ricardo durante la guerra, esta nueva misiva revelaba una faceta aún más dramática de la supervivencia en Malvinas. «Aparentemente, trataba de que nosotros no sufriéramos tanto con lo que le estaba pasando. Algunas cositas escondió», supuso Alberto sobre las omisiones en la carta anterior. El último adiós y un legado en constante construcción La historia de Ricardo Argentino Ramírez se ha ido reconstruyendo por etapas. En 2017, sus restos fueron finalmente identificados y reconocidos en el Cementerio de Darwin, poniendo fin a 35 años de anonimato bajo la leyenda «Soldado argentino solo conocido por Dios». Junto a su cuerpo se encontraron una medallita con su nombre, un cortaúñas y un recuerdo de Ushuaia. Años antes, en 2009, Alberto conoció los últimos momentos de vida de su hermano gracias al testimonio del excompañero Sergio Pantano. Durante la última batalla en Monte Tumbledown, el 13 de junio, Ricardo resultó gravemente herido. Pese a los intentos de rescate de Pantano, el joven chaqueño le ordenó: «Déjame acá, me duele mucho. Mi mamá me está llamando y me quiero ir con ella». «Yo perdí a mi mamá seis meses antes que a mi hermano. Con ella estoy en paz absoluta. Pero con mi hermano no. Todavía lo extraño», expresó Alberto conmovido. Para finalizar, Alberto Ramírez agradeció a Silvia Maroño y Roberto Piccardi por haberle permitido conocer un capítulo más de la historia de su hermano. «Lo que hace Roberto es una forma de que Malvinas no muera y quede en el olvido», concluyó. Piccardi, por su parte, manifestó su esperanza de que este hallazgo inspire a otras «madrinas y padrinos de guerra» a compartir sus cartas, enriqueciendo así la memoria colectiva de Malvinas. Clarin / Cadena Entrerriana. compartir

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