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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 14/06/2025 20:54
El dato estadístico duro es que por primera vez en la historia el consumo per cápita del pollo superó a la carne de vaca. Esto, en un país en donde su identidad tradicional y culinaria está tan fuertemente atada a su consumo, no es un detalle menor, si no el reflejo de la crisis económica que atraviesa a todos los sectores de la sociedad y se mete de lleno en las mesas argentinas. Por supuesto, los vecinos de la ciudad, no son la excepción. El otro factor que influye, pero en menor medida, en el fenómeno tiene que ver con nuevos hábitos de consumo relacionados a la salud, el deporte y la estética. La creciente tendencia de los gualeguaychuenses a realizar actividades deportivas orientadas al desarrollo muscular, entre lo que podemos nombrar a los gimnasios, el fitness, clases de funcional y CrossFit, entre otros, también promueven el consumo de carne blanca como fuente de proteína que se adapta a diversas modalidades de cocción. En este sentido, se puede incluir también el creciente uso del huevo como principal ingrediente en las cocinas. Consultados por Ahora ElDía, comerciantes de la ciudad dieron su impresión sobre esta nueva tendencia de consumo y qué implicancia tiene para ellos en el día a día. Todos coincidieron que uno de los factores más determinantes es el precio, aunque puede haber diferencias si es una granja, una carnicería o las góndolas de un supermercado, hoy está muy por debajo de lo que cuesta la carne vacuna. En la ciudad, el kilo de pollo entero se ubica entre los $3.000 y $3.600, mientras que un combo de tres kilos de pata muslo va desde los $8.500 a los $9.600. En el caso de la suprema, el corte más caro por su procesamiento, el kilo llega a superar los $9.000. Respecto a las alternativas más económicos como alas y carcazas, muy utilizadas para caldos o sopas en hogares donde cada peso cuenta, se encuentran ofertas por dos kilos entre los $3.500 y los $4.000. A esto se le suma las milanesas ya preparadas que también inclinan la balanza en la elección de los consumidores de la ciudad. Matías de la carnicería La Colonia aportó una síntesis precisa sobre la relación en cuanto al precio: “El kilo de pollo está a un cuarto de lo que cuesta en promedio uno de carne vacuna: por ejemplo, el pollo ronda los $3.000 y el de vaca promedia entre los $10.000 y los $12.000”. Y agregó: “En general hay menos consumo, pero no sólo lo notás en el rubro alimenticio, sino en todos los comercios. Se consume menos, se trata de comer bien, pero buscando alternativas y en esta tendencia lo más castigado hoy es la carne vacuna”. Desde Bonnin, pollería mayorista y minorista, aseguran que la demanda es alta: “Vendemos entre 20 y 25 mil kilos por semana, entre todos los cortes”, explicó Marcelo, responsable del comercio, quien también destacó un cambio en el escenario general. Alejandro de la carnicería Don Diego afirmó: “El cliente lleva lo más económico: alitas y pata muslo. Lo que menos sale es la pechuga, porque es el corte premium del pollo. Hace varios meses que se viene consumiendo mucho más pollo que carne. Cuando llegan al mostrador, vienen decididos, saben qué van a comprar, pero siempre preguntan los precios, los comparan y se deciden por el pollo”. Por su parte, Romina de Soychú ratificó la tendencia de los consumidores: “Optan por el pollo y aprovechan las ofertas, por ejemplo, pata muslo que se vende por tres kilos. Se lo llevan para la parrilla, para hacer al horno o para incluir en estofados. Hay clientes que cuentan que sólo pueden comprar carne de vaca una vez cada tanto y por eso lo suplantan por el pollo. Lo que noto también es que compran para el día, se terminó eso de llevar para toda la semana”. José de la carnicería La Cabaña también observó un descenso general en el consumo: “Se vino abajo el poder adquisitivo de todos y por eso compran menos o achican las cantidades que se llevaban u optan por cortes más amables al bolsillo. Muchos clientes me cuentan que no llegan con el dinero y acá lo noto: se terminaron los asados de todos los domingos o eso de hacer una compra para varios días. Obligados por la situación económica, la gran mayoría tuvo que cambiar tanto el tipo de carne”. El aporte nutricional del pollo La carne de pollo cuenta con los nutrientes necesarios para el crecimiento, desarrollo y funcionamiento de nuestro organismo. Al presentar fácil la remoción de la mayor parte de sus grasas, resulta una carne con bajo contenido calórico. La pechuga en particular es el tejido muscular que se encuentra en mayor proporción y es uno de los cortes de carne más magros del mercado. Asimismo, sus grasas insaturadas ayudan a proteger la salud del corazón; entre ellas está el ácido linoleico, un tipo de grasa esencial que no es fabricada por nuestro cuerpo y por ello es necesario incorporarla a través de los alimentos que la contienen. Entre las vitaminas se encuentran las del complejo B, necesarias para llevar a cabo importantes funciones en el cuerpo, y minerales como el hierro, que ayuda a transportar el oxígeno a todas las células, siendo fundamental para el buen funcionamiento del cerebro y rendimiento físico; el fósforo, que forma parte de los huesos y dientes, y el zinc, esencial para los procesos de crecimiento y defensa del organismo. La licenciada en nutrición Analía Paniagua explicó que desde el punto de vista nutricional las diferencias entre carnes son mínimas: “El pollo es una carne de origen animal y, por lo tanto, la calidad proteica es muy parecida. Son todas proteínas de alta calidad. Lo que tiene de diferente en cuanto a sus proteínas es que son más fácilmente digeribles en el caso del pollo. La digestibilidad es mucho más fácil de lograrla con las carnes blancas. La pequeña diferencia que puede haber es en el contenido de hierro, pero también es mínima. Hay dos miligramos de hierro por cada 100 gramos de carne vacuna, y en comparación, el pollo tiene 1,5 en promedio. Si exageramos, podríamos decir que contiene la mitad, pero de todos modos es suficiente para el aporte que necesitamos”.
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