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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 14/06/2025 18:46
Violeta Barrios de Chamorro, ex presidenta de Nicaragua (EFE/Mario López) Violeta Barrios de Chamorro, primera mujer en presidir Nicaragua y figura emblemática de la lucha por la democracia en América Latina, falleció este sábado a los 94 años, en la ciudad de San José, Costa Rica. La noticia fue confirmada por su familia mediante un comunicado. “Doña Violeta falleció en paz, rodeada del cariño y del amor de sus hijos y de las personas que le brindaron un cuido extraordinario, y ahora se encuentra en la paz del Señor”, señala la declaración familiar, que transmite el sentimiento de gratitud hacia quienes acompañaron a la ex mandataria durante sus últimos años y hacia Costa Rica, el país donde encontró refugio y en el que pasó el tramo final de su vida lejos de Nicaragua por la persecución del régimen de Daniel Ortega. Violeta Barrios de Chamorro fue presidenta de Nicaragua desde 1990 hasta 1997. Su elección marcó un hito para la democracia nicaragüense: puso fin a una década de guerra civil e instauró un proceso de reconciliación nacional, en una etapa especialmente convulsa para el país. Accedió al poder tras derrotar a Daniel Ortega en las urnas, al frente de la Unión Nacional Opositora (UNO), una amplia alianza de partidos. Su victoria y su subsecuente gobierno fueron percibidos como el inicio de una nueva etapa de esperanza para miles de nicaragüenses. Violeta Barrios de Chamorro fue presidenta de Nicaragua desde 1990 hasta 1997; en la foto es observada por el actual dictador Daniel Ortega, a quien derrotó en las urnas Nacida en Rivas, en 1929, Violeta Barrios provenía de una familia que luego sería uno de los linajes políticos más relevantes en la historia moderna de Nicaragua. Su carrera pública cobró relevancia nacional tras el asesinato de su esposo, el periodista y director del diario La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en 1978. Aquel crimen desencadenó una ola de protestas y aceleró la caída de la dictadura de Anastasio Somoza. Desde entonces, Violeta se volcó en la vida pública y en la defensa de una prensa libre y de los derechos ciudadanos, enfrentando riesgos y amenazas en momentos de violencia política. Durante su mandato presidencial, promovió la pacificación y el desarme de la sociedad después de años de guerra. Optó por medidas de austeridad para reconstruir la economía nacional, enfrentó grandes desafíos de ingobernabilidad y buscó mantener un delicado equilibrio entre las demandas de los distintos actores políticos. Su legado destaca por su capacidad de diálogo, su firmeza democrática y su ejemplo de liderazgo en tiempos de incertidumbre. Los últimos años de la vida de Violeta Barrios de Chamorro estuvieron marcados por el exilio forzoso de su familia, la represión política del régimen de Ortega y la nostalgia de un país que, según sus propias palabras, “seguía pendiente de recuperar la libertad por la que luchó toda su existencia”. En el comunicado difundido por sus hijos, se informa que sus restos permanecerán temporalmente en Costa Rica, “hasta que Nicaragua vuelva a ser República, y su legado patriótico pueda ser honrado en un país libre y democrático”. La ex presidenta de Nicaragua Violeta Barrios de Chamorro en una entrevista con The Associated Press en su casa en Managua, el jueves 19 de octubre de 2006; años después se tuvo que exiliar en Costa Rica por la persecución del régimen de Ortega (AP Foto/Margarita I. Montealegre, Archivo) La expresión de agradecimiento de los Chamorro Barrios también recae sobre los nicaragüenses dispersos en el mundo, por su solidaridad y sus oraciones, así como hacia el pueblo y el gobierno de Costa Rica, que “acogió a Doña Violeta durante estos últimos años de su vida”. Por el momento, la familia notificó que informarán en las próximas horas sobre la ceremonia religiosa que tendrá lugar en San José para celebrar su vida y su entrega. La figura de Violeta Barrios de Chamorro trasciende los límites de la política nacional. Se consolidó como referente mundial de la lucha por la democracia y la reconciliación, y fue reconocida con múltiples distinciones internacionales, entre ellas el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Su partida representa el cierre de una era. La memoria de Doña Violeta resiste como símbolo de resistencia cívica y de amor a Nicaragua. Para muchos, “vive en el corazón de los nicaragüenses”, como expresa el texto de despedida de su familia. Su ejemplo y legado seguirán inspirando las aspiraciones democráticas de todo un pueblo.
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