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Parana » Informe Digital
Fecha: 13/06/2025 21:42
El exjefe de Gabinete, Agustín Rossi, comentó sobre el fallo de la Corte Suprema que ratificó la condena a Cristina Kirchner. Criticó el funcionamiento del Poder Judicial y afirmó que es imprescindible reformar la Constitución para poner fin a los “jueces a perpetuidad”. “Los cargos perpetuos se asumen casi como un seguro de vida”, declaró en Modo Fontevecchia, transmitido por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). Agustín Rossi es un histórico dirigente peronista santafesino. Fue candidato a vicepresidente en la fórmula encabezada por Sergio Massa, jefe de Gabinete durante el gobierno de Alberto Fernández, diputado, senador nacional, interventor en la Agencia de Inteligencia y ministro de Defensa. También es ingeniero civil. Te vi ayer en QR, por Bravo TV, plantear incluso una reforma de la Constitución en 2027 para que se elijan jueces por voto, como en México. Sí, así lo propuse ayer. Esto surge del nivel de prestigio que posee el Poder Judicial en Argentina. Seguir haciendo lo mismo que hemos venido haciendo para mejorar el Poder Judicial es, sin duda, un error. No dudo de la buena intención del expresidente Raúl Alfonsín al crear el Consejo de la Magistratura para optimizar los mecanismos de selección y control de jueces, pero ha fracasado. Ese Consejo ha reforzado el carácter endogámico de un poder corporativo. Hemos observado cómo los representantes de la comunidad judicial, por así decirlo, protegieron al juez Ercolini, vinculado al caso Lago Escondido, cuando se levantaron y abandonaron la Comisión de Disciplina para impedir que avanzara el proceso. Por lo tanto, es necesario observar con atención lo que aconteció en México, donde se eligieron a los miembros de la Corte y a la mayoría de los jueces federales por voto directo. Debemos replantear el funcionamiento del Poder Judicial. Propongo reformar la Constitución para establecer un nuevo mecanismo de elección, desvinculado de la política y de los poderes corporativos. Adicionalmente, es crucial terminar con los jueces a perpetuidad. Hay que modificar la Constitución para abolir los cargos perpetuos para los jueces. Los jueces podrían estar cinco o diez años, e incluso cinco años con opción a reelección por otros cinco, pero luego deberían retornar a la actividad privada. En vez de impartir estabilidad al Poder Judicial y tranquilidad en la toma de decisiones, los cargos perpetuos se asumen como un seguro de vida, lo cual me parece perjudicial. Es un debate que debemos sustentar. Recuerdo cuando Cristina intentó implementar esas leyes de democratización de la Justicia; cinco de ellas fueron declaradas inconstitucionales por el mismo Poder Judicial. En Argentina, desde que recuperamos la democracia, todos los sectores políticos y las instituciones han sido interpelados. Al principio, se interpeló a los militares, luego a la Iglesia, a los partidos políticos, a los legisladores, a los líderes sindicales y a los periodistas. Hoy, cada vez que intentamos interpelar al Poder Judicial para efectuar alguna modificación que mejore su funcionamiento, siempre recurren al paraguas de la independencia del Poder Judicial y no se puede hacer nada. No hemos logrado que paguen el Impuesto a las Ganancias, como lo hace el resto de los argentinos. Así que creo que ha llegado el momento de abordar la cuestión a fondo y provocar una reforma de la Constitución. Esto también puede implicar ajustar varios aspectos de la reforma de 1994 que necesitan modificaciones o que pueden tener diferentes enfoques. Pero, fundamentalmente, se trata de alterar el funcionamiento de uno de los tres poderes, el Judicial. Desde una perspectiva estratégica, este es uno de los poderes más relevantes en Argentina. Lo que planteaste ayer es una revolución. No se trata solamente de si la Corte tiene cinco, siete u once miembros, sino de que los jueces sean elegidos por voto y tengan un tiempo determinado en sus puestos. Cristina eligió candidatos a presidente moderados y de centro, como Scioli. Luego eligió a otra persona moderada de centro, como Alberto Fernández, y posteriormente promovió a uno más de centro-derecha, como Massa. ¿Significa lo que planteas que es un error correr hacia el centro? ¿El peronismo debe retomar un perfil revolucionario y ofrecer una respuesta más intensa a la polarización de la extrema derecha? ¿Te incomoda esta pregunta? No, porque siempre la respondo. Esta vez me esforzaré un poco más. Quiero decir que todos los ejemplos que diste corresponden a un contexto específico. Es imposible analizar decisiones políticas en un momento determinado sin considerar el entorno. Claramente, en 2015, Scioli era el candidato de los gobernadores, de la mayoría de los intendentes y de la CGT. Había sido dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires, vicepresidente de Néstor, y era prácticamente inevitable que fuese Scioli el candidato natural. Quiero hacer varias reflexiones. En primer lugar, considero que existen candidatos para la primera vuelta y candidatos para la segunda. El peronismo ha optado, especialmente en las últimas elecciones, por candidatos que supuestamente podían atraer votos independientes en la segunda vuelta. Sin embargo, la realidad es que nos resulta muy difícil alcanzar el 50% de los votos. De hecho, la última ocasión en la que logramos ese umbral fue cuando Cristina obtuvo el 54%. Considero que la estrategia electoral del peronismo no debe enfocarse en ganar en segunda vuelta, sino en conquistar la primera. Esto podría llevarnos a propuestas más audaces, concretas y precisas, y a que la imagen del peronismo refleje un carácter transformador, disruptivo o revolucionario. De este modo, podríamos generar las expectativas necesarias para ganar en primera vuelta. Además, ayer mencioné que la decisión de encarcelar a Cristina impactará parte de la plataforma electoral del 2027. ¿Crees, Jorge, que un presidente peronista puede gobernar el país con Cristina en prisión? Esa era la otra pregunta. Habías mencionado que ni un día. Ahora, ¿cómo sería? ¿Con un indulto? Conforme a la Constitución. El indulto está contemplado en la Constitución. También existen mecanismos como las leyes de amnistía. Además, se puede solicitar a la Corte Suprema que reevalúe su decisión. No sería la primera vez que esto ocurre. ¿Otra Corte…? No sé si se trataría de la misma Corte, de otra Corte, o con algunos jueces diferentes. Hay situaciones que también han sido analizadas y atenuadas. Pero el momento histórico que vive el peronismo hoy es comparable al que atravesó en 1973, cuando Lanusse convocó a elecciones libres, excepto a Perón. Es decir, un peronismo que no estaba proscripto, pero con un líder proscripto. Así, Perón diseñó una estrategia que permitió a Cámpora ganar las elecciones. Esto es hipotético, pero tú, que eres un estudioso de la historia argentina, ¿puedes imaginar cuánto habría durado Cámpora si le hubiera dicho a Perón que no regresara a Argentina? La situación actual es similar a la de un presidente peronista que mantenga a Cristina en prisión. Impugnamos el fallo, aunque respetamos las decisiones judiciales. Y hoy, Cristina lo reiteró. Siempre hemos actuado dentro del marco de la ley, pero no compartimos los fundamentos ni el fallo, y tenemos numerosas impugnaciones que jamás han sido consideradas por la Justicia. Tu tesis es: la detención de Cristina lleva a una reevaluación de la estrategia electoral dentro del peronismo, enfatizando la primera vuelta y buscando un candidato que represente un peronismo más revolucionario, que promueva cambios más profundos, con menos consenso con el no peronismo. Es una respuesta pendular a lo que está haciendo Milei. ¿Quién podría ser ese candidato, ese Cámpora que logre ganar en primera vuelta? No lo sé. Será lo que deba ser, y surgiría de un proceso. No quiero señalar a nadie ni descartar a nadie. Lo que sí me parece claro es que hoy la opinión de Cristina es ineludible para todas las decisiones políticas del peronismo. La decisión de privarla de la libertad, de quitarle sus derechos políticos y electorales, ha unificado nuevamente a todo el ámbito nacional y popular en defensa de Cristina. Así, la vigencia política de Cristina es más robusta hoy que antes del fallo. Te hacía la pregunta con el objetivo de llegar a Axel Kicillof. Según entiendo, no sería relevante el candidato, sino que el próximo candidato debería ser la continuidad de Cristina. Es decir, “el día que yo sea presidente, libero a Cristina”. Esto implicaría ser mucho más dependiente de Cristina que Alberto Fernández, mientras que la tesis de Kicillof es justamente contraria: establecer una autonomía respecto de Cristina. ¿Sientes que, tras la detención de Cristina, ha cambiado la percepción sobre la distancia y la independencia del futuro candidato del peronismo de Cristina? No, no lo planteo en términos de dependencia o independencia de Cristina. No me imagino que, de aquí en adelante, haya actos del peronismo —electorales o no— que no comiencen y terminen con un pedido de libertad para Cristina. La presencia de Cristina será omnipresente dentro del justicialismo en el futuro cercano. El futuro presidente tendrá que tomar sus decisiones considerando esta realidad. Esta es mi percepción hoy. La verdad es que ya pensaba en la primera vuelta antes de que sucediera lo de Cristina. Pero, así como consideraba que la unidad no debía ser una opción para el peronismo, sino una obligación en estas elecciones, estos dos imperativos cobran aún más relevancia a la hora de analizar lo ocurrido con Cristina. El peronismo hoy debe combinar dos frentes: la oposición y la resistencia. Tenemos que planificar el proceso electoral que se avecina, elaborar listas de candidatos a diputados y senadores que sean lo más representativos posible. Pero, sobre todo, que sean compañeros y compañeras que, además de lograr una buena elección, nos garanticen votos positivos. Debemos alejarnos de los Kueider de la vida, en cierto modo. Creo que diseñar una estrategia electoral para 2027 es parte del peronismo opositor. Sin embargo, el peronismo también tendrá un componente de resistencia, que implica mantener el apoyo y el acompañamiento a Cristina en la situación en la que la ha colocado la Justicia. Alejandro Gomel: Antes de 2027, está el 2025, las elecciones legislativas. En la provincia de Buenos Aires, la elección se mantiene para el 7 de septiembre. ¿Qué prevés que pueda suceder? Roberto Navarro insinuó que podría ser Máximo Kirchner el candidato en lugar de Cristina en la Tercera Sección electoral de la provincia de Buenos Aires. ¿Crees que podría ser un camino? Necesitamos el acuerdo para enfrentar a Milei en las próximas elecciones legislativas a nivel nacional. Debemos formar listas únicas que permitan obtener la mejor elección contra el presidente de la Nación. Las elecciones intermedias suelen ser consideraciones casi plebiscitarias sobre la gestión del presidente. Si los argentinos están de acuerdo con este rumbo económico, político y social, votarán a Milei. Si están en desacuerdo, nosotros, los peronistas y los miembros del campo nacional y popular, debemos aspirar a convertir al peronismo en la principal alternativa opositora en las elecciones venideras. La verdad es que me resulta complicado hablar de la provincia de Buenos Aires en este momento por dos razones. Primero, nadie está enfocado en cómo se definirán las candidaturas en la provincia. Todos estamos centrados en el miércoles, cuando Cristina, conforme a derecho, como dijo hoy, se presentará en Comodoro Py. En segundo lugar, porque no es mi distrito. No obstante, puedo ofrecer algunas reflexiones. Intentar reemplazar a Cristina sería un error monumental, ya que no hay nadie que pueda sustituirla, menos en la candidatura de legisladora provincial en la Tercera Sección electoral. El peronismo cuenta con numerosos dirigentes en toda la provincia, especialmente en esa sección, con suficientes recursos para encabezar la lista de legisladores provinciales allí. Claudio Mardones: Usted afirmaba que están atravesando una situación semejante a 1973. Sí, desde el punto de vista electoral. CM: En este momento existe incertidumbre sobre la decisión que tomará el juez de ejecución penal. Hay rumores sobre la posibilidad de que los fiscales deseen endurecer las condiciones de prisión para Cristina. Algunos sugieren que podrían restringirle el acceso a las redes sociales y evitar que hable desde el balcón. ¿Cuál es su interpretación de esto? Porque, comparándolo con 1973, algunos dicen: “No queremos que esto sea una Puerta de Hierro.” Así es. Pero, teóricamente, el juzgado de ejecución penal la juzgó por un delito de corrupción, por administración fraudulenta. Todo lo demás que mencionabas es una cuestión de persecución política. ¿Qué les incomoda de Cristina? ¿Que Cristina mantenga un buen diálogo con la gente, que la gente la ame? Ayer estuve acompañando a los compañeros que estaban haciendo vigilia en la puerta de la casa de Cristina, y lo único que presencié fueron gestos de amor. Todos permanecían en silencio, esperando que Cristina saliera. Cuando finalmente salió, gritaron, bailaron y conversaron, sintiendo un compromiso por acompañarla en esta situación. ¿Acaso van a restringirle las redes sociales? ¿Qué relación tiene eso con un delito de corrupción? Claramente, si implementan eso, evidenciarán que esto es una persecución política. ¿Se analizó esa situación en la reunión del partido? No, no se examinó esta situación. Lo que sí se discutió en la reunión del Partido Justicialista fue el apoyo masivo a Cristina el miércoles. Ahí estaremos. Lo que me resulta curioso es que, si Comodoro Py realmente está considerando esto, ya no se trata de un delito de corrupción. Es una persecución política. Les molesta que Cristina cuente con seguidores en redes, les incomoda que haya quienes expresen su amor hacia ella. Bueno, así son las cosas. Es lo que ha logrado. Hasta el momento, no hay ninguna medida que pueda disminuir el amor que siente la sociedad argentina hacia Cristina. Digo “grandes sectores” porque he sido testigo de ciertos programas de televisión que celebran de manera burda y grotesca su detención, lo cual explica el porqué de que, en 1952, las paredes de Buenos Aires se pintaran con “Viva el cáncer”. Son los nietos y bisnietos de aquellos que escribieron “Viva el cáncer” cuando murió Eva. TV/ff
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