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» Misionesopina
Fecha: 13/06/2025 16:32
El radicalismo misionero volvió a estrellarse contra las urnas y esta vez sin excusas: apenas una banca, escasa visibilidad, sin épica ni rebeldía. La sociedad eligió un cambio, sí, pero los votantes miraron hacia Milei y Amarilla, no hacia el frente “Unidos por el Futuro”. Walter “Chiquitín” Molina, presidente del comité provincial de la UCR, fue uno de los pocos dirigentes opositores que no pateó la pelota afuera y admitió, con crudeza calculada, el papelón. “No fue la elección que esperábamos”, soltó Molina con tono sobrio, pero enseguida marcó el campo: “Hay que saber gobernar el éxito, pero también asumir la responsabilidad en la derrota. El desafío es construir una alternativa real, no ficticia”. El frente radical-macrista no sólo perdió protagonismo: fue barrido del centro del ring. En una provincia donde supo ser actor clave de la alternancia, la UCR quedó atrapada en una interna sin brújula y una alianza sin potencia. “La gente votó cambio, pero no a nosotros”, dijo Molina, sin anestesia. Y agregó: “Quedamos en el medio. La Libertad Avanza fue más atractiva, y la candidatura de Amarilla se convirtió en una causa misionera. Nosotros hicimos el esfuerzo desde otro lugar”, dijo en declaraciones a Radio Up. Un radicalismo irrelevante La autopsia electoral dejó en evidencia lo que muchos sabían: el radicalismo misionero no convoca ni lidera. Molina, al menos, lo insinúa: “Hoy toda la oposición junta es mucho más que el gobierno, y eso es lo que hay que construir”. Pero claro, para llegar a esa unidad hay que atravesar la selva de egos. Consultado por las fracturas internas, Molina dijo: “Nosotros siempre hacemos evaluación interna. Si hay gente que no le gusta, es problema de ellos. Pero la prensa debería ser más equitativa en sus exigencias”. Agregó que la renovación perdió seis bancas de doce bancas. Pero Unidos por el Futuro perdió casi todo. “Cuando ves que candidatos a gobernador en 2023 sacaron el 28% y ahora como diputados apenas superan el 8%, entendés que hubo una mala lectura política”, reconoció, en referencia al diputado nacional Martín Arjol, que se fue al Partido Libertario de los radicales con peluca y obtuvo casi 20 puntos menos que hace dos años.
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